Dossier

Guerra contra la Opep

Nota de Aporrea: Publicado en Ultimas Noticias
“La primera víctima de una guerra es la verdad”. Esta frase es un viejo lugar común en las escuelas de periodismo. Esta semana se puso dramáticamente en evidencia. El “Dossier de Inteligencia” presentado por la Oficina del Primer Ministro Británico resultó ser un vulgar plagio. Sencillamente, como malos estudiantes, se copiaron la tarea. El Secretario de Estado, Colin Powell, cuando presentó el miércoles ante el Consejo de Seguridad de la ONUvideos, fotografías y grabaciones que según Washington demuestran que Irak sigue en clara violación de la Resolución 1441, felicitó calurosamente a sus colegas británicos por el “Dossier”.

El viernes, “avergonzados funcionarios (en Londres) admitieron que una gran parte del informe fue copiado palabra por palabra -incluyendo errores gramaticales- de la tesis de un estudiante”. (Reuters, Feb 7).

“Ese es el tipo de cosas que el propio Saddam Hussein hace”, dijo Jenny Tongue, del opositor partido Demócrata Liberal.

Glen Rangwala, especialista en Iraq de la Universidad de Cambridge le dijo a Reuters que 11 de sus 19 páginas fueron “tomadas completamente de documentos académicos”. Algunos de ellos tienen 12 años de antigüedad.

Según Powell, Irak posee un programa de armas biológicas e intenta fabricar armas nucleares. Acabamos de conmemorar los 40 años de la Crisis de los Misiles. Nunca estuvimos tan cerca de una guerra nuclear. Todo el mundo recordó a Adlai Stevenson en 1962, cuando espectacularmente, descubrió las fotos obtenidas sobre Cuba por los avionesespía U2, y le dijo al Embajador soviético quien se negaba a responder: “Estoy dispuesto a esperar por su respuesta hasta que el mismo infierno se congele”.

Eran otros tiempos. El Presidente era nada menos que John Fitzgerald Kennedy. Powell no persuadió a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y, por lo tanto, con derecho a veto en caso de una nueva Resolución. Por lo que respecta a Bush Jr., irá a la guerra con los miembros de su coalición, con o sin una nueva Resolución que lo autorice. Su meta es controlar el petróleo de Irak.

Luego, lo ocuparán militarmente, y puede que hasta dividan su territorio. Generarán una especie de nuevo Plan Marshall y lo pondrán a producir petróleo a su máxima capacidad histórica. Si lo logra, puede ser el fin de la Opep. Así retoma lo que él considera la tarea inconclusa de su padre en la I Guerra del Golfo y releva con el testigo en la mano la carrera de Ronald Reagan.

La Opep de rodillas. “Pondremos a la Opep de rodillas”. Esa fue una de las frases que caracterizaron a la Administración Ronald Reagan. El mismo que apenas iniciado su gobierno sufrió una huelga nacional de controladores aéreos. Parecía ganada de antemano, dado el alto grado de especialización de sus protagonistas que se consideraban insustituibles.

Resultado: escuchó a sus asesores y botó de un plumazo a 5.000 controladores. El Washington National Airport se llama hoy “Ronald Reagan”.

El “Gran Comunicador” cumplió 92 años en retiro obligado en su rancho de California. El Alzheimer lo mantiene incomunicado en lo que alguna vez fue llamada “La Casa Blanca del Oeste”. Cuando supo lo que se le venía encima, se retiró con gran estilo en un inolvidable mensaje leído por su esposa Nancy en contraplano con una pantalla gigante en la que él aparecía de smoking. Los más poderosos grupos económicos lo habían entrenado y llevado de la categoría de conferencista anticomunista en las grandes fábricas, a gobernador de California por dos veces, y luego directo a la Casa Blanca. Así ganaron la Guerra Fría. Utilizaron todo el potencial del insaciable “complejo tecnológicomilitarindustrial” contra el cual siempre nos advirtió el exPresidente General Dwight D. Eisenhower, el ganador de la Segunda Guerra Mundial. Contra la Urss, el viejo aliado contra el Tercer Reich, negociaron desde una posición de fuerza.

“Una buena guerra” siempre ayuda a la economía de los Estados Unidos. En este escenario "M.A.D." (loco), estuvimos al borde del holocausto nuclear con la “Mutua y Asegurada Destrucción”. O, lo que el dos veces Premio Nobel, de Física y de la Paz, Linus Paulin llamó: “La paz por el terror”.

Cañones o mantequilla. Para la exUnión Soviética significaba elegir entre “cañones o mantequilla”.

Ya sabemos lo que pasó. Para Estados Unidos, en cambio, fabricar más cañones significa al mismo tiempo tener más mantequilla en la mesa.

Pero se les atravesó un viejo factor que parecía controlado: el costo de la creciente demanda de energía. Para nosotros: Petróleo. La gran diferencia radica en que Eisenhower decía lo que pensaba y a Ronald Reagan le escribían los libretos.

“Ike” fue un Comandante en Jefe de verdad, en el más sangriento de los conflictos de la Historia de la Humanidad hasta el presente y en el primero en que fue utilizado el armamento nuclear. “Ronny” no pasó de vestirse de oficial de la armada en "Hellcats of the Navy" (1957), otro filme clase “B” y, por cierto el único en el que aparece con Nancy Davis, conocida luego como Nancy Reagan, quien llegó a ser una elegante Primera Dama que, entre otras cosas, puso a valer a los astrólogos en su en torno social cuando estaba en la Casa Blanca. Durante el apogeo del “McCarthismo en Hollywood”, cuado Ronald Reagan era sindicalista y denunciante de pistola al cinto, 24 filmes y gran número de los más brillantes profesionales fueron incluidos en la infame “Blacklist”. Algunos colaboraron.

Otros, muchos, se negaron a declarar contra sus amigos y colegas. Para sobrevivir, tuvieron que escribir libretos con nombres falsos. Es el caso, precisamente, de Bernard Gordon, coguionista de “Hellcats of the Navy”. Recién en los 90 fueron reivindicados los verdaderos nombres de quienes tuvieron que ampararse en el anonimato o en el exilio para sobrevivir. Como prueba de la mala conciencia de aquellos tiempos de la Guerra Fría, mediante contribución pública, fue erigido un sobrio Monumento a las Víctimas de la Lista Negra de Hollywood. Consiste en una serie de bancos de piedra que invitan a sentarse y pensar. Están ubicados entre viejos olivos, frente a la Gallería Fisher en el Exposition Boulevard de la University of Southern California. En este lugar de recogimiento, tallado en la piedra de uno de los bancos que nos recuerdan los dólmenes, dice para las generaciones futuras: “Este jardín debería hacerte pensar cómo el odio y el miedo pueden envenenar la vida diaria. Es un monumento a la Primera Enmienda y a la memoria de aquellos creativos artistas y a otros que se convirtieron en víctimas de la Guerra Fría. La lista negra acabó carreras y arruinó vidas.

Silenció el debate público, socavó el debido proceso y la libertad de pensamiento, y debilitó la elaborada protección a las minorías que salvaguarda la libertad estadounidense”.

La gran ironía de la historia es que Eisenhower y Reagan tienen sus nombres en sendos portaviones nucleares. Ambos son de la clase “Nimitz” y representan dramáticamente, para bien o para mal, el alcance doctrinario y global de la mayor maquinaria militar que haya conocido la humanidad.


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Walter Martínez

Periodista, corresponsal de guerra y analista internacional. Productor y conductor del programa Dossier, que por muchos años se transmitió por Venezolana de Televisión (VTV) y luego por Telesur.

 @WalterDossier

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