En 1911 nace en Dakota del Sur (USA) el científico Van Rensselaer Potter quien se destacó por sus aportes al estudio del cáncer. Esta actividad le colocó en una posición privilegiada para reflexionar sobre el sentido de la ciencia y la tecnología de la cual era un representante notable. Autor de más de 350 publicaciones en bioquímica y de investigación del cáncer, en especial utilizando las enzimas y ampliando un nuevo acercamiento en el estudio del esta enfermedad desde "la biología del desarrollo."
Como él mismo dijo, Potter fue durante 60 años un "profesional de la investigación del cáncer y durante 30 años un filósofo biológico amateur." En 1970 publicó el artículo "Bioética. La ciencia de la supervivencia", en la revista Perspectives in Biology and Medicine. En él utilizó por primera vez el término bioética y presentó las ideas fundacionales de la nueva disciplina. La tesis filosófica central de esta obra es que "la conservación de la especie humana requiere del desarrollo de una ética que combine el conocimiento biológico y los valores humanos." Vamos a revisar con mayor detenimiento esta afirmación.
Tenemos que recordar el orden político, económico y científico-tecnológico que conoció Potter: en 1945 Estados Unidos acababa de lanzar las dos bombas atómicas en Japón para imponer su hegemonía global, la extinta Unión Soviética hizo un acto similar cuatro años después. Nace así la era atómica, yo la llamo la "era de la ciencia y tecnología al servicio de la muerte". Al finalizar la Segunda Guerra Mundial comienza un proceso que se ha llamado la Revolución científico-técnica (RCT), este trascurso estimuló un cambio sustancial en la vida cotidiana de millones de hombres y mujeres alrededor del mundo, así como una modificación radical en la interacción sociedad—naturaleza mediante la transformación del sistema productivo. Pero tal vez la característica más radical de la RCT fue el consumismo norteamericano que se convirtió en modelo mundial, lo que llamamos el american way life.
Esta nueva forma "civilizatoria" Potter la conoció a fondo y le estremecieron profundamente como científico y pensador, de ahí la necesidad de buscar una alternativa, por ello advirtió que "La humanidad necesita urgentemente una nueva sabiduría que le proporcione el ‘conocimiento de cómo usar el conocimiento’ para la supervivencia del hombre y la mejora de la humanidad… La bioética debería llegar a ser un nuevo tipo de ciencia de la vida, esencialmente interdisciplinar y preocupada por la sobrevivencia de la especie humana…" Conocimientos (en ciencia y tecnología, política y economía) para que la humanidad pueda sobrevivir, sería la ciencia y tecnología de la supervivencia, de la vida. El científico entendió con mucha lucidez la paradoja del mundo actual: estamos al borde de la extinción como especie aunque tengamos el conocimiento para salvarnos. En la lucha entre la ciencia y tecnología de la vida –por un lado-- y la de la muerte hasta ahora la segunda lleva la delantera.
En este contexto podemos presentar la decisión del gobierno bolivariano de ratificar el inicio de la explotación de Arco Minero de Guayana (AMG). Durante el Consejo de Ministros del pasado 14 de mayo el Presidente Maduro ratificó la medida: "El Arco Minero no lo van a parar". Adicionalmente dijo una perlita que vale la pena destacar: "(…) porque todos los proyectos que vamos a hacer están estrictamente evaluados en la preservación del equilibrio ecológico, del equilibrio humano y de esas inmensidades hermosas de nuestras patria (...) Donde no se puede preservar, ahí se quedará el oro y el diamante que se tenga que quedarse ahí, (hasta) cuando aparezca dentro de 100 años una nueva tecnología, eso es una decisión firme, sólida, total, absoluta".
Podemos pensar que el Presidente está mal asesorado o tal vez no tiene el nivel de información adecuado para expresar opiniones de este tipo, subyace en el fondo un paradigma: existe una tecnología de mina a cielo abierto "amigable con el ambiente". Sabemos que es falso, al revés, los países preocupados por sus generaciones futuras han prohibido tajantemente esta actividad que destruye grandes extensiones de suelo y contamina los sistemas hídricos, Pero no hay peor sordo que él no quiere oír, como dice el dicho. Hasta las comunidades indígenas lo han expresado en sus asambleas: la vida vale más que el oro.
Por ello la vigencia del pensamiento de Potter: requerimos una nueva sabiduría, que por cierto ya está presente, es más, hay que recuperar la sabiduría que inspiró a Chávez a revertir la concesión minera a Gold Reserve en el año 2008. No puedo entender cómo un gobierno que se dice heredero del "pensamiento del Comandante Eterno" lo desdice con sus acciones, se atreve a tomar medidas que en su momento el expresidente hizo todo lo contrario, la trasnacional minera de Canadá estará feliz con los cambios que han operado ahora en la nomenklatura chavista que está en Miraflores. Por ahora la batalla la ha ganado la ciencia y tecnología de la muerte (minería a cielo abierto), pero todavía no hemos perdido la guerra. Como decíamos, la lucha continúa.