¿Cuántos dueños y directivos del capital financiero venezolano votaron el 20 de mayo para reelegir al presidente Nicolás Maduro? ¿Cuántos de los dueños y directivos de P&G votaron o hicieron campaña para elegir a Nicolás Maduro en la Presidencia de la República para el período 2019 – 2013? ¿Cuántos de los dueños y directivos de alimentos Polar aportaron sus votos o campaña para que el Presidente Maduro resultara electo, tal como ocurrió el pasado mes de mayo? ¿Cuántos de los opositores que representan los intereses de clase de la burguesía y obedecen órdenes del imperialismo yanqui aportaron "democráticamente" para que se diera el más reciente proceso electoral? ¿Cuántos dueños y directivos de las empresas de comunicación televisiva, radioeléctrica y de internet, que operan señales del Estado venezolano, mediante el otorgamiento de las debidas concesiones, abrieron espacios democráticos en busca de la paz, la conciliación y el ejercicio democrático? ¿Cuántos de los dueños de unidades de transporte terrestre (que se supone deben prestar un servicio al pueblo venezolano), que se han convertido en "poderosos" y enemigos de quienes a diario les mantienen y generan ingresos, contribuyeron y contribuyen a la paz social, al diálogo y al fortalecimiento de la democracia venezolana?...

Preguntas sin respuestas. Sin embrago, es evidente (y "por sus hechos les conoceréis" como dicen que decía aquel palestino, rebelde y revolucionario, que nació hace 2000 años atrás para sembrar un mensaje de liberación para la humanidad) que ninguno de esos sectores ha mostrado jamás simpatía alguna por la democracia venezolana que, constitucionalmente, es participativa y protagónica. Les interesa tan solo honrar su capital y multiplicarlo a cualquier costo. Para nada les importa el pueblo, la clase trabajadora, campesina, proletaria, pues ésta representa su opuesto en lucha que algún día terminará victoriosa y desarrollando una sociedad de iguales, en libertad y justicia, que en nada se parezca a la sociedad de explotación que padece la humanidad desde hace unos 500 años con el nombre de capitalismo.

El pueblo pobre y trabajador de Venezuela, fiel defensor del camino Revolucionario, Bolivariano y Socialista que nos enseñó Chávez, es el único que el pasado 20 de mayo de 2018, dio nuevas muestras de fidelidad y esperanza, anotando –entre otros múltiples aportes cotidianos de amor y consecuente identidad- sus votos por la conducción del proceso de transformaciones en Venezuela, hacia el combate y la derrota de la guerra económica, de la hiperinflación inducida, del acaparamiento, del bloqueo desde el imperio y de las amenazas permanentes de exterminio, militar, social, político.

El pueblo quiere y acompaña al presidente Nicolás Maduro en las iniciativas de diálogo por alcanzar y hacer permanente la paz y la convivencia que permita generar la Venezuela potencia. Es tarea patriótica y socialista. Por eso, en un justo orden de prelaciones para llevar adelante el diálogo, quien debe ocupar el lugar prioritario para éste es el pueblo de a pie, el que sabe de su fortaleza como clase proletaria, el que padece la explotación cotidiana en sus centros de producción y trabajo, el mismo que optó por Bolívar y Chávez como guías hacia el mejor de los gobiernos ("el que provee la mayor suma de felicidad al pueblo"), el mismo que fiel, se organizó y votó por Nicolás Maduro para un nuevo período presidencial chavista.

El Presidente ha dicho en su cuenta tuíter @NicolásMaduro que "Ahora vamos al diálogo con Profesionales, Poder Popular, Comuneros" y con la promesa de llegar "pronto a puerto seguro", nos exhorta a perseverar: "¡Paciencia, trabajo y más trabajo para tener Patria!". Nunca es tarde aunque, en mi humilde opinión, se debió comenzar todo diálogo con el Poder Popular… es el Poder Protagónico de la Revolución Bolivariana y Chavista, al cual se deben subordinar todos los demás poderes, a fin de "mandar obedeciendo". ¡Nunca es tarde! O, como dijera el poeta Antonio Machado: "¡Hoy es siempre todavía!".