Pareciera que por vivir en la bonanza de un país petrolero y no haber conocido antes, efectos verdaderos de necesidades como los actuales, que ocasiona este ataque criminal, disfrazado de guerra económica, nos quejamos pregonando que es el fin del mundo.
Nos asustan los revolcones mediáticos de la canalla; la batalla dada es tan intensa, que los esfuerzos se disipan y no da tiempo de valorizar lo mucho que se hace.
Sin embargo sabemos que a nuestro alrededor se están escondiendo verdades, para no decir que son mentiras y esa actitud me tiene cuestionando a mis hermanos, que ahora en la disgregación, no se si siguen siendo lo que eran hasta ayer, están teniendo acciones que llenan de dudas el proyecto.
La intención primaria de formar, la hemos dejado como un privilegio para los responsables más insistentes; estamos aceptando que la formación vaya como sea y se hace evidente en lugares que deberían ser para desarrollar pensamiento crítico; estamos pasando por alto, hacer del aprendizaje un valor que traspase tiempo y nuestro futuro en manos de fieras, que hacen el ridículo ante la preparación del revolucionario: proponen el facilísimo y desgastan la vida en áreas de pensamiento donde la nada es una virtud para vanagloriar; dejando atrás la experiencia de ancestros que ahora sienten vergüenza de reconocerlos, porque están funcionando desentonados, escribiendo sin ideas; las creaciones salen de contenidos alienantes y el enemigo se alegra de su logro.
Los que tienen puestos de directores en nuestras instituciones, con ciertas excepciones, están jugando pa' trás: tienen posiciones antirrevolucionarias que evidencian intenciones y las muestran sin importar el costo de su deslealtad; como si estuvieran protegidos por alguien que les garantiza seguir destruyendo porque no les pasará nada: están a la vista en todos los espacios donde destruir se convierte en instrumento de la contra.
Alguien tiene que hacer respetar la revolución antes que el efecto de los infiltrados socave raíces irrecuperables y volver al camino se haga imposible.
A pesar de estar resistiendo y nadie quiera advertir la debacle, nos estamos hundiendo y tenemos que encontrar la forma de evitarlo, porque esto no termina en esta batalla, seguiremos intentando, porque PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.