No sé, cuantas veces y en cuántos artículos aparece la palabra reconciliación en la ley de amnistía. No he realizado ese conteo pero después del título y dos veces que se lea en la exposición de motivos, creo que ya es mucho. La inclusión en el título de esa palabra, es como una estrategia de publicidad de esas que suelen usar para vender un jabón o una afectadora. Es una trampa casa bobo.
Ya hay efectivas señales de la reconciliación que nos vende la MUD. Digamos que los antecedentes de esta reconciliación están muy bien calculados. El cálculo de la guaya para decapitar a personas es una de estas efectivas demostraciones de reconciliación y de tolerancia que nos viene de la MUD. No importaba nada; el objetivo fue calculado para truncar una vida y exponer en sus "justos" términos y limites eso que la MUD denominan en la ley amnistía, convivencia, tolerancia y reconciliación, que es una fórmula para alimentar y vender de gratis el odio y mostrar, cómo pueden ejecutarse, con tolerancia, convivencia y reconciliación asesinatos.
Una nueva muestra para ahora y a futuro de estas prácticas de convivencia, tolerancia y reconciliación que nos vende la MUD, es sin lugar a dudas, la profanación de la tumba donde reposan los restos de la mamá de Diosdado Cabello. No hay que irse al DRAE para comprender este gesto de humanidad, convivencia y reconciliación.
Vemos este hecho, por lo menos peligroso. Partamos de la idea, que esta profanación es un hecho aislado, producto de dos o tres personas enfermas. Siendo así, es lo más peligroso porque ese dato nos comunica que la MUD con sus medios ya ha sembrado tanto odio que las personas pueden estar claras que la ley de amnistía se la está poniendo papayita para estas y otras cosas peores.
Por supuesto, que sobre este hecho como el de las guayas, el de los dos policías que fueron asesinados por dos estudiantes en los Andes venezolanos y otros muchos más, no habrá ni un línea escritas por las cientos de ONG que defiende los derechos humanos Venezuela y que dicen algo, cuando ya tienen sus dólares en el bolsillo, que reciben de los EEUU, como pago por su trabajo.
