Los que nunca tomaron en cuenta a los escribidores de Aporrea, ahora los califican como los enterradores del proceso revolucionario. Cómo se ve que nunca escucharon ni leyeron el golpe de timón; allí, el Chávez que ellos utilizan como escudo, dijo sin pelos en la lengua quienes serían los sepultureros del Proceso. Y claro que estamos conscientes de la guerra económica, pero también es evidente, que los actuales dirigentes no han tenido la capacidad para contrarrestarla y por lo tanto deben abrir paso antes de que la Revolución Bolivariana se pierda.
Hoy algunos con todo el cinismo llaman al debate cuando le negaron en sus espacios la oportunidad a verdaderos revolucionarios, algunos murieron sin sentir el apoyo de los que hoy sin duda están chorreados por la posible retaliación que le apliquen los contrarios por su actitud y comportamiento alejado de cualquier socialismo que predican: chismes, burlas, descalificaciones e irrespeto contra sus semejantes, parte del desencanto y la decepción de muchos amantes de la Patria, a los que nunca les hicieron caso. No supieron ni sabrán defender este proceso, el Comandante Chávez se equivocó con ellos, como lo hizo más de una vez con los que alabó hasta el cansancio o es que se olvidan de Rosendo, del erudito General Guaicaipuro y del Teniente Rafael Isea, al que mandó a prepararse en universidades del eterno enemigo y tantos otros que forman una inmensa lista.
El pueblo debe ver y si no, hay que hacerles ver; como muchos de los que callaban la verdad, y los que decían que todo estaba viento en popa, mientras que en la calle el pueblo llano se enfrentaba a miles de humillaciones sin merecerlo, ahora le piden que formen comandos y no sé cuántos corredores para defender la revolución, pero al mismo tiempo le piden que sigan bajo las ordenes de los que nunca supieron defenderla, ni lo harán porque no tienen las condiciones de verdaderos Bolivarianos. El pueblo tiene que despertar y buscar entre los suyos a los que siempre han luchado por ellos y llevarlos ante aquel gran debate del que habla, el que hizo una denuncia, fue sacado del aire y regreso sin dar explicación a esa parte del pueblo que tanto lo admiró.
No señores; el presidente y muchos de sus ministros, gobernadores, alcaldes, concejales y comunas perdieron el respeto ante el pueblo y seria de tontos pensar que podrían recuperarlo antes de que las fuerzas del mal vuelvan apoderarse de su voluntad. Solo la renovación del liderazgo sería capaz de darle un vuelco a la actual crisis, pero aquellos que están en el poder no dejaran que esto suceda, buscaran con artimañas permanecer en sus puestos; por eso se conformaron con poner el cargo a la orden y no de renunciar como debería hacerlo todo revolucionario y bolivariano que se respete, para así dejar el camino a otro compatriota que con capacidad, talento y honestidad logre cumplir con la misión encomendada, que no es otra que buscar la mayor suma de felicidad posible para la Patria y su Pueblo.
Esa parte del pueblo que pudo deslastrarse de esa línea perversa que conduce al país a su mayor deterioro económico y moral, (vean el ejemplo de Bolivia), no debe dejarse amilanar ni dejar que lo llamen traidor cuando son ellos los que han traicionado el sueño Bolivariano y el legado del Comandante Chávez. Esa parte del pueblo tiene que erigirse en el conductor del rescate del proceso, en dar ese “Golpe de Timón” que el máximo líder pidió: sigan escribiendo, sigan transmitiendo la verdad que desenmascara a todos los hipócritas, lambe-botas y aprovechadores incrustados en el poder, para que pasen a la banca, aunque de seguro la mayoría saltará la talanquera o huirá como las ratas al verse descubiertos.
No importa que también escriban en Aporrea y cualquier otro medio revolucionario, aquellos que con clara intención tratan de acabar con nuestros sueños o aquellos alabanciosos o multifacéticos que a simple vista se muestran como intrigantes. El pueblo está aprendiendo a reconocerlos y no tomarlos en cuenta, porque la idea de tener una Patria digna y próspera está arraigada en muchos venezolanos y cada día crece más al comprobar tantos engaños y traiciones de compatriotas que sucumbieron ante los vicios que el poder sustenta, creo que el estudio de la Carta de Jamaica dejo claro lo que tenemos que hacer:
“¡Cuán diferente era entre nosotros! Se nos vejaba con una conducta que además de privarnos de los derechos que nos correspondían, nos dejaba en una especie de infancia permanente con respecto a las transacciones públicas. Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos domésticos en nuestra administración interior, conoceríamos el curso de los negocios públicos y su mecanismo, y gozaríamos también de la consideración personal que impone a los ojos del pueblo cierto respeto maquinal que es tan necesario conservar en las revoluciones.” Bolívar
Creo que nos sigue pasando lo mismo; la prueba más fehaciente de que nunca escuchan ni leen lo que piensa el pueblo, ni su clamor y propuestas, es el reciente resultado del 6-D. Que los nuevos intelectuales ya que los de siempre, algunos nombrados en mis anteriores escritos, no dieron la cara antes de la debacle y hoy varios de ellos quieren despepitarse y filosofar con el “qué hacer ante la crisis”, es obligación de los que se mantuvieron dando propuestas y críticas a las decisiones y formas de dirigir de los gobernantes actuales, de seguir con más ímpetu, orientando al pueblo y desenmascarando a los que quieren seguir manejando recursos, que aunque entran con buena intención, su poca autoestima y amor por la Patria los convierte en títeres de los depredadores del mundo.
Pueblo a prepararse para hacer realidad el legado que dejo Bolívar y que se encuentra expresado en su Discurso de Angostura para acercarnos a sus sueños de una Patria digna, independiente y verdaderamente soberana. Meta que han querido alcanzar muchos venezolanos entre ellos el inolvidable Comandante Hugo Chávez, a quien debemos honrar y no dejar utilizar su memoria por los que solo quieren mantenerse en el poder para seguir manoseando y mancillando a nuestra hermosa Venezuela.