Vivimos en un mundo plagado de contradicciones, pero donde más las podemos notar, o tal vez donde tienen mayor relevancia para el futuro de los pueblos es en los países con gobiernos revolucionarios o "progresistas", como son llamados cualquiera de los movimientos políticos que traten de desviarse, aunque sea un ápice, del gran plan llevado adelante por el imperialismo del sistema financiero internacional.
Nadie puede negar que después de las décadas fallidas de las políticas neoliberales que solo produjeron más desigualdad, más injusticia y la más descarada transferencia de las riquezas de muchos hacia unos pocos, en Latinoamérica el fenómeno político del resurgimiento de una izquierda autóctona y nacionalista, logró sacar de la pobreza a millones de ciudadanos y comenzar un verdadero y más justo proceso de redistribución de la riqueza, y es por supuesto en estos procesos de empoderamiento y visibilización de los más desposeídos, donde empiezan a gestarse las contradicciones más intensas.
Aquellos gobiernos que obtuvieron la posibilidad de cambiar sus constituciones, gracias al apoyo de sus pueblos, cansados ya de las políticas de austeridad, represión, injerencia y despojo impuestas por las elites , como en Venezuela , Ecuador y Bolivia, lograron llevar adelante cambios más o menos profundos, pero nunca lo suficientemente radicales para salir de los modelos rentistas y verdaderamente inventar una nueva gobernabilidad donde se le otorgara real y efectivamente el poder al pueblo y donde los funcionarios de un estado no burgués mandaran obedeciendo a sus electores. Igual sucedió en países como Brasil y Argentina.
Como lograr pagar la gran deuda social acumulada durante años sin continuar de alguna manera con los modelos rentistas que se instalaron en todos estos países gracias a las oligarquías que siempre sirvieron a los intereses de las fuerzas imperiales? Como poder evitar que en este proceso de redistribución de la riqueza y la cancelación de la deuda social, se vayan creando millones de consumidores adictos, empujados por la compulsión inducida continuamente por los medios de comunicación y creación cultural del imperio? Como evitar esta masificación de la cultura capitalista sin cercenar la libertad de expresión? Como radicalizar los procesos revolucionarios sin ser víctimas de las agresiones brutales que de seguro se desatarían en su contra? De qué forma se puede controlar la corrupción y la creación de las inevitables nuevas elites que naturalmente se forman en un gobierno que se desenvuelve a través de un estado con estructuras netamente burguesas y que lleva consigo todos los vicios inherentes al capitalismo, y que tendrán a su cargo la administración de grandes recursos? Continuar o no con los modelos desarrollistas impuestos desde afuera cuando estos van en contra del "buen vivir" y de la conservación de la madre tierra, y por supuesto, en muchos casos de los derechos de los indígenas y campesinos.
Todas estas contradicciones y muchas otras que son parte de la dialéctica natural de cualquier proceso de cambio radical que trate de ir contra el proyecto hegemónico del gran capital internacional y las oligarquías locales a su servicio, deben ser analizados profundamente por los intelectuales revolucionarios y los estudiosos de las ciencias sociales y políticas .
Quizás una de nuestras principales tareas es conocer bien al enemigo que combatimos, desenmascararlo continuamente y crear las estrategias de lucha y resistencia necesarias para enfrentarlo.
No cabe ya duda que internacionalmente las fuerzas imperiales están defendiendo con fuerza y violencia su hegemonía ,Su plan para seguir llevando acabo el saqueo de sus antiguas colonias y en el caso de Latinoamérica su "patio trasero" es sembrar el caos y la inseguridad, apoderarse de los estados por medio del miedo ,la violencia, y sobre todo del dinero. El poner en los gobiernos a sus cómplices asalariados y a los oligarcas de siempre, les facilita el proceso de expoliación, la apropiación no solo de los recursos naturales sino también de toda la infraestructura, acelerando la privatización de todas las industrias y bienes públicos. De no lograr los cambios de gobierno de forma electoral, las elites imperiales no dudaran en utilizar la violencia y sus ya conocidas e infames intervenciones humanitarias.
Lo que estamos viviendo en nuestramerica, nos es otra cosa que el intento de reacomodo y recolonización por parte de las fuerzas de la derecha imperial financiera. Como muestra tenemos las acciones del gobierno del empresario Macri, las medidas tomadas y los funcionarios electos por el para los principales ministerios, todos comprometidos con las transnacionales nos muestran claramente la intención de arrodillarse y entregar a la Argentina otra vez a la vorágine neoliberal, además de comenzar ya con la represión y el cercenamiento de la libertad de expresión, en el Brasil , un gobierno temporal, que actúa como si hubiese sido electo , ha comenzado a desmontar todas las políticas sociales alcanzadas por el pueblo brasilero en los últimos años y ya negocia aceleradamente la privatización de las empresas públicas. Los ataques injerencistas contra Ecuador, Bolivia y sobretodo Venezuela se incrementan día a día, ya casi exponencialmente.
Es hora de que las verdaderas fuerzas revolucionarias, dentro y fuera de los gobiernos progresistas que aún resisten, se organicen y den la batalla con fuerza, valor y ética revolucionaria y que los movimientos sociales de todos los pueblos, de todos los colores y tendencias nos levantemos unidos y organizados para defender a la patria grande del ataque del imperio financiero internacional.