Ya se cumplieron 3 años del Asesinato del Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frias, Magnicidio perpetrado de una manera cruel y vil por infiltrados ubicados en el más alto nivel del gobierno, dirigidos y financiados desde las esferas del poder mundial comandado por Estados Unidos. Por años se estuvo fraguando y ejecutando la infame conjura. Ya en el año 2010 el Presidente comenzó a dar muestras de su inoculada enfermedad al posponer la Cumbre que se iba a efectuar en Margarita para sentar las bases definitivas de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac). La creación de la Celac fue planteada por los jefes de Estado y de Gobierno de la región el 23 de febrero de 2010, durante la Cumbre del Grupo de Río en Cancún (México). A Chávez, debido a su enfermedad inoculada, le faltaba tiempo para ocuparse de asuntos tan importantes y hasta de los graves problemas que se estaban induciendo en la República. Por aquellos días ya se estaba incubando los primeros vestigios para iniciar la guerra económica contra el Pueblo venezolano, como desabastecimientos de productos de primera necesidad, al mismo estilo que se ejecutó en Chile, lo cual terminó con el asesinato de Salvador Allende y la inmediata instauración de la más feroz dictadura jamás ocurrida en el cono Sur del continente Americano.
Mientras tanto, la corrupción, la feroz inflación inducida por pseudo empresarios pitiyankis mediante maniobras especulativas, la fuga de divisas usando empresas de maletín, el deterioro de la salud, el contrabando de extracción de combustible y alimentos en la frontera, la especulación de bienes y servicios y la inseguridad y la baja abrupta de los precios del petróleo, con la consecuente disminución proporcional de los ingresos de divisas al país, terminaron por minar los cimientos de la Revolución Bolivariana. Para el año 2014 se produjo una aguda escasez de productos de primera necesidad, especialmente en rubros tan esenciales como alimentos, productos de higiene personal y algunos repuestos de vehículos como las baterías, induciendo a los consumidores a realizar enormes colas, muchas veces de varios días para poder obtener dichos productos, todo ello con el fin de exacerbar los ánimos de la Población Electoral, con miras de "tomar" una colina tan importante como lo es la Asamblea Nacional. Y así sucedió el 6 de diciembre de 2015. Ahora, con las colas creciendo, su objetivo inmediato es revocar este mismo año el mandato del Presidente Nicolás Maduro, quién se encuentra entre la espada y la pared asediado por el Imperio y sus lacayos internos de la nueva Asamblea Nacional y opositores apátridas, así como por algunos "Camaradas" incapaces de ayudarlo con una buena asesoría, como consecuencia de su ignorancia e incompetencia.
Estas fulanas colas, provocadas con el único objetivo de desprestigiar lo poco que queda del Legado del Comandante Eterno Hugo Chávez y de la pretendida construcción del Socialismo del Siglo XXI, me recuerdan las largas filas que realizan una vez al año los consumistas estadounidenses durante el famoso Super Viernes, cuando prestigiosas tiendas ofrecen al público productos de marcas reconocidas a precios irrisorios. Al igual que en Venezuela, se arman trifulcas, se venden puestos desde días antes, la gente duerme en las colas desde noches antes. Al día siguiente y los demás días del año se acaban las colas, las trifulcas y demás etcéteras, ya que los productos de marcas volvieron a sus precios originales. Obviamente, esto lo hacen dichas tiendas como una estrategia de mercadeo para crear una mayor necesidad de esos productos y mantener a los Cientes "Interesados" en su compra... "Epa Cliente, mírame que Yo Existo".
Lo malo en nuestro caso es que ese Caos ocurre en Venezuela todos los días y durante todo el día sin que ninguna autoridad pública o privada haya dado ninguna señal, aunque sea mínima, para encontrar una solución socialista que termine por convencer al Presidente Maduro para su aplicación y extirpación de este tumor maligno. Por supuesto, algunas de esas "autoridades", repito, públicas o privadas, al igual que los administradores de las redes de distribución, están presuntamente involucrados hasta los tuétanos en el llamado Bachaquerismo, que consiste en comprar productos de primera necesidad a precios regulados, como alimentos, baterías de carros e higiene personal, para luego revenderlos a precios exorbitantes que llegan a multiplicarse entre 10 y 50 veces su precio original. Obviamente, las ganancias que se generan por concepto de este comercio, al estilo del más rancio salvajismo capitalista ilícito, inmoral y hasta criminal, supera con creces el negocio de la venta de las drogas, con un riesgo infinitamente menor.
Ese "Negocio" o Mercado Negro, hoy en día ya cuenta con una logística muy sofisticada, con Capos o Jíbaros encargados para cada zona de "abastecimiento". quienes se encargan de reclutar y pagar el salario diario, de lunes a viernes, del "Personal" encargado de hacer las colas en los supermercados, abastos, tiendas, farmacias, quincallas, bodegas o cualquier otro establecimiento donde frecuentemente llegan los productos regulados. Los "Jíbaros" Proveen al su Personal de cédulas forjadas para usarlas los días correspondientes, ya que la mayoría de estos establecimientos no poseen las máquinas capta huella para detectar la identidad de los clientes así como las veces a la semana que el usuario ha comprado los productos regulados. Sin embargo, aun cuando la capta huella no reconozca la identidad de la persona, la mayoría de las veces el cajero o cajera vende el producto para agilizar el proceso, con el supuesto de que "la máquina no está funcionando como es debido".
