Los vencidos carecen de capacidad de maniobra. La desmoralización les impide imponer condiciones y mucho menos dar ultimátum. Saben que la historia la escribirá el pueblo. Quienes pretenden derrocar la revolución bolivariana transitan veredas, atajos, trochas (caminos verdes), pero fracasaron. Son los conjurados de siempre, respaldados por el Gobierno de los Estados Unidos y otros lacayos de América Latina.
Derrota tras derrota y no asimilan ni corrigen rumbos. Llevan 17 años en el mismo andar y accionar. Caen y vuelven al suelo, pero en una de esas irán al subsuelo, no resucitarán para tomar el poder. Son los mismos conjurados que han dejado huellas de terror en el pueblo.
Los fascistas siempre están prestos para la conspiración, maquinación, conjura, complot, traición, intriga y treta, ya sea contra una persona, la autoridad o del mismo Estado, vinculado en alguna rebelión derechista. Para estos siempre están "al día", pero los reveses también le acompañan.
Este es el retrato hablado o escrito del fascismo, el mismo que tiene a su disposición las corporaciones mediáticas mundiales y nacional que manipulan y mienten sobre nuestra patria, los que reciben miles de millones de dólares del Departamento de Estado de EEUU a través de la USAID, dinero para subvertir el orden.
Los conjurados son descarados, "exigen" excepción para que no se aplique sanción a quienes son los autores intelectuales y materiales de los 43 asesinatos cometidos durante los actos terroristas denominados "guarimbas", y que regresen los "exiliados", los mismos que se fugaron del país con enormes sumas de dinero producto de estafas y robos.
Estos facinerosos no creen en diálogo ni en acuerdos, no respetan la institucionalidad democrática, y mientras hacen el juego de sentarse en la mesa de diálogo, entre bastidores organizan la violencia.
Así actúa el fascismo. Pero el pueblo los monitorea, le sigue los pasos para frenar su borrachera por el poder.