Especificidades del diálogo político

El sistema político venezolano se encuentra bajo un ambiente de altísima hostilidad y presión por parte de la derecha nacional e internacional, a pesar de llevar 6 meses de relativa tranquilidad, por la evidente y significativa desaparición de las guarimbas en todas sus manifestaciones, la quema de personas vivas, etc…lo cual en lo concreto es un triunfo para la paz y la concordia.

Sin embargo, sigue persistiendo un enrarecido “clima político”, por el lamentablemente cotidiano enfrentamiento entre dos sectores políticos totalmente antagónicos en su visión política (antiimperialistas vs pro-imperialistas) y manera de ver la realidad social y económica de un país que pareciera que “una parte del mundo” se consideran con derechos a inmiscuirse en los asuntos internos y soberanos, que sólo nos pertenece a las venezolanas y venezolanos.

En los actuales momentos hay en pleno desarrollo, un intento de diálogo político entre el sector gubernamental y una parte del sector opositor, que se han estado reuniendo en República Dominicana, en donde ya van varias “rondas de negociación” sin todavía aparecer “humo blanco” o acuerdo entre las partes.

El diálogo político para que tenga un hoja de ruta que den la posibilidad cierta de lograr “aceptación a satisfacción” entre las partes negociadoras, deben en su estrategia de acción, comenzar y operacionalizar algunas pautas que permitan el logro de resultados mínimos, a menos que quieran “el todo o nada”, lo cual significaría la existencia de pocas posibilidades de éxito en la estrategia de negociación, ya que lo prudente sería un ganar-ganar y que el gran triunfador sea la patria venezolana.

Lo primero es el de la triada de la legitimidad, reconocerse-aceptarse y tolerarse mutuamente, lo que de entrada implica decirse: “tú eres gobierno y tú eres oposición” y debemos tener una convivencia democrática para bien de la institucionalidad y la gobernabilidad, que permita erradicar la violencia y evitar que los atajos inconstitucionales sean un atractivo mecanismo para los sectores más radicales que no creen en el voto, como una manera civilizatoria que ayuda a dirimir las diferencias políticas, con el sufragio libre, directo, universal y secreto.

En cuanto a las negociaciones que se deben dar en el diálogo, hay que tener planteamientos o propuestas que sean posibles realizar y tener en mente que se puede obtener desde todo hasta solo una parte de los requerimientos y que luego en otras rondas de diálogo, se puedan lograr otros petitorios, teniendo en cuenta, estas preguntas claves: ¿Qué vamos a pedir? Que estamos dispuesto a dar? ¿Qué tenemos que hacer para lograr algo de lo solicitado?...

Entre las especificidades del diálogo, existen unas especies de premisas que hay que tener presente: los que dialogan lo hacen es porque ninguna de las partes en conflicto es lo suficientemente fuerte para no tomar en cuenta al otro, que ceder no es sinónimo de debilidad, que no es buena estrategia negociar contra el tiempo o bajo presión que impida actuar con cierta serenidad y es definitivamente importante la aceptación mutua de interlocutores válidos y el lugar de las reuniones…

Es importante destacar, como punto clave, es “el poder negociación” que tienen las partes del diálogo, observando que en el bloque gubernamental, aparecen de una “manera monolítica”, por lo tanto es una fortaleza para negociar con claridad y fluidez, pero en el caso del bloque opositor, se presentan como un “mosaico de tonalidades” en las cuales hay diversidad de intenciones, es decir, tienen diversidad de visiones por las cuales interpretan el porqué del dialogo político, y lo que se convierte en una debilidad es la manifiesta dependencia que tienen con los centros de poder de la derecha internacional, en la que todas las decisiones en éstas rondas de negociaciones, tienen que estar realizando consultas y pedir autorizaciones sobre el que hacer…

Desde el punto de vista estratégico para la dinámica en la construcción de acuerdos, no comparto, una premisa que hay en los diálogos políticos y es la creencia de que hasta que no exista un acuerdo en todas las partes colocadas en la discusión o negociación, se considera que no hay acuerdo, dicho de otra manera, solo hay acuerdos integrales o no se ha llegado a ningún acuerdo.

Considero que en las partes en donde hay avances o pre-acuerdos, ellos deben perfeccionarse y concluir una etapa en las rondas de negociación y dejar para otro momento, nuevos encuentros para dedicarse a resolver sobre los puntos que aparecen como innegociables, pero que ya con los acuerdos previos, permita un mejor ambiente político, que les diga a las partes, que en democracia es muy necesario e indispensable, el uso de “la institucionalidad del diálogo” y los procesos electorales como un binomio de acción política estratégicamente vital para una equilibrada coexistencia pacífica entre sectores políticos antagónicos, en el cual deben aceptarse, quienes son mayorías y quienes son minorías, pasando por reconocer a las instituciones políticas y en la medida de lo posible, entender que en democracia es mejor ganarle al adversario en unas elecciones que derrotar al enemigo en una guerra…


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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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