La bonanza petrolera que desarrollamos desde principios del siglo pasado hasta hoy; a pesar que se descubrió en 1875; vino deteriorando la PATRIA, para convertirla en el nido de víboras que hoy parecemos; haciendo creer al resto del mundo que somos hermanos, cuando la realidad nos muestra sin posibilidad de reencontrarnos.
El odio que cultivaron los saqueadores petroleros desde su llegada, penetró una parte de nosotros y no sabemos cuál debe ceder para empezar a dilucidar tantas contrataciones heredadas.
La infiltración que hizo el Imperio, por la ambición que creo el recurso de la tierra; convirtió a nuestros hermanos en lo que ellos son y ahora como enemigos, no respetamos la convivencia pacífica, pretendiendo acabar con sueños de nuestros antepasados.
Queremos dialogar sin valores que respetar y un puñal bajo la manga; nos sentamos en una mesa mediática a calmar una guerra planteada que no encuentra la forma de poner los puntos sobre la i; pareciera que el objetivo no es solucionar nuestras diferencias, sino seguir hurgando la ignorancia para ver cuanto tiempo más podamos explotar el poder.
Las diferencia que mostramos, son extraídas de realidades extranjeras; se desconocen principios de humanidad y la supervivencia es para el que haya absorbido las enseñanzas del mal con mayor maquiavelismo.
Somos lo negado en lo deseado; no hemos encontrado formas de imponer la condición que requiere el proyecto de la paz.
Hay una especie de acuerdos que no son precisamente los que marcan caminos revolucionarios, hay dudas, contradicciones; los intríngulis siguen estando sin claridad ; pareciera que estamos marcados, para estar en esta angustia por cien años.
La táctica para defender la revolución tiene que cambiar; no podemos seguir dependido de la suerte y llamados de emergencia a gente que no cree en lo que planteamos, porque la formación no ha llegado como se necesita en revolución y es la única que puede sustentar este camino de PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA
SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.
