Estimada profesora, creo que usted al igual que la profesora Martha Colomina, a traviesa por un periodo de confusión, donde el odio se antepone a los procesos de investigación y metodológicos que una vez marcaron su trayectorias profesional y académica. Usted en su artículo del día domingo en el Diario Ultimas Noticias, habla del supuesto fraude demostrado por profesores de la Simón Bolívar, me preguntó: ¿De cuáles profesores usted habla? ¿Será aquellos que salieron bajo el show mediático a decir nada? La invito a presentar a todos los venezolanos este supuesto trabajo de investigación donde se demuestra el fraude, luego compárelo con el informe emitido por la OEA, donde representantes de las oposición con trayectoria académica y profesional que cuidar, aprobaron dicho informe, ya que los procesos técnicos de verificación utilizados, permitieron concluir en la imposibilidad remota de fraude electrónico, no dando píe a conjeturas, salvo aquellas basadas en el odio y las ganas de manipular a un grupo de venezolanos.
Estimada profesora lo que mas me duele, es observar que la clase media, esa que ha sido preparada y que sin lugar a duda hace falta a este gobierno donde el imperio más peligroso al cual se enfrenta, es la ineficiencia; se deje arrastrar por las emociones y olvidan todo aquello que supuestamente aprendieron en las universidades, dejando mucho que desear en cuanto a su formación y ética profesional; así no se construye una oposición nacionalista que permita a los venezolanos tener otra opción a la cual acudir en los procesos electorales.
Deseo proponerle (no se, si esta opción fue propuesta por otros académicos o universidades) una forma de evaluar el registro electoral, ese mismo, que por más de muchos años (más de 20 años) ha permanecido lleno de vicios, sin que a la fecha se cuente con una auditoria seria, que me permita confiar en que la gente que votó es en realidad la persona que debía votar y si los que votaron son ciudadanos que realmente nacieron en este país o en su defecto cumplieron minuciosamente los pasos para optar a la nacionalización y así ganar el derecho a votar. Si hablamos de las direcciones, hasta yo mismo aparezco con una dirección errónea (error que solo es atribuible a este servidor), ya que, se ha convertido en un fenómeno cultural, que las personas no se aprenda la dirección donde vive, esto sin sumarle el hecho de que muchos se han mudado y no han cambiado sus datos a su dirección actual y por último una gran mayoría viven en barrios donde la dirección tiene que ver con veredas que a veces no tienen el nombre; este fenómeno no es nuevo y valerse la oposición mediática de estos hechos para hablar de fraude, constituye una manipulación de baja calaña.
Si volvemos a mi propuesta, la misma tomará como base de la población que registró el capta huellas, una vez que el elector pasó por este, para ejercer su derecho al voto. Este trabajo se realizaría posterior a las elecciones presidenciales, ya que es a partir de este momento en el cual deseo verificar si la persona que votó cumplía con los expresado por este servidor en párrafos anteriores. Conocida la población que votó se procede a escoger una muestra (basada en parámetros internacionales, para procesos electorales) representativa de la población registrada en el capta huellas; hecha la selección se procede a realizar un trabajo donde se comprobara a través de la división de cedulación de la ONIDEX, si se cumplieron los requisitos expresados en la Ley para la emisión de su cédula de identidad (o los procesos de nacionalización) y si la persona que votó es la que realmente debía votar (se vuelven a tomar sus huellas y se comparan con el capta huellas; este trabajo requiere de la ubicación de la persona, trabajo que puede tener muchas trabas, ya que la dirección suministrada puede tener errores u otros factores pueden indicarnos que ese no es su lugar de residencia, pero para eso tenemos la voluntad de hacer las cosas y nuestro cuerpo de expertos en la Disip y Cicpc; sin dejar de mencionar la ayuda que pueden brindar los medios audiovisuales y de prensa escrita); si existe un numero representativo de personas que votaron y no pueden ser ubicadas o los procesos de cedulación y nacionalización presentan vicios en números significativos de votantes, estaríamos recibiendo señales que nos pueden hablar de la presencia de fraude; lo que implicaría un trabajo de investigación mucho más profundo, de manera de medir el alcance del mismo y su influencia en los resultados electorales. Esta prueba constituiría el aval para que los venezolanos puedan saber si las personas que votaron eran realmente las que tenían que votar, lo que daría transparencia al proceso de elección y nos traería esa paz que tanto anhelamos.
En relación al proceso de auditoria (verificación de los votos y su correspondencia con la voluntad popular) una vez terminado el proceso de votación; puedo expresar que el que actualmente se utiliza no da pie a fraudes y emitir otra opinión contraria al uso de esta técnica, pondría en tela de juicio mis años de aprendizaje y de ética profesional en el campo de la investigación de mercados y en los procesos de verificación de los resultados; cosa que no estoy dispuesto a sacrificar por rendir pleitesía al señor W. Busch o a nuestro actual presidente H. Chávez.
Como ve estimada profesora, las propuestas claras son las que merecen ser discutidas; son ellas las que no harán cada día mejor ciudadanos y las que nos permite decir que si estamos dispuestos a respetar la voluntad de todos los venezolanos o en caso contrario a vivir en un mundo donde la mentira y el odio son las armas para crear un falso posicionamiento mediático donde la premisa sea: “las elecciones presidenciales fueron un fraude, todos a la calle”.
Saludos cordiales,
Profesor Henry Carrero
Universidad de Guayana
