Estas líneas surgen tras conocer la noticia sobre la terrible golpiza a la que fue sometido el Camarada Richard Ferrer, militante de la Juventud del PSUV en Nueva Esparta y estudiante universitario, por parte de una banda opositora. Afortunadamente, las más recientes comunicaciones nos refieren su estabilidad.
No es posible mencionar el hecho y aislarlo del contexto nacional. Ante el llamado al diálogo realizado por el Presidente Nicolás Maduro, con la mediación del Vaticano y de la UNASUR, la oposición venezolana responde a medias y ambiguamente. La entrada en escena de Thomas Shannon también coloca su grano de pimienta.
Cuando se hizo público el anuncio del inicio de la mesa de diálogo, una cantidad importante de figuras mediático-políticas dentro de los sectores contrarrevolucionarios desconocieron el hecho, hablando en criollo se hicieron los paisas, dijeron que sólo se habían enterado por la televisión, y de inmediato comenzó a retumbar en el campo de batalla la artillería de twits y declaraciones en prensa. Con anterioridad, algunos de esos mismos personajes, negaron los acercamientos previos e incluso solicitaron un "voto de silencio" a los representantes del gobierno. ¿Por qué? Es una de las tantas preguntas que pueden surgir de esa extraña actitud. Tratemos de dar respuesta.
Particularmente, me parece que todo forma parte de una estratagema. La oposición estaba en una situación de fracaso recurrente en su empeño por derrocar al gobierno de Maduro. La toma de Caracas no tuvo el impacto deseado por sus convocantes, debido a las medidas de seguridad aplicadas por las autoridades, antes, durante y después del 1 de septiembre. Igual destino tuvo la iniciativa de Golpe Parlamentario y el llamado a paro. Por su parte, las fuerzas revolucionarias, en su escenario natural – la calle – se movió como pez en el agua, recuperando la moral (algo socavada en el marco de la guerra económica), y revitalizando el liderazgo del Presidente Obrero.
El diálogo frena la dinámica de movilizaciones en la que el chavismo saca los mejores frutos, y eso lo sabe el líder máximo de la oposición, es decir, el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Sólo así puede comprenderse la decisión de suspender la marcha a Miraflores y la aceptación (parcial) del llamado al diálogo. Coloco parcial entre paréntesis porque sólo un grupo de partidos lo asume. Para la estrategia es saludable mantener a las organizaciones más furibundas por fuera, en aparente disensión con la oposición "dialogante". En realidad el enviado especial del Papa y evitarle un insalubre clima de violencia a la sociedad les importa un bledo. La verdadera razón de cada uno de sus pasos es desalojar al chavismo del poder.
La mesa de diálogo no sólo le permite a la oposición continuar el plan golpista con la mampara mediática y el atavío de blancas ovejas que ésta le coloca, por si fuera poco, les abre la posibilidad de conseguir la liberación de terroristas que viabilizarán su verdadero propósito. Basta con revisar las "propuestas" que efectúan. Son muy concretas en realidad, y tienden a solicitar, prácticamente, la rendición de la revolución. Mientras tanto el gobierno pareciera ser más abstracto y defiende los valores de la paz y la justicia. Seguro estoy de que Maduro no claudicará, pero ante lo expuesto y vista la agresión al Camarada Richard, instigada por una persona liberada recientemente en el marco de esta etapa de aparente búsqueda de entendimiento, me hago una última pregunta, por ahora: el diálogo ¿valdrá la pena?