Las figuras constitucionales relativas al ejercicio práctico/directo de la democracia tales como el revocatorio tienen cuatro (04) momentos constitucionales:
1. El político.
2. El histórico.
3. El económico.
4. El axiológico o valorativo.
Los revocatorios normalmente crean angustia en el individuo porque éste tiene que decidir por sí mismo, esa es una de las causas de la fragilidad de la democracia.
Si la persona no está convencida ideológicamente o no vive las circunstancias de la participación, como por ejemplo una comuna, una organización política o su pertenencia a una clase social o política que se sienta desplazada. La única forma que acuda al revocatorio, es que sienta un alto grado de descontento, - pero tal circunstancia no es suficiente socialmente-, debe haber también un alto grado de miedo e incertidumbre con respecto al futuro inmediato.
Observemos: Los voceros de la MUD al comentar el resultado del 6D afirmaron que, "los chavistas habían votado por ellos", ahora en relación a la recolección de firmas no han hecho el mismo comentario.
¿Por qué tal fenómeno? Porque estamos en presencia de un fenómeno donde se ha filtrado la realidad de lo virtual. Se ha podido filtrar a la sociedad lo que ocurre en un régimen neoliberal en lo atinente a las pensiones, gratuidad a la salud a pesar del despliegue mediático/liberal, (conozco un fascista puro que no se atrevió a firmar por temor a perder el acceso a una medicina de alto costo que le proporciona el gobierno) él sabe gracias a la internet que en cualquier país excepto el nuestro "todo se paga".
En el sector de los comerciantes hay un fundado temor en relación de los intereses bancarios y los monopolios. Una subida neoliberal de intereses los arruinaría en 24 horas.
El número de firmantes no se compadece con los niveles de angustia y descontento en la población por el problema del acceso a los alimentos y esta circunstancia le concede la razón al Presidente Maduro cuando afirma que el revocatorio "es una opción".
Me atrevo a presumir que este fenómeno se debe al déficit ético de la propuesta de revocatorio y al grado de incertidumbre y temor que éste genera, pues, justifican el revocatorio –como salida- en generalidades y abstracciones y se abstienen de cualquier comentario preciso y determinante en lo atinente al aspecto social, a la soberanía, aunque a algunos les cueste creerlo, la gente se preocupa por eso, sirva como ejemplo la promesa inmoral y engañosa de acabar con las colas y el emblemático caso Argentina. Lo real de la "realidad virtual" afloró como un látigazo en la cara.
De tal manera que no luce descabellado que la oposición esté pensando en un revocatorio para el año que viene previendo y generando un aumento exponencial del descontento.
Conclusión: El revocatorio actual está concebido al margen de la realidad social y fuera del límite ético que él requiere, y sobre todo, absolutamente carenciado de valores.
Se repite la historia.