Asedio a la inteligencia

Por la libertad de expresión

Todos somos JL Brito.

Ni un segundo de respiro nos dieron; acabó la nefasta propaganda electoral y, de inmediato, nos abruman con la propaganda de gobierno. Ni a cuál irle… bueno, tal vez era preferible la electoral por razón de que tenía un final perentorio, con lo que a uno le quedaban esperanzas de recuperación; en cambio, la propaganda oficial no tiene un término fatal sino que seguirá per sécula seculorum. Además de machacona es mentirosa; dice, por ejemplo, que somos el primer exportador de pantallas planas de TV, pero no dice que somos el primer importador de partes de ensamblaje para pantallas planas. La propaganda, para ser veraz, tendría que decir que somos el primer exportador de mano de obra barata especializada en el ensamblaje de partes para las tantas veces dichas pantallas planas. Por el estilo sucede con nuestra pujante industria aeronáutica (y hasta astronáutica), la electrónica y en parte importante de la automotriz. No estoy en desacuerdo con la industria maquiladora, excepto por las miserables condiciones laborales comparativas, que la convierten en simple exportadora de pobreza. Las exportaciones crecen, sin duda, pero las importaciones crecen más. Sólo se salva el ingreso de divisas por las remesas de los paisanos, que es otra de las versiones de la exportación de miseria, y por las inversiones extranjeras, que hacen una nueva vuelta al círculo vicioso. Fincar el crecimiento del país en tales exportaciones de bajos salarios y pésimos regímenes de seguridad en el empleo no es más que un engaño y una quimera; un atentado contra la inteligencia, de por sí tan menguada.

En su afán propagandístico el régimen celebra como un gran logro las cuantiosas inversiones externas –otro severo ataque a la inteligencia- cuando no son sino la expresión del gran fracaso del modelo de desarrollo adoptado, incapaz de proveer a una dinámica de origen endógeno con capitales privado y público comprometidos con el país y el bienestar de sus habitantes. La inversión extranjera sólo ve por sus intereses, los que sólo difícilmente coinciden con los nacionales, en tanto que se convierten en un poder fáctico incontrolable para el estado, del que la minería es muestra palmaria. Se argumenta en su beneficio que es generadora de empleos, pero no se dice absolutamente nada de los empleos que desplaza. No hay que ir muy lejos, basta con observar que tales inversiones crecen mientras que la cifra del empleo decrece y el mercado interno languidece.

Pero una buena parte de la población vive en el engaño. La nociva propaganda gubernamental le dice que esto es bueno y así lo cree. Una muestra se dio con claridad en el pasado proceso electoral, con la pesada carga de mensajes absurdos y propuestas sin sustento de veracidad. En mi opinión, el único partido que se atrevió a llamar las cosas por su nombre y postular el cambio del modelo económico fue el Partido del Trabajo (PT) y, casualmente, es un partido que obtuvo una votación insuficiente para mantener el registro como tal.

El proceso de educación política, al que hice referencia en el artículo anterior, deberá ser capaz de generar la comprensión social de la relación entre economía y política; que permita entender que hay partidos que piden el voto y buscan el poder para mantener un modelo de privilegios para los más ricos. Educación en la práctica de comprender la propia realidad; que elimine para siempre el atavismo supersticioso de la voluntad divina como origen de la pobreza y de la promesa de vida eterna a quien la soporte con mansedumbre.

Educar para hacer entender, no sólo a los iletrados sino también a muchos universitarios confundidos, que las cámaras y los partidos son los instrumentos idóneos para la representación de la soberanía popular, pero que requieren de una cirugía mayor para cumplir con tal cometido. Educar para la libertad pero también para la solidaridad. Erradicar el nefasto individualismo.

En resumen: proteger a la inteligencia de los embates del afán oscurantista de la economía moderna y de la mercadotecnia electoral.

Correo electrónico: gerdez777gmail.com



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Gerardo Fernández Casanova


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