El argumento es muy sencillo, lo pueden entender hasta los aduladores. Veamos.
Imaginemos que un sargento y un alcalde que en alianza convoquen una reunión de sus partidarios en la Plaza Bolívar de su pueblo. Que allí, con flux y corbata, proclamen un nuevo gobierno refrendado por sus partidarios que califican como “poder popular” e inmediatamente disuelvan al gobierno de Caracas. El “poder popular” reunido en la plaza nombra una nueva Asamblea Nacional que a su vez nombra un nuevo Tribunal Supremo, donde se llevarán las actas del nuevo gobierno para su certificación.
Lo anterior parece un chiste, pero tiene jurisprudencia en las acciones recientes del gobierno. Qué diferencia tiene lo que pasó en el pueblito del cuento con lo que está haciendo el gobierno. Alguno diría que el gobierno es legal, y así llegamos al meollo del asunto. El gobierno ciego, insensato, disuelve las bases de su legalidad: desconoce el criterio de mayoría, disuelve los poderes; el ejecutivo certifica una mayoría en una plaza, sin firmas, sin huellas, sin CNE. Ese “poder” en la plaza sustituye a la Asamblea Nacional que convocó13 millones de votos de la oposición y del gobierno, formada por diputados aliados y opositores.
De todo esto surge una pregunta: ¿dónde está el soporte del gobierno, qué lo mantiene? La respuesta es ¡la fuerza! El gobierno mismo destruyó sus bases jurídicas, políticas y, sobre todo, las bases espirituales. Y cuando un gobierno se sustenta sólo en la fuerza está en un grado de extrema gravedad. Esa es, sin duda, la situación actual.
La situación es altamente inestable, vuelan las demandas en tribunales desacreditados, el diálogo es una opereta; "hoy no vamos, mañana sí", que "en Margarita", que "en Caracas", sigue el torneo verbal, se trata de buscar la frase más ingeniosa: “a la oposición le falta viagra” “el gobierno es ignorante” “aquel es cobarde”, “al otro le faltan bolas”, “vamos para allá”, “aquí te espero”, “no me la calo”, “desacato”, “desacato será tu madre”… ¡colombiano!, “fábrica parada será tomada”... a los capitalistas no les gusta, pero todavía no se han metido con la limosna los dólares en el extranjero, tienen inmunidad. No hay dudas, el sistema político no está funcionando.
No es descabellado pensar que en estas condiciones el capitalismo tiene que apelar a la fuerza, a la represión, para restituir la dominación, la aceptación de la legalidad. ¿Cómo lo hará? Varias son las maneras: puede instalar una dictadura fuerte, es probable, muchos descreen esta posibilidad, pero nunca se sabe lo que guardan las paredes de los cuarteles, cómo reaccionaran si la situación los reclama, a cuál legalidad se plegarán. Puede usar al gobierno sumiso para reprimir, esta solución sería muy transitoria, el gobierno se debilitaría más, sólo estarían corriendo la arruga. Puede que el gobierno salga y dé paso a una ancha base, eso es lo que buscan los partidarios nacionales y extranjeros del diálogo, esperemos a Margarita, a Caracas, o lo que pasa en las reuniones encaletadas entre shannon y zapatero. Cualquiera de estas vías es posible, lo que sí es remoto es la continuidad de esta situación de vacío.
La situación les exige a los dirigente chavistas, que hasta ahora se han mantenido al margen, asistiendo al deterioro y a la deformación del Chavismo, que actúen, que no dejen morir el sueño sin disparar un tiro. Este pueblo que los acompañó durante tantos años merece que corran el riesgo de luchar, de dejar para el futuro la senda que puedan seguir otros, que el planeta emocionado con Chávez sepa que el sueño vive, que el Comandante vive en la lucha de sus hijos, que el Socialismo no se suicida, quien fracasa es el reformismo.