Independientemente del estruendoso fracaso de la Coordinadora Democrática-MUD, en su intentona golpista, con la cacareada "Toma de Caracas", que al final concluyó en la ocupación de modestos espacios en el Este de la ciudad capital, zona exclusiva de la oposición, donde incluso ni a los cafetines pueden entrar los afectos al gobierno, porque se exponen a una agresión, verbal, psíquica o física; la revolución tampoco se cubrió de gloria.
Claro que necesario es reconocer que el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, al menos esta vez se puso las pilas y los servicios de inteligencia funcionaron desmantelando los grupos criminales que la oposición había articulado para reeditar el 1S los dolorosos sucesos del 11A 2002, del 14O de 2013 y del 12F de 2014, que dejaron decenas de hogares enlutados con los asesinatos cometidos por los "pacíficos y democráticos manifestantes" de la Coordinadora democrática -MUD, mediante francotiradores y guarimbas. Igualmente la temprana movilización por todo el territorio nacional, que realizó la dirigencia de la revolución y la activación de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, como garante de la seguridad y la paz, hizo que el discurso violento de Chuo Torrealba, Ramos Allup, Capríles Radonsky, Freddy Guevara y demás dirigentes de la falange oposicionista perdiera fuerza entre la población, que no hizo caso al llamado a la insurrección que durante un mes mantuvo en la mediática con la llamada "toma pacífica de Caracas" y en consecuencia el plan para derrocar a Nicolás Maduro, mediante el asalto a Caracas y al palacio de gobierno o la manifestación desbordada que caotizara la capital y lo obligara a renunciar se quedó en el imaginario de los violentos.
Pero esa acción dejó en el ambiente amargas verdades, a cerca de las fallas que tiene el proceso bolivariano, que requiere dar un golpe de timón en el discurso y en las medidas que aunque tardías ha venido tomando para frenar la arremetida fascista nacional e internacional, contra el legado del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
La comunidad chavista necesita muestras concretas de la lucha a fondo contra la corrupción, el nepotismo y demás vicios que carcomen los cimientos del proceso bolivariano. No basta con aplicar el escáner a quienes estando en cargos de confianza firmaron por el referendo revocatorio contra el presidente, porque ellos por vergüenza y dignidad, deben renunciar sin necesidad que los despidan. Pero hay conspiradores agazapados que con su camisa y gorra roja, siguen haciendo daño, como el caso de PDVSA, denunciado por José Vicente Rangel. Están pendientes también los dueños de las empresas de maletín que se llevaron más de 60 mil millones de dólares, los que cobraron créditos agrarios y no sembraron ni una mata de fríjol, gobernadores y alcaldes que no han hecho la tarea, particularmente en materia de servicios públicos, lo que causa serias molestias y desconfianza en la población militante de la revolución.
Por otra parte en esa intentona golpista del 1S, quedó demostrado que estamos fallando en el trabajo de formación ideológica, porque mucha gente que ha recibido beneficios desde una vivienda, hasta una tarjeta socialista para el vivir viviendo, estuvo apoyando a los enemigos de la revolución. El sorpresivo cacerolazo al presidente Maduro, en Villa Rosa, que pudo haber sido algo peor, también nos dejó el alerta de las grietas que tenemos en la organización para la defensa de la revolución.
El carnaval de regalos sin que los receptores aporten algo a cambio, no garantiza lealtad al proceso. Por el contrario distorsiona y enrarece lo que pudiera ser una fortaleza para la consolidación de la revolución, si esos beneficios fuesen acompañados de proyectos que formen y comprometan a los beneficiarios en la producción solidaria para apuntalar el desarrollo económico, político y social del país y templar el acero de la conciencia de clase y la lucha que tenemos en el día contra una oligarquía apátrida y parasitaria y una burguesía explotadora y colaboracionista de los enemigos de la patria. A nuestro juicio, esto es parte de las reflexiones que nos deja el 1S.