La temporada 2015-2016 de beisbol rentado en Venezuela abarcó su primera parte. Dentro de un esquema impuesto por la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), amplia y estruendosamente rechazado por los aficionados a la pelota, se desarrolla con uno de los sinsabores más mediocres del que se tenga conocimiento en actividad alguna en el país.
La falla, como suele afirmarse en el lenguaje de los medios de comunicación, es de origen. Nunca pasó por la cabeza de los dirigentes de la LVBP, aplicar una discreta, mínima, sencilla o humilde encuesta con el objeto de conocer qué opinaba la gente sobre tan insípido formato que ¡a estas alturas! ya tiene un equipo clasificado para la siguiente ronda a activarse en enero. Hasta tonto resulta pensar que tal concepto de democracia pudiera medio resplandecer en la Liga, cuando sus antecedentes más recientes son brillantemente contradictorios con tan hermosa tesis política. Quien se atreva a negarlo, que voltee hacia 2002 cuando desde sus oficinas fraguaron parte de la intentona por derrocar al presidente Hugo Chávez uniéndose al paro que sabiamente fue enfrentado y derrotado por el gallardo pueblo venezolano, ese mismo que ahora es enclaustrado en un esquema de puntos que ojalá tenga sus meses contados en los estadios criollos.
El intoxicante sistema puesto en práctica es de difícil comprensión hasta dentro de los futbolistas, profesionales del balón que agradecen a la Providencia no estar regidos por el autoritarismo que reina en la "dirección" peloteril.
A todas estas, no deja de llamar la atención el silencio de quienes están orquestados para tumbar a Nicolás Maduro. Silencio cómplice, sin duda alguna, porque a la mayoría de ellas y ellos les fascina tan bello deporte. La diferencia está, júrelo, que tan tenebrosa determinación no partió desde Miraflores. Esa es la verdad.
Tal omisión protestataria hace recordar a aquellos sádicos-masoquistas que, prefiriendo vivir amargados y con los bolsillos vacíos, aceptan majunchemente que les metan el dedo…hasta en el ojo.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
