La cuestionada ley de amnistía impulsada por la derecha desde la Asamblea Nacional no solo es cínica, descarada, inhumana y perversa, sino que además está permeada de un peligroso filón futurista del que poco se ha comentado y en el que la propia derecha podría ser centro de ataque.
Si bien es cierto que ampara a quienes delinquieron entre los años 1999 y 2015, también es verdad que deja abierta la posibilidad de que similares hechos de violencia se susciten luego de ese lapso, pues, según el artículo 8, serían favorecidos quienes hayan incurrido en acciones dirigidas "a reclamar contra alguna medida o norma adoptada por el gobierno nacional u otras autoridades (…) contra la política general desarrollada por el Poder Ejecutivo Nacional u otros órganos del Poder Público…".
Así las cosas, mañana pasado cualquier grupo criminalmente radical podría activar sangrientas acciones para rechazar alguna acción adoptada por el Gobierno nacional "u otras autoridades" u "otros órganos del Poder Público", incluyendo dentro de tal categorización –repetimos- jurisdicciones (gobernaciones, alcaldías, etc) donde la contrarrevolución encabeza las jefaturas.
"Esa ley quedaría firme para todo el mundo a partir de ahora. En ella se incluyen hasta los delitos cometidos este año", corroboró la abogada Beatriz Martí, quien diferencia esta ofensa legal con la amnistía de 2007 decretada por el Comandante Hugo Chávez en cuanto esta última se limitó a quienes estuvieron involucrados con el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
Este razonamiento debemos sumarlo a los ya existentes para oponernos a la aprobación de este adefesio que en lugar de garantizar paz y reconciliación en el país, apuntalaría la violencia que sólo favorece a los enemigos del socialismo bolivariano.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
