El debate sobre los aciertos y desaciertos del gobierno bolivariano, que preside Nicolás Maduro Moros, cada día adquiere mayor calor en los medios y son disimiles las opiniones. Unas razonadas, agudas y profundas. Otras son superfluas y con una carga de decepción y hasta de rabia, frente a situaciones que en cierto modo tienen su caldo de cultivo en el lenguaje altivo y descalificador que desde algunas esferas del alto gobierno se vierte a través de los medios, lo cual contamina el debate, porque insistimos que el diálogo es necesario, pero con el pueblo y especialmente con el pueblo disidente del chavismo, que lo hay, y a los de a píe, que por alguna razón sin mayor conocimiento de causa adversan a la gestión, guiados por la mediática y las críticas altisonantes y tendenciosas de la derecha fascista, que encuentra base en las dificultades que confrontamos.
La actual situación en el país, requiere de tolerancia e inteligencia, para abordar el interesante giro que está dando el panorama político nacional. La derecha fascista atrincherada en la Asamblea Nacional, con su mayoría alcanzada cabalgando sobre una campaña delictiva, engañosa, que llevó a gente humilde a creer en su discurso del "Cambio" y la última cola, que terminó siendo una criminal burla como lo ha reconocido la gente de la MUD, está en declive. Quienes ayer le votaron, hoy no la apoyan.
Su buen momento que produjo frutos el 6D está desapareciendo, lo que le lleva a la desesperación y colocarse al borde del despeñadero, porque no pudo concretar el golpe de estado anunciado por Henry Ramos Allup, el 5 de enero cuando asumió la presidencia de la AN, que prometió salir del gobierno de Nicolás Maduro en seis meses, es decir para el 5 de julio.
Pronosticó la réplica de una "Caracazo" y tampoco, se dio el estallido social. Recurrió a los cuarteles y como allí no encontró eco, sino lealtad e institucionalidad, ahora recurre al vilipendio, a la descalificación y la confrontación con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Sus aliados de Fedecámaras, Consecomercio, Fedenaga, Fedeagro y demás fedefachadas de la conspiración, les fallaron y ahora también están bajando la guardia y pidiendo cacao (diálogo), en busca de nuevos dólares, con el chantaje de que solo mediante el diálogo con ellos se puede acabar con la crisis del desabastecimiento inducido.
La verdad, verdadera, es que con errores y con todo lo que se quiera decir, el gobierno va encontrando la brújula y le está rompiendo el espinazo a los especuladores y acaparadores, lo que lleva a la cúpula empresarial a pedir tiempo (diálogo), para buscar oxígeno y volver por sus fueros, como lo hicieron en 2013. El entonces presidente, encargado, Nicolás Maduro, les convocó a Miraflores para dialogar y les aflojó el chorro de los papeles verdes, para trabajar juntos por el país. Recordamos como si fuese hoy, que a la salida del cónclave, salieron en cámara sonrientes prometiendo que a la semana siguiente los anaqueles estarían llenos y la mediática cambiaria su conducta, mejorando la programación de radio y TV , mientras que los impresos flexibilizarían su línea editorial. Ganaron tiempo y volvieron con mayor ferocidad, contra el pueblo sometiéndolo al castigo de las colas y los precios subiendo a velocidad de jet, como hasta ahora que el gobierno está tomando las cosas en serio.
Desde nuestro puntos de vista, con toda la razón que podamos tener para discrepar de algunas políticas gubernamentales, el momento nos indica que debemos unirnos en la diversidad, discutir y debatir con irreverencia, pero con lealtad en la acción. El pueblo reclama de quienes ejercen el gobierno, como sus iguales, oírle, escucharle y abrirse al debate sin descalificaciones ni poses altisonantes. Es hora de reconocer errores, de asumir, que nadie se las sabe todas y corregir rumbos, atendiendo a los sabios reclamos de todos los venezolanos que amamos a este país. La salida solo la encontraremos y haremos posible entre todos los patriotas, con diferencias o no.
Este momento histórico es la oportunidad de oro, para rescatar la confianza del pueblo chavista, mediante la información, veraz, transparente y oportuna. Con un discurso esperanzador, que le informe, con claridad, a plenitud, de manera diáfana y abierta sobre la realidad del país y el tiempo para su recuperación, que no puede ser por arte de magia, sino a largo plazo.
Pero para alcanzar esa unidad urgente y necesaria, precisamos de sinceridad, de visibilizar al otro, por insignificante que nos parezca, someter programas, proyectos y todo lo que se haga en beneficio del país, al escrutinio popular, para evitar que las promesas de falsos mesías haga que nuestros compatriotas se desvíen del pensamiento del Comandante Supremo Hugo Chávez Frías. Coloquemos en el congelador lo que nos distancia para resolverlo más adelante con el debate, pero abracemos de manera férrea lo que nos une para alcanzar la victoria final, que es posible, sobre la base del reclamo, la discrepancia y la critica pero rechazando la entrega.