El departamento de La Guajira, en los últimos años se ha visto acorralado, por una envestida mediática desde todos los flancos. El señalamiento de un departamento "tierra de nadie" ha cabalgado por todo el país. De La Guajira se ha llegado a decir que junto al Magdalena y Cesar conforma el triángulo de la vergüenza y estoy seguro de haber leído un twitter donde se le compara con el estado de Guerrero en México. Es decir, si el infierno existe, tiene que estar en estas tierras de La Guajira. Somos tan "incorregibles" los guajiros que el gobierno nos tiene que imponer gobernadores, nos regañan y nos condenan a través de largas y fastidiosos columnas periodísticas y son cada vez más frecuentes las "homilías santista" que no son otra cosa que latigazos, dizque, para enseñarnos a ser buenos ciudadanos respetuosos y obedientes de la ley (hay que aceptar los peajes) . La Guajira, es el resultado de un abandono estatal crónico.
Cuando en una región como La Guajira, la presencia del Estado es débil o ninguna, los ciudadanos que habitan esa región, tienen el derecho legítimo de buscar mecanismos de sobrevivencia. El contrabando ha sido uno de ellos. ¿Damos un debate ético al respecto? Los guajiros no tendríamos ningún inconveniente, pero inicialmente hagamos una reflexión ¿Cuál ha sido el esfuerzo del estado colombiano para sacarnos de la ilegalidad? ¿Dónde están las fuentes de trabajo? ¿Cuál es la inversión social? En este caso en particular no queremos porcentajes ni estadísticas, deseamos hechos prácticos en el terreno, sin demagogia virtual. En el departamento de La Guajira tenemos un ejemplo para ilustrar: el municipio de Maicao ¿Cuál es el esfuerzo del estado para impedir que este vigoroso municipio de La Guajira no se nos convierta en una ciudad fantasma? El gobierno Santos, está estrangulando poco a poco, esta ciudad fronteriza. Necesitan acorralar la ilegalidad para que prospere la legalidad, no es mala idea, pero ¿Dónde están la inversión social y los proyectos de desarrollo, para catapultar esta digna región de Colombia?
La corrupción es un serio obstáculo para la prosperidad social de cual cualquier país o región del mundo. Este fenómeno, está catalogado como un gran flagelo, al cual no escapan ni los "países puros, educados y decentes" de Europa. En el año 2012, el informe que acompaña al IPC (Índice de Percepción de Corrupción) señalaba que la "corrupción en Colombia ha alcanzado un carácter estructural" y no estaban equivocados. Dicho lo anterior, podemos concluir que los guajiros aceptamos la corrupción como un mal necesario y la justificamos. No vamos aceptar la corrupción, no estamos contentos, estamos enojados. Ese ha sido el caballito de batalla del perverso centralismo para vilipendiar, castigar, humillar e intentar desmoralizar no a la clase política que despilfarra los recursos en este departamento sino al pueblo de La Guajira.
El modelo Neoliberal, necesita de un pueblo desmoralizado para continuar su política de despojo de nuestros recursos naturales. Grandes multinacionales y empresas privadas colombiana llegan a La Guajira como aves de rapiña para consolidar el negocio en el campo de la energía eólica. Isagen, Enel, EPM, Begonia Power y Jemeiwaak’ái proyectan producir más de 3000 megavatios. Continúa, además la pretensión de la imposición de peajes en La Guajira y dan por hecho la desviación del arroyo Bruno en la búsqueda de más de 35 millones de toneladas de carbón que reposan debajo de esta vital fuente de agua. Puerto Brisa (Dibulla) catalogado como una terminal multipropósito apto para recibir embarcaciones de 180.000 toneladas y con capacidad instalada para el manejo de 32 millones de toneladas de carga, es otra gigantesca obra difusa, lejana…es como un espejismo, pero está ahí….Los guajiros tenemos todo y tenemos nada.
No fue de esta sufrida región de donde salió el virus de la corrupción que fue inoculado en la democracia colombiana. La Guajira, es una víctima de la podredumbre de un sistema político que necesita ser reinventado para de esta manera pretender gobiernos que nos brinden la mayor suma de felicidad posible…reinventar una Colombia donde su clase política no devore los recursos con los cuales los niños puedan llevarse un bocado de comida decente a la boca y no morir de hambre, donde nuestros niños que sufren de cáncer no tengan que mandar mensaje y cartas clamando por una atención oportuna ¡que infamia!
Nos queda la movilización social, el paro, el plantón, el mitin, los pronunciamientos públicos, el debate como tribuna legitima, las redes sociales, la búsqueda de la unidad del movimiento social todo aquello que nos permita robustecer la rebeldía de un pueblo que se niega a sucumbir ante un centralismo voraz.
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