Luego de los resultados en las elecciones parlamentarias que sirvieron de indicador en cuanto a nuestra gestión, se ha generado una avalancha de críticas y aportes para continuar la gesta revolucionaria Chavista.
No se puede ocultar el impacto propio de la guerra económica silenciada, que muchas veces pasaba desapercibida ante parte del pueblo, por cuanto se confundía con gestiones propias del gobierno, mal empleadas, lo cual trajo como resultado la perdida de la batalla que se daba contra la oligarquía unida a los laboratorios imperiales de la CIA, tal como sucedió en Chile en 1973.
Si bien se ha discutido y realizado interesantes propuestas en el congreso económico celebrado días atrás y en otras asambleas populares que son vertebrales para la solución de los problemas del país, consideramos importante abrir el debate para la solución de asuntos políticos, ideológicos y en los espacios institucionales (Estado burgués), que afectan a la revolución y forman parte de las causas que ocasionaron el revés político del 6D.
Los elementos que consideramos deben impulsar nuestras actividades en los próximos meses y años son:
1- Solucionar los problemas concretos de la población (abastecimiento, especulación, inflación, inseguridad); 2- Transformar al Partido PSUV y convertirlo en una verdadera fuerza revolucionaria; 3- Abordar la crisis cultural y de antivalores alojados en parte de la población y ahondados con la guerra económica; 4- Enfrentar la falta de formación de cuadros de la revolución, que desvirtúan el rumbo socialista; 5- Aplicar una política comunicacional desde los conocimientos ancestrales y desde la construcción de los saberes populares que revierta la falta de formación social; 6- Reconectarse con el pueblo, las bases, considerarlos y hacerlos parte de la solución, reconocer a los líderes natos de cada estado, pueblo, comunidad y organización; 7- Reimpulsar a las organizaciones políticas, formando canales y medios para la transmisión de propuestas, observaciones y críticas.
En ese orden de ideas proponemos:
Cambiar la visión del partido: “No hay teoría revolucionaria, sin practica revolucionaria y viceversa”. Sin dejar de lado el papel del PSUV como maquinaria electoral, es necesario empoderar al partido correctamente, para que se constituya en un instrumento ideológico de planificación de la política revolucionaria, de formación, supervisión, inspección y de aplicación de la disciplina en la gestión revolucionaria. La realidad nos ha confirmado que es necesario que el alto mando del partido este desvinculado de la gestión gubernamental propiamente dicha y cuente con autoridad indiscutible para incidir en la gestión del gobierno, de tal modo que tenga el tiempo y el poder suficiente para ejecutar las labores propias de un partido de la revolución. El Cambio de concepción del Partido radica en hacer de él una verdadera fuerza moral, teórica y ética, determinante para la transición al socialismo. La Revolución cuenta con grandes cuadros reconocidos que pueden asumir el papel dentro del partido y ayudar a enrumbar el proceso adecuándose a los nuevos desafíos. El Partido debe ser un instrumento político y organizativo para la acción revolucionaria que deberá abordar además situaciones y desvíos dando recomendaciones a la dirigencia para su ejecución.
Redimensión de los entes encargados de la cultura: la cultura ha sido y es transversal en todos los aspectos de la vida de las personas, la misma incide en la superestructura y la estructura de la sociedad, la estrategia comunicacional debe basarse en nuestros valores culturales. Es necesario transformar el abordaje de la cultura y empoderar a los Ministerios de esa área para ocuparlos en labores propias de aplicación de una cultura transformadora de la sociedad, que obvie la parte cultural-estéril y lleve al pueblo desde su identidad, sus conocimientos ancestrales, de lo concreto y cotidiano a la construcción de valores, así como a enfrentar los antivalores que se ahondaron con la guerra económica aplicada en el país.
Escuela de cuadros: son variadas las visiones que se tienen al respecto, lo cierto es que no hay revolución en el mundo que haya podido avanzar o mantenerse sin cuadros de la revolución, por cuanto los mismos son los principales activistas, la parte más dinámica de la revolución, los constructores, conductores y vasos políticos comunicantes del partido y el gobierno. Es necesario activar la Escuela de formación de cuadros que entre otras responsabilidades deberá afincar su labor en la educación política de la clase obrera, el sector petrolero y productivo.
Cambio en concepción de los Ministerios y entes del Estado: debemos hacer distinción entre los aspectos políticos y los propiamente ejecutivos. Estos dos aspectos se diseminan en mero burocratismo (“todo lo debe decidir la máxima autoridad”). En las actuales gestiones ministeriales priva una confusión entre disciplina y burocratismo. Desgraciadamente es el burocratismo el que padece y sufre el pueblo, cuando no se solucionan sus problemas concretos, no se toman decisiones o se obstaculizan y retrasan las medidas políticas ya tomadas. A ello se une que los constantes cambios ministeriales han impedido desarrollar una política sistemática e integral en cada uno de estos entes. Por lo general, los Ministerios pasan a ser víctimas de las gestiones de paso, aunque la solución a los problemas no radica principalmente en un cambio de autoridad. El problema de los Ministerios podría solucionarse con la conformación de un cuerpo colegiado en cada ente, donde participen el Ministro, el Cuerpo Colegiado y el encargado del Partido para esa área. La ejecución y solución de los problemas concretos del pueblo deben determinar la gestión ministerial, basados en las leyes, el Plan de la Nación 2013-2019 y los objetivos específicos determinados.
Los planteamientos antes descritos parten desde la convicción que no puede haber una revolución económica y rectificación de las medidas económicas sin la solución a los problemas políticos, ideológicos e institucionales que afectan a la Revolución.