Una de las cosas que se tiene que proteger en un país, regido por un concepto de tanta nobleza, como es el Estado Social de Derecho, son los servicios públicos. En Colombia, a partir de la Constitución de 1991, se le entregó al sector privado la administración de estos servicios, bajo el concepto de que el Estado era un pésimo administrador de lo público, generador de una ineficiente burocracia y además corrupto por naturaleza. Hace 31 años, Cesar Gaviria exclamó: ¡Bienvenidos al Futuro! Comenzó, entonces, el suplicio del pueblo colombiano, bajo el paraguas del modelo neoliberal.
¿Por qué hay que cuidar a los servicios públicos, como a la niña de nuestros ojos? Los servicios públicos son fundamentales y desempeñan un papel esencial en el desarrollo económico y social de un país. Los servicios públicos de suministro de calidad, son una condición sine qua non para la erradicación efectiva de la pobreza (Organización Internacional del Trabajo). En Colombia, Electricaribe, fue una derrota estruendosa para los ideólogos de la privatización, un verdadero desastre y dejo un mensaje claro: el modelo neoliberal ha sido un verdadero fiasco. Hoy, la empresa Air-e, el nuevo operador del servicio de energía eléctrica en Atlántico, La Guajira y Magdalena muestra su mala catadura y su disposición para arrancarle la piel a los usuarios de este servicio (1,18 millones de usuarios).
El primer ramalazo fue el anuncio del incremento del servicio de energía a partir del mes de agosto (2021), 9% para el sector residencial y 5% para el sector industrial (Jhon Jairo Toro-gerente empresa Air-e), amparados bajo el argumento de que el hurto de energía en esta región es el más alto del país. Y lo tenemos que pagar los usuarios es ¡increíble! Esta decisión para los habitantes del departamento de La Guajira tiene el filo de una espada (Rosendo Romero) que lastima severamente los menguados recursos económicos de las familias de este pueblo y empaña cualquier intento de mejoramiento económico en la Costa Caribe, desde la perspectiva del llamado emprendimiento económico. La empresa Air-e, llega con unas ínfulas de grandeza, ejerciendo una posición dominante, toda vez que es la única prestadora de este servicio en esta parte de la Costa Caribe. Un recibo de esta empresa ocasiona que el corazón se nos ponga del tamaño de la luna (Carlos Huertas), sabemos que es un recibo impagable. Y de manera inmediata surge el gran malestar, el saber que no puedes hacer nada, un estado de impotencia, de rabia, saber que te están arrancando la piel.
Esta política, que pone en entredicho al mismísimo Estado Social de Derecho, no será una estrecha fugaz que sólo alumbra por momentos (Lenin Bueno Suarez). En Colombia el modelo neoliberal parece que llego para quedarse. Es un deber del Estado intervenir en la economía con el propósito de corregir situaciones de grave desigualdad e iniquidad social. Lo de la empresa Air-e, que supuestamente iba a contribuir con el desarrollo sostenible de la Costa Caribe e impactar la calidad de vida y el bienestar de los usuarios, hoy es "garante" de la degradación del principio de la dignidad humana. Recibos de energía con un costo exorbitante en unos departamentos cargados de pobreza, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). El Atlántico tiene 1,04 millones de pobres, en La Guajira el 66,3% de la población vive en condiciones de pobreza y en el Magdalena es de 59,8%. La capital del Departamento de La Guajira, Riohacha, aparece con una incidencia de pobreza monetaria de un 57,1% y con una incidencia de pobreza monetaria extrema con 27,7%.
Este es el panorama que nos deja la empresa de Alberto Ríos Velilla…un hombre poseído por la ambición. Este ñeñe, es el que nos arranca la piel, en un país que acaba de ganarse el premio de Paz y Libertad, según la cuenta que sacan los españoles. ¡No es una broma!