I
No es mentira. No es un invento. No es una locura de una imaginación calenturienta. No, amigos, es la realidad. Son hechos comprobables, en vivo y en directo. En este país, ahora mismo se está, en algún lugar, asesinando a alguna persona, militar o no, como contribución para satisfacer los deseos macabros de un sector de la población que quiere sacar a Nicolás Maduro, como sea, del poder. No han podido de otra forma, deshacerse de Maduro, y se han llenado de desesperación, antes de que los precios del petróleo suban. O de que el gobierno pueda neutralizar la guerra económica. Los tiempos no le dan. Se están olvidando de revocatorio, de renuncia, enmiendas en la Constitución, o lo que sea, para darle paso al crimen, como herramienta política para desestabilizar al gobierno y provocar un golpe militar. A ellos no les importan las consecuencias de la intentona de golpe militar. Les importa un pito. Lo que tienen en mente es sembrar el terror entre la población, con el objetivo que le sirvan a sus pretensiones. Pero entre deseos y realidad, hay un amplio trecho, donde se pueden estrellar sus locuras.
II
Para los fines perversos, los radicales obcecados con la salida de Nicolás Maduro, están utilizando todos los mecanismos posibles. Pero el más perverso es el de los asesinatos de militares, del grado que sea. Guardias Nacionales, policías, escoltas de funcionarios del gobierno. Así como de alcaldes, concejales y muy pronto, anótenlo, irán por diputados y gobernadores. Para tales bochornosos actos, cuentan con una gama de delincuentes, que van desde los sicarios profesionales, hasta los asesinos rabiosos del hampa común, que venden sus servicios al mejor postor. Y ese "mejor postor", sabemos que forma parte del nido de locos que existe en la derecha venezolana. ¿No le parece, a usted apreciado lector, trágicamente horrible lo que pasó en San Cristóbal? Dos jóvenes oficiales de policía fueron arrollados por un volante conducido por un asesino nato. No tuvo piedad para destrozarles la vida a estos dos funcionarios.
Recientemente, al ser consultado el ex presidente Pepe Mújica, sobre lo que estaba pasando en varios país de América Latina, dijo, sabiamente: "La gente quiere cambio en todas partes… No hay animal más desmemoriado que el hombre, sobre todo la gente joven que no vio la dictadura". Yo agregaría: la gente que no sintió en carne propia los desmanes de las dictaduras que ha padecido Venezuela, y que, además no lee. Así, buscando el golple, a cada momento, sucede un hecho condenable. ¡Sálvese quien pueda! La muerte ronda por doquier. Los asesinatos seguirán… ¡Volveré!
Puerto Ordaz, 4 de abril de 2016.