Ésta es la historia episódica de “Agosto Borges”, un político opositor de un país imaginario llamado “Bolisimónzuela” que es tan vergonzosa, que tengo que contarla como un cuento traquicómico, sobre alguien que se considera ser “un educado y respetuoso” dirigente de un sector político que vive en una constante pelea con los que gobiernan…
El asunto es que estando en un lugar llamado “Santo Sábado”, estaban reunidos los grupos que se encontraban negociando en que hacer para convivir de manera civilizada y desterrar el golpismo y la conspiración como forma de hacer política, y que ya tenían un documento para ser firmado entre las partes, como un acuerdo integral para una paz permanente en “Bolisimónzuela”.
Pero no contaban con la astucia de Agosto Borges, que siendo alrededor de las 4 de la tarde, le dicen que tiene una llamada y se levanta de la mesa de manera nerviosa y veloz, mientras las demás personas que estaban allí se le quedan viendo de forma molesta, por que en ese preciso instante, iban a estampar las firmas para el acuerdo, éste personaje, jefe del partido político “primero la muerte” le haya dado más importancia a “la llamada”…como que la estaba esperando!
A partir de ése momento, pasaron tres horas para que regresara de contestar “la llamada santanderbogotana” y con un ligero tambaleo y evidente estado etílico, dijo con la mirada perdida: ¡no vamos a firmar nada!... ¡Aquí no hay ningún acuerdo!...
Por cierto, esos son los que se autodenominan como “políticos decentes”, y ese sector opositor en ése país imaginario siempre han querido “vender la idea” de que los indecentes están en la acera que está a la izquierda…