¡Quién iba a decirlo!
¡Quién iba a pensar !
que después de tanto
cerebralizar
y tanto escribir
y tanto charlar
que si patatín
que si patatán
quién iba, repito,
quién iba a pensar
que sin darnos cuenta
vinimos a dar
en el mismo sitio
y el mismo lugar
donde ya estuvimos
antes de empezar!
"Esto está maduro,
y ahora sí es verdad;
esta lavativa
ya está al reventar:
un empujoncito
¡uno nada más!,
Y con uno solo
¡pal suelo es que va!"
Así lo creía
nuestra ingenuidad
y más de un zoquete
se sentó a esperar
para ver tan sólo
-¡qué broma, caray!-
que aquello que empujan
sigue en su lugar,
igual que la baba
que dice el refrán
que menos se mueve
mientras más le dan.
¡Quién iba a decirlo!
¡Quién iba a pensar
que después de tanto,
de tanto charlar,
y tantas peleas
y tanto bla bla,
estamos lo mismo
-peores quizás-
que aquellos pianitos
de cuando Guzmán
a los que llamaban
Merengue-No-Más:
comenzaba el hombre
su piano a tocar
y al son del merengue
la gente a bailar
y al fin de la pieza
sonaba: ¡Chin plan!,
y el mismo merengue
volvía a empezar!
¡Qué broma, carrizo!
¡Qué broma, caray!
Tres años corriendo,
tres años o más,
tres años brincando
de aquí para allá
tres años buscando
por donde brincar,
y al fin de tres años
venir a encontrar
que no hemos salido
del mismo lugar:
que el ritmo es el mismo
y el mismo compás
y el mismo merengue
que vuelve a empezar:
los mismos doctores
la misma unidad,
las mismas campañas,
los votos y tal,
y otro presidente
-o el mismo quizás-
y nuevos discursos
y vuelta a empezar
el mismo pianito
constitucional.
Todas estas cosas
las ganas que dan
son de irse uno
corriendo porái
y comprarse un burro
y enseñarlo a hablar,
y a decir !ji ji!
Y a decir !ja ja!
para cuando alguno
lo venga a embromar:
"Escucha, burrito,
¿tu vas a votar?",
pele los dientotes
y diga: -¡Qué va!
¡Vayan a la porra,
vayan al cará
con sus elecciones
y con su unidad
y con sus adecos
y su grupo Ars
y sus garantías
y su libertad
y con esos viejos
que ya huelen mal!
¿Qué adelanta un burro
con seleccionar
el palo que encima
le van a quebrar
o con que lo dejen
el nombre indicar
del próximo vivo
que lo va a montar?
¡Vayan a la porra!
¡Vayan al cará!
con sus candidatos
y con los demás!
Que si en estos años
-¡tres años o más!-
otros no aprendieron
sino a taparear,
yo he aprendido al menos
a decir ¡ji ji!
y a decir ¡ja ja!
¡ji ji ji ji ji ji,
ja ja ja ja ja ja!
Aquiles Nazoa fue un poeta, escritor y humorista venezolano que nació en el barrio caraqueño de El Guarataro un 17 de mayo de 1920 y falleció en Valencia en 1976. Otro poeta y escritor venezolano, Ludovico Silva, dirá de Aquiles: “Ha sido el único poeta venezolano que habló directamente a los desheredados, a los marginales, a los miserables y también a esas clases medias que tienen un pie en el barro y otro en el primer peldaño de la escala social. Sus versos son la expresión más transparente y menos falsa que existe, en el plano poético, no sólo de las costumbres, gustos, decires, prejuicios, amores y dolores de los sectores venezolanos que sufren con mayor inclemencia la aberración histórica del subdesarrollo; sino lo que es más: expresan con perfecta nitidez la lucha de clases en Venezuela, que es muy semejante a la de otros países de América Latina” (La vaina cultural. Disponible en: http://goo.gl/zyzf6u).
El poema de Aquiles Nazoa que hoy evocamos, “El mismo pianito. Poema electoral”, fue tomado del libro “Sencillamente Aquiles”, editado por Monte Ávila Editores Latinoamericana en el año 2010.