El juicio

Todos guardaron silencio.

La mole del Palacio de Justicia con pretensiones de Partenón tropicalizado con tienduchas de turcos vendiendo telas y buhonería variada en su planta baja se alzaba imponente, era un edificio de un color gris arenoso, lucía amenazante ante los ojos de los transeúntes.

Los descuidados paseantes caminaban por el frente con una actitud de ignorar su presencia. Nadie quiere vivir la experiencia de someterse a la máquina demoledora de la justicia.

Ellos lo sabían amargamente, el desenlace de lo que estaba por ocurrir ese día iba a ser determinante en sus vidas.

Busquemos las estadísticas ¿cuántas personas de la población mundial pasan por la experiencia de un juicio? Dijo Carmelo Pereira el más viejo del grupo a sus compañeros. --Poco me importan las estadísticas, quiero superar esta tragedia de una buena vez. -Una cosa es superar lo que estamos atravesando; y otra, que termine de concluir, le acotó Álvaro Cortez a Bernardo, no dando tiempo a que él primero ensayara una de sus respuestas presumidamente objetivas. -Me parece una soberana estupidez hablar de estadísticas sobre algo tan endemoniado y funesto.-

Un silencio consensuado reinó.

La sala de juicio estaba antecedida por una especie de cuarto con paredes desnudas, tres bancos largos que al sentarse se sentía el frío del metal.

De pronto se abrió una puerta y un alguacil anunció que ingresaran a la sala de juicio, a la derecha un escritorio con dos sillas, los puestos del fiscal acusador y su asistente y en frente, en lo alto, sobresaliendo, un escritorio largo de madera pulida con un sillón tipo trono del rey el lugar del juez.

Todo comenzó hace aproximadamente siete meses cuando decidimos que Álvaro se autoproclamara como Presidente, por supuesto con nuestro apoyo. -¿Solamente con su apoyo? Preguntó inquisitivamente el Fiscal, - nosotros pensamos que después del acto los apoyos espontáneos se sumarían en oleadas de gente- quiere decir entonces ¿Qué ustedes privilegiaron fue la acción y no las ideas de la gente? – Resulta, que estimamos en ese momento que la acción era coincidente con lo que estaba pensando la gente- ¿Fue una equivocación? Observe, estamos aquí.- ¿Llegaron a pensar, que la gente coincidía con ustedes, pero, no necesitaba ser consultada? -No, no lo sé, quizás ese fue nuestro error, si es que una probabilidad llegare a ser un error- ¿Es usted, un demócrata? -Sí lo soy- ¿Por qué entonces no buscaron la aceptación de la mayoría de su organización Política? -A veces la mayoría democrática se convierte en una tiranía.- ¿Se está justificando? -No, sólo digo que hay veces en que la mayoría no cuenta. - ¿Se refiere a la democracia? No, me refiero al país.

Llegó el turno de Bernardo. -Me autoproclamé Presidente porque pienso que el gobernante ha recibido exclusivamente la facultad de reprimir las violaciones que los hombres hagan de los derechos individuales del prójimo. - ¿Se cree usted la mano de Dios que vino a la tierra a proteger a los hombres de ellos mismos? - Creo en Dios y no me creo su enviado, pero hay casos en que quien ejerce el poder en lugar de promover el respeto de los derechos individuales se transforma en tirano.- ¿Es ese su caso? -No, porque no llegué a ejercer el poder. - Pero, se proclamó Presidente- Sí, no comprendí en ese momento que el poder es fáctico, la proclamación debe venir después de tomarlo o aceptarlo, no antes, es un complementario, un adorno- ¿Qué hizo usted entonces, tomó el poder o lo aceptó? - Intenté ejercer el derecho de resistencia contra el poder de los otros.- ¿Por qué lo hizo? - Porque sólo el poder frena al poder. ¿El poder de quién? -El poder del más fuerte. ¿El poder del pueblo? –No, el del más fuerte.

Llegado el turno de Álvaro, éste tomó la palabra diciendo: -El peligro más grave que se cierne sobre los pueblos y la democracia es el poder mayoritario. La tiranía de la mayoría. - Pero usted, estaba ejerciendo libremente la política sin censura y con libertad de expresión. Le acotó el Fiscal– Sí, pero eso no es suficiente- ¿No le parecen suficiente los derechos individuales y la División de Poderes que están consagrados en la Constitución como sistema de frenos y contrapesos? - La división de poderes es un freno al poder, pero, en nuestro caso, nos propusimos tomar el poder para controlarlo de sus detentadores y los derechos individuales son un límite que se garantizan con la división de los poderes. - ¿Fue entonces su actuación un ejercicio de generosidad hacia el pueblo? - A veces para ayudar hay que dominar al que se ayuda.- ¿Cree usted, que ese es el único mecanismo? - Hay varios dispositivos, consultar al pueblo por ejemplo, pero hay momentos en que el pueblo es un ciego y hay que guiarlo y no darle un garrote para que camine repartiendo garrotazos a diestra y siniestra.- ¿Rechazaron ustedes las reglas del juego? –Sí.- ¿Desconocieron al adversario? Desconocerlo abre la posibilidad que en cualquier momento lo aceptemos o reconozcamos. Nosotros apostamos por su eliminación de la política.-

- La democracia tiene varias fases, elección, representación, deliberación y decisión, acotó el Fiscal, ¿Por qué razón ustedes eligieron únicamente la decisión y obviaron las demás fases? -Porque esas fases son para pueblos evolucionados, para evolucionar democráticamente se debe partir del ejercicio del poder e ir aflojándolo poco a poco.- ¿No cree usted, entonces en el hombre como un individuo autónomo, racional, motor y que sus valores supremos son la vida, la libertad y la felicidad? - Si lo creo, pero no para todos los hombres, pues, no existe la igualdad absoluta. Hay que tratar igual a lo igual y desigual a lo desigual, según Aristóteles.- ¿Siendo usted, un demócrata por qué entonces optó junto con sus cómplices en decidir en nombre de la gente, entrometiéndose en un problema en que ni siquiera el Estado debe inmiscuirse? - Usted, me está hablando de toda esa basura del constitucionalismo que desde el Siglo XVIII no ha hecho más que ponerle velos a la realidad. - ¡Soy un demócrata! ¡Soy un liberal! Creo en derechos naturales como la vida, la libertad, la propiedad y la felicidad, anteriores a la sociedad y al Estado. -Le voy a decir algo antes de mandarlo a tragarse su Constitución y cualquier otra.- Yo no reniego de nada por lo que me están juzgado aquí, porque el poder requiere que la constitución, la ley y todo su maldito lenguaje normativo se agote y se vaya al mismísimo infierno de donde no debió haber salido nunca. Lo que hice fue porque la Constitución no es suficiente, es una herramienta inofensiva, inservible, es un espejismo ante el poder. ¡Sólo el poder frena al poder! Las democracias nacen, crecen, se desarrollan y mueren.

De pronto una tromba de gente ingresó violentamente al juzgado alzaron en hombros a los enjuiciados quienes parecían cuerpos de gelatina temblorosa, no ofrecieron ninguna resistencia; y una mujer con voz estentórea les dijo: Si ustedes nos ofrecieron humo, ¡Les daremos Humo!. Si nos ofrecieron libertad, ¡Tendrán libertad!

Se quedaron el juez y el fiscal y luego de superar la petrificación que causa una multitud desbordada el primero preguntó: ¿Ahora qué haremos? Vamos a la plaza nos toca ser jueces tocados por el dedo de Dios le respondió el segundo con la resignación de aquellos que logran comprender su pequeña existencia.



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Enrique Tineo Suquet

Abogado


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