Los Capos o Jíbaros se encargan también de investigar cuando y cuales productos van a llegar a los establecimientos, recibirlos del "Personal" y entregarlos a los Capos encargados de su distribución, no solo en sitios públicos como Petare, La Vega, Catia, Qta.Crespo, El Silencio, El Valle, Coche o El Cementerio, también en zonas de clase media como El Cafetal, La Trinidad, Terrazas del Avila, la Urbina, el Paraíso, en sitios muy privilegiados y discretos, donde están dispuestos a pagar grandes sumas por esos productos. Ya quedó claro que la represión no ha podido acabar con el "Bachaquerismo", quienes deberían reprimirlos están también presuntamente implicados, así que lamentablemente estamos literalmente "Rodeados".
Urge entonces la implantación de una respuesta socialista que permita acabar de una vez por todas con el problema del "Bachaquerismo". Esta solución socialista no implica de ningún modo que se deba evadir la inevitable aplicación de medidas económicas relacionadas con leyes económicas inexorables, como ingenuamente así lo creen algunos actores importantes del gobierno. Tal es el caso de las leyes de la oferta y la demanda,aunque no exentas de manipulación y especulación. Está claro en primer lugar que cuando los precios son muy bajos la demanda aumenta y viceversa, eso ocurre en todas partes del mundo, ocurre en países con gobiernos de izquierda como China, Rusia, Corea del Norte,etc, y también en gobiernos de derecha como EE.UU y Europa, ya vimos el caso del Super Viernes donde las colas son enormes con las ofertas y desaparecen al aumentar los precios.
En el caso venezolano, hay que tomar medidas económicas que permitan que los productos regulados a bajo precio se vendan a precios que permita el retorno de los costos más la ganancia correspondiente. Dicha venta debe realizarse en los mismos comercios formales que actualmente los venden baratos, como supermercados, farmacias, abastos, quincallas o bodegas y de esa manera erradicar su venta incontrolada a precios exorbitantes, en los "comercios" ambulantes o informales. Está claro que esos nuevos precios serán mayores que los actuales pero no serán tan altos como los ofrecidos por los "Bachaqueros". De esa manera se evita tanto la irritación de la población que pierde su precioso tiempo en largas filas, como la molestia de quienes tienen que pagar enormes cantidades de dinero por un kilo de azúcar, por ejemplo. De hecho esta medida ya ha sido aplicada con algunos productos que estaban regulados como el pollo, la carne y latas de atún, que se pueden encontrar y comprar sin hacer cola en supermercados y abastos.
Por supuesto, que el aumento inmediato de precios de TODOS los productos regulados, impedirá que la población más pobre no pueda acceder de inmediato a dichos productos, sin embargo eso también se soluciona con las medidas socialistas. Veamos entonces como se deben desarrollar estas medidas.
1. Sincerar los precios de todos los productos de primera necesidad mediante un análisis profesional de su estructura de costos y su correspondiente ganancia razonable.
Esto implica medidas adicionales como el suministro de divisas a través del DICOM y la reactivación del aparato productivo público de los productos alimentarios que actualmente está paralizado, como es el caso de las fábricas de harina de maíz precocida, leche y azúcar. Urge una respuesta inmediata al respecto ya que es vital obtener un acuerdo rápido entre gobierno y productores de rubros de primera necesidad a la mayor brevedad posible para obtener un precio base que debe dejarse flotar tal y como se hace con las divisas en el DICOM.
2. Identificar con nombre y apellido las familias de bajos ingresos que efectivamente no estén en condiciones de pagar los nuevos precios de los productos de primera necesidad de primera e Implantar el suministro de una tarjeta de débito de alimentación, a la cabeza de familia. El Estado deberá prever la asignación presupuestaria correspondiente, tanto de ingresos como de egresos, para llevar a cabo esta acción urgentemente, una vez definidos el nuevo precio base de los productos de primera necesidad.
El leve aumento de los precios del petróleo y el aumento de los ingresos por concepto de IVA al aumentar los precios de los productos regulados, pudieran ser una fuente de los ingresos necesarios para financiar la tarjeta especial de alimentación.
Dicha tarjeta de alimentación debe ser emitida por un Banco del Estado con características especiales y distintas a la actual tarjeta de alimentación asignada a los trabajadores públicos, que solo sirve como una especie de bono para aumentar los ingresos del personal, sin la correspondiente incidencia de dichos ingresos en el cálculo de las prestaciones sociales.
Esta tarjeta solo se debe asignar a la cabeza de la familia de los trabajadores formales o informales públicos o privados, con ingresos mínimos a determinar por el Estado con criterios técnicos y profesionales o a cabezas de familias sin ingresos verificables.
La misma debe ser programada de forma tal que solo permita la compra de productos de primera necesidad en cualquier establecimiento que venda dichos productos y posea punto de venta. Para ello cada producto debe ser codificado en el chip de la tarjeta de forma que cualquier otro producto que no sea de primera necesidad no pueda ser vendido al cliente que posea dicha tarjeta.
La identificación de las familias de bajos ingresos es vital para el éxito de estas medidas, por lo que tendrá que usarse la información de los trabajadores con ingresos mínimos tanto públicos como privados así como la data de las misiones socialistas como por ejemplo Madres del Barrio, Negra Hipólita, etc, para ubicar las familias que no tienen empleo formal.
Por último, no es posible negar que el suministro de una tarjeta especial de alimentación también constituye un foco de corrupción que da pie para que algunos "Vivos" intenten improvisar su propio "Negocio" con la venta de estas tarjetas, aunque con una incidencia no tan fuerte como el que ha generado el suministro indiscriminado a la población de productos regulados. En este caso los actores estarían mas focalizados y por lo tanto ubicables.
Y que no se atrevan!
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