Seguramente, una gran parte de los venezolanos y las venezolanas siguieron con atención y emoción el discurso que el Presidente Maduro ofreció la noche de este lunes en la Asamblea Nacional. Maduro no tenía la oportunidad de ser mezquino con la historia y efectivamente no lo fue. No asomó rabia hacia nadie. Lo observamos siempre con el lema de la hermandad, el dialogo y la solución de los conflictos que tenemos con naciones hermanas, bajo el designio de la diplomacia y el dialogo.
Realizó una síntesis y en todo ese tiempo que tomó para explicarnos y justificarnos las decisiones del gobierno, entendí que valoró cada una de las actuaciones de los gobiernos que durante el siglo XX llevaron esta situación con la República de Guyana. Habló de cada unos de los actores de ese proceso durante el siglo XX y hasta llegó a leer parte de documentos en los cuales valoraba estas actuaciones, que pudieron ser objeto ahí mismo, de un análisis más político y dirigido a colocarlo con tema para generar o acentuar la polarización.
No fue así. El Presidente Nicolás Maduro fue extremadamente equilibrado en el manejo interno del asunto y hasta que llego a fijar, que por una vez en toda la existencia de vigencia de la doctrina Monroe, ella fue "solidaria" con el continente, pero bajo la preservación de sus intereses, que es lo que siempre ha movido a los continuadores de esta doctrina.
Por muchos momentos en el curso del discurso, se tuvo la oportunidad de ver a la bancada de la MUD en la Asamblea Nacional y aquellas caras tan aparentemente muy serias y atentas, nos permitían ver una señal de total desaliento y de indiferencia. No despertó una emoción en ellos, la mención (por ejemplo) que en varias oportunidades de su discurso; Maduro hizo hacia cancilleres de la IV. Maduro tomó en la mano documentos para referirse a algunos de los cancilleres de los gobiernos de AD y COPEI y con eso; la indiferencia, la falta de alma y desolación fue clara. Nada de eso despertó una emoción y la posibilidad ahí en ese recinto, de asumir y entender con un poquito de emoción, que la situación con Guyana es un asunto que compete a todos los venezolanos y venezolanas.
Es posible que esa desolación y falta de alma que se sintió en lado de los representantes de la MUD, se haya hecho efectiva por los motivos de siempre. Venezuela les importa poco. Su interés puede estar más consustanciada con lo que pueda pasarle a Venezuela con la Exxon Mobil. Ahora estarán ejecutando operaciones de adición y evaluando cuanto perderían si se colocan de espaldas a la Exxon Mobil.