Es evidente que muchos venezolanos y venezolanas se sientan muy angustiados por la actual situación del país. Y es probable también que muchos de ellos y ellas pudieran tender a echarle la culpa al gobierno por tal situación. Esto no debe sorprender.
La inversión de ingentes recursos y esfuerzos por parte de los gigantescos poderes fácticos del capitalismo planetario, entre ellos la monstruosa mediática transnacionalizada al servicio de ese capital, hace pasar por evidente, por una cuestión de sentido común, el equiparar al Gobierno Bolivariano con un poder que impone un modelo que ha fracasado.
Según Albert Einstein el sentido común es el conjunto de prejuicios adquiridos a temprana edad. Lo cierto es que es el ámbito de nuestras opiniones cotidianas, donde reina la espontaneidad. Aunque es caótico y contradictorio se aproxima mucho a ser una resultante, la de nuestras creencias adquiridas. Generalmente se sustenta sobre falacias lógicas, que de una u otra forma se fueron incrustando en nuestros cerebros, mediante la abrumadora acción, fundamentalmente, de los aparatos ideológicos del viejo orden burgués. Claro, es necesario reconocer que este es un tema mucho más complejo.
Si logramos despejar el panorama de la enmarañada tramoya armada por el Imperialismo Yanqui contra Venezuela, descubriremos la vulgar falacia con la cual se quiere prontuariar a la Revolución Bolivariana para justificar su derrocamiento. Derrocamiento que es el objetivo de la guerra no convencional que el gobierno de EE.UU. ha desatado contra nuestra Patria.
Visto así el escenario es bueno precisar lo siguiente: las guerras de hoy pudieran clasificarse en dos grupos: guerras convencionales (GC) y guerras no convencionales (GNC).
Conceptualmente la GNC forma parte desde hace algún tiempo del cuerpo doctrinal de las FF.AA. estadounidenses. Los gobernantes norteamericanos la hacen cuando necesitan apoyar a un movimiento sedicioso para coaccionar y derrocar a un gobierno. Las acciones se dirigen a debilitar y quebrar la voluntad de la población. Identifican el activismo del gobierno a favor y en contra. Buscan desacreditar, debilitar, provocar y asesinar a las fuerzas pro-gubernamentales, y a fortalecer a las fuerzas contrarias al gobierno mediante la capacitación, organización, financiamiento, armamento y, si es necesario, el apoyo militar de manera directa en forma de unidades de operaciones especiales en el terreno.
La GC, en síntesis, es un enfrentamiento armado físico entre los beligerantes. Busca la destrucción del ejército enemigo y de su infraestructura, o en su defecto debilitarlo para que no pueda continuar la lucha.
El diputado Pedro Carreño expresó claramente en el programa José Vicente Hoy que en la presente coyuntura el Imperio nos ha impuesto "un escenario de desestabilización, de guerra económica, para tratar de quebrarle la voluntad a nuestro pueblo con el hambre, privándolo de alimentos…" para "…lograr desmoralizarlo…", logrando sumar una parte pequeña de la población en algunas coyunturas políticas específicas (como fue el caso del 6D y el bachaquerismo), pero la otra parte afectada por esa guerra, que es la gran parte, tiende a desmovilizarse (como ocurrió también el 6D que no acudió a votar).
Pedro Carreño asegura que pudimos haber fallado cuando nos hemos planteado escenarios de guerra convencional cuando la derecha ha planteado los de la guerra no convencional. Que en eso debemos, por lo menos, estar en igualdad de condiciones.
Como se puede demostrar fácilmente, desde esta perspectiva, la cruel guerra económica con la cual la derecha local e internacional nos azota a los venezolanos es uno de los componentes de esa GNC. Por eso es muy acertada la decisión del Presidente Nicolás Maduro de crear la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, con un tratamiento de GNC, militar, con la Unión Cívico-Militar como lo enseño Chávez, para sanear las cadenas de distribución de productos prioritarios y normalizar el abastecimiento.