Con título o sin título, pero ¡no se vayan muchachos!

Muchachas y muchachos, entiendo perfectamente lo que sienten. Todas y todos pasamos por esas bellas edades que ustedes tienen ahora. Están en el momento de soñar con comerse al mundo. Tienen todo el derecho a ello. Es más, tienen la fuerza para hacerlo, deshacerlo y volverlo a construir.

No sé cuántas y cuántos han hecho maletas, porque consideran que Venezuela no les proporciona el campo para vaciar el torrente de energía que dibujan sus sonrisas, impulsos, arranques y bellas locuras. Pero, les diré algo: esa Venezuela donde nacieron, les necesita hoy más que nunca.

No se vayan, chamos. Es casi una súplica. No nos dejen solos en esta tarea de remodelar la nación. Quédense. Hacen falta. Son necesarios. Son indispensables.

Quienes nos antecedieron, se restearon para que nosotros heredáramos una Patria en la que pudiéramos galopar al libre antojo. Aunque hicieron lo posible y hasta entregaron la vida por ese ideal, las fuerzas del egoísmo dominante impidieron que conquistaran esa meta. ¡Y nosotros no nos fuimos!

Aunque entonces algunos decidieron marcharse, sus padres y madres nos quedamos. Diría que la mayoría se quedó, ansiosa de construir –para ustedes, nuestros hijos- el paraíso que a nosotros nos fue arrebatado. Hasta que llegó el Comandante Hugo Chávez, y demostró que aquellos sueños sí podían concretarse con la unión de todas y todos, pulverizando además la injusticia que en el pasado destruyó nuestros derechos.

De partir, la transformación será lenta, pesada y poco contagiada de esa alocada y rica electricidad que solo ustedes saben emanar, y que sirve para impulsar y reimpulsar las causas aún más complejas.

No nos dejen solas y solos, por favor. No es solo nuestra la culpa que los avances logrados en Revolución, estén bajo amenaza. Si observan bien, el origen de tal peligro se encuentra en las mismos factores que una vez también atentaron contra nuestro derecho a la locura. Pero, les repito, no nos fuimos. Nos quedamos y no nos rendimos.

¿A donde piensan ir estarán mejor? tal vez, pero ¿saben algo? allí ese "estar mejor" no brotó de la nada. Fue diseñado, en su oportunidad, por jóvenes que no abandonaron el desafío de levantar su nación; por jóvenes que de haber ensayado otro destino, no hubiesen ganado el derecho a sentirse dueñas y dueños del peso que hoy pueda tener el terruño que los vio nacer.

Quédense muchachas y muchachos, independientemente de la ideología que cada quien tenga. Será la única manera viable para que podamos discutir, debatir e intercambiar pareceres, sobre la elaboración de la fórmula que nos depare el beta de enriquecer ese horizonte en el que mañana sus hijas e hijos puedan adoptar para sus vidas.

Están a tiempo de tomar la historia en sus manos y obligarla a obedecer, como hizo el carajito Bolívar, quien en lugar de refugiarse en la comodidad de su fortuna, lanzó el ancla en estos lares hasta conquistar su cometido.

Alejarse, es tirar al cesto esa oportunidad única. No la desechen. No habrá otra. No se rindan. Quédense. Con título o sin título, pero ¡no se vayan!



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Ildegar Gil

Comunicador social

 ildegargil@gmail.com

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