A pocas horas de la elección nacional número 20 en 16 años de vida post neoliberal en Venezuela, ya los(as) formadores(as) de opinión pública han dado sus datos y han hecho sus análisis. Es propio el debate permanente en nuestro país sobre su esfera pública, pues aquí las anteriores situaciones excepcionales se hicieron cotidianas, de modo que Venezuela no es homologable con otro país en cuanto a los hechos que corresponden, digamos en este caso, a lo electoral. La elección del 22 de noviembre en Argentina tuvo su melodía propia de tango, claro está, inscrita en el contexto de gobiernos de países latinoamericanos que asumieron alejarse de la rancia derecha política y con ello toda una experiencia cercana y aliada. Nos duele que el fundamentalismo económico del mercado como medida de la sociedad con sus despechos, nuevamente asome sus políticas en el bravo pueblo argentino, muy pronto veremos consecuencias, no obstante ello, para el análisis luce poco argumentativo trasladar a Venezuela similitudes.
El país austral cualitativa y cuantitativamente sus singularidades tienen otro orden, que no enumeraré para no cansar, sólo diré que es Venezuela en el mundo de hoy, el lugar donde se juega con la mayor fuerza de experimentación política el proceso de desestructuración del imaginario neo colonial impuesto en América Latina, tal como lo afirmé en el artículo "Érase una vez una amenaza: donde lo inusual se hizo extraordnario. Obama no es maduro todavía" (Con Nuestra América, revista electrónica. Costa Rica, sábado 21 de marzo de 2015) Estados Unidos no soporta que en Venezuela se venga consolidando una dinámica socio política que estructura la desestructuración del imaginario rentístico de 100 años de dependencia unívoco con el norte; a pesar de que los pasos no hayan sido veloces, el firme paso los atolondra.
Es esta situación, de otro imaginario que se construye producto de una política puesta a andar con Chávez, que viene implicando una identidad sociopolitica y básicamente la activación de un sujeto social e histórico que desestructura los ámbitos propios de una esfera pública que estaba inerte y a la orden del soplo o el viento que desde el norte nos colocaba en la brújula por donde tenía que ir el destino manifiesto con la doctrina Monrroe.
Esa univocidad se viene quebrando en el país con mayores reservas de la energía fósil más apetecida por los países de gobiernos corporativos que domesticaron a su interior los espíritus rebeldes (Caso USA).
Afirmo aquí que un sujeto social e histórico revestido de una gran voluntad política recorre Venezuela y ha venido venciendo, con todas las dificultades propias de una dinámica compleja multifactorial tatuada en la lucha de clases, el monstruo que ataca a Venezuela, este artículo no pretende en este texto dar cuenta de ello.
Esta situación es una dato de alto calibre para poder avanzar en los análisis que habría que hacer de un hecho como el electoral. Lo electoral (que es una práctica que ya estamos superando como propia de la ramplonería táctica heredada de la democracia representativa), sigue teniendo una valoración importante porque el contexto del engranaje político constituyente de las relaciones-mundo nos los exige y seguimos profundizando en esta racionalidad política, propia de nuestro tiempo histórico Pero el reto constitucional de participación y protagonismo revolucionario lo trasciende.
Y es este un gran tema para que podamos aseverar que sólo en Venezuela por el nivel de saldo político que se viene dando con las innovadoras organizaciones de bases, lo electoral no es homologable con ningún otro país donde las elecciones forman parte del estricto y formal protocolo de democracia.
En Venezuela no, ya es una cotidianidad de elecciones nacionales, regionales, circuitales como las que vienen el 6D, de Consejos comunales, comunas y un gran etc que teje el espacio de dimensión sociopolitico que se viene incesantemente construyendo.
La preocupación de la revolución bolivariana estará puesta aquí, en el socialismo territorial para el despegue en la socioproductivo como un solo tejido del complexus de escalas, lo geohumano en lo regional-nacional-mundial.
Allí se va profundizando ese espíritu de ruptura con el pensamiento de imposición moderno y capitalista y por ello anda suelto y permanentemente organizándose, porque la rebeldía es un acto de seriedad y compromiso con el desafío político y ético que las multitudes de distintas comunidades de esta heterogénea Venezuela viene asumiendo.
Preguntémonos; ¿A quién Estados Unidos tiene en el blanco con un Decreto de Intervención para proteger su seguridad de la amenaza inusual y extraordinaria?, ¿Qué país es objetivo de los Estados Unidos con sus siete bases militares en Colombia y la base militar en Curazao?,¿ a quién intenta generarle temor los Estados Unidos con sus portaaviones en el Caribe?.
No es frágil nuestra memoria para no recordar los episodios del 2001-2002 con los golpes de Estados y saboteos flagrantes en Venezuela verificados y demostrados con verdades constatativas del made in USA con lacayos hoy aspirantes a mantener curules con las elecciones del 6D.
¿Es que acaso el asedio permanente desde la aprobación de las 49 leyes habilitantes en el 2001 hasta hoy no es evidente, con formatos y guiones repetidos usados en Chile, con la escasez inducida y programada?.
Por ello no es un asunto per se electoral, ni un sui generis en ese campo, la discusión electoral con la revolución bolivariana se traza siempre con el enemigo del norte, de modo que a pesar de los niveles de pugnacidad que el imperialismo norteamericano tenga con países hermanos, Venezuela tiene unas coordenadas de estructuración geoestratégica por su proceso de desestruración real y concreta que afecta la apropiación de nuestros recursos por parte de ellos y que en consecuencia, coloca los análisis en otro nivel, donde lo táctico no puede ser tratado como estratégico.
Hacer del debate a propósito de lo electoral en Venezuela un asunto sólo de la pragmática política que permite una lectura superficial de la esfera considerada, no ayuda a la profundización y radicalización para la consolidación del proyecto bolivariano, de allí sólo puede salir planteamientos para buscar culpables en caso de y jamás para premiar en caso de; apreciaciones cargadas de prejuicios que los colocan en un marco de condición táctica que confunden con estrategia, dan por territorio al mapa, cuando la formalidad burguesa plena su racionamiento, cuando el requisito de la racionalidad la presentan como el todo racional.
Creo que la imbecibilidad no pueden estar coleadas en algunos análisis de formadores de opinión que todavía creen que se pueden interpretar las elecciones en Venezuela como que estuviéramos en un régimen representativo de alterabilidad relativa de gobierno y no en un proyecto político de alternancia a la gobernancia mundial.
Donde las elecciones seguirán siendo mecanismos que aceptamos en la lúdica de la política para el avance de la conciencia ciudadana y la conciencia revolucionaria en espacios para el debate, sin perder claridad en el horizonte que nos convoca a seguir desetructurando todo un cuerpo que ya no nos sirve y estructurar la América Latina nueva, donde las elecciones domesticas es una pulsión que no debemos descuidar sin perder, insisto, que lo principal está en el tejido territoriaizado que con la movilización y la organización podamos darle a lo socioproductivo la importancia que como esfera de un espacio como dimensión del sujeto socio político que con Chávez y el pueblo se ha venido construyendo.
El 6D seguirá siendo para nosotros la revolución victoriosa, deseo y voluntad de quiebre, como deseo y voluntad de quiebre ha sido todo este hermoso proceso de combate y de lucha, las elecciones en la revolución bolivariana siempre serán batallas para tener más pulmón en la oxigenación de la desestructuración de las instituciones heredadas con las comunidades activadas.