Leía ayer en el diario Ultimas Noticias, una reseña sobre unas declaraciones de Elías Jaua, quien fuera un excelente alumno en mi curso de América Latina Contemporánea en la Escuela de Sociología de la UCV. Elías se refería a las solicitudes de cinco referendos revocatorios que se introducirán el próximo 27 de febrero, específicamente contra los gobernadores de Anzoátegui, Carabobo, Monagas, Zulia y Yaracuy. Sin embargo, leyendo sus declaraciones reflexionaba sobre algunas afirmaciones que hacía.
En primer término, el director de Planes y Proyectos del MVR aseguraba: “el oficialismo ganaría contundentemente cualquier escenario electoral que se plantee”. Entendemos que esto es parte del optimismo que todo político debe reflejar públicamente cuando se trata de temas como el electoral, sin embargo, habría que hacer notar que esto no es algo que está decidido o escrito de antemano. El triunfo electoral de los sectores afectos al proceso de cambios que vive el país, sólo será una realidad sí el gobierno nacional desarrolla políticas económicas y sociales que no hagan recargar la crisis generada por el paro golpista en los hombros de los trabajadores y el pueblo; si aplica medidas que conduzcan a castigar a los empresarios, burócratas sindicales y políticos que auparon el paro y el sabotaje en PDVSA. Pero también esto será posible si los dirigentes regionales de las organizaciones políticas que apoyan a Chávez, se ponen al frente de las luchas que desarrollan los trabajadores y las organizaciones populares en cada una de sus regiones contra el desempleo y los intentos de desabastecimiento.
Por otra parte, asumir una actitud de solidaridad automática con todos los gobernadores chavistas no es lo más sano y conveniente para la profundización del proceso revolucionario. Así como los gobernadores antes nombrados son unos golpistas, enemigos del pueblo, hay otros supuestamente “revolucionarios” que han tenido en el pasado reciente posiciones muy ambiguas, especialmente ante el golpe de abril, y otros que llegaron de la mano de Miquilena mantienen sospechosas relaciones con éste. Sin olvidar a unos cuantos que se dicen “chavistas” pero por debajo de cuerda entraban a los activistas populares en sus actividades de organización y lucha cotidiana contra la derecha fascista, mientras los acusan increíblemente de “izquierdistas” y “sesentosos”. A estos pseudorevolucionarios también hay que revocarlos ya que le hacen un flaco favor al proceso de lucha social que vive el país.
Compartimos con Elías la idea de que “la salida a la crisis que vive el país va más allá de un proceso electoral”. Y concordamos con él cuando afirma que el problema es el 80% de pobreza existente. Sin embargo, no dice que si bien una gran parte de esta pobreza y exclusión reinante es responsabilidad de los gobiernos adecos y copeyanos, no es menos cierto que este gobierno no ha hecho mucho para cambiar esta situación. Pero lo más grave es que plantea que la solución a esta situación se logrará “sólo con el concurso de las élites políticas y económicas”. Esto es simplemente desconocer que esos sectores no están interesados en resolver el problema de la pobreza en el país, y lo han venido demostrando de manera clara desde el paro patronal de diciembre de 2001, pasando por el golpe de Estado de abril del 2002 y por el paro y sabotaje petrolero que acaba de terminar. “No se le puede pedir peras al olmo”. Los aliados que busca Elías para acabar con la pobreza son los mismos que la propiciaron a lo largo de los últimos 40 años, y que ahora amenazan con cerrar fábricas y plantas procesadoras de alimentos. Son los mismos que en conchupancia con los políticos corruptos y fascistas de la Coordinadora Democrática, con los dueños de los canales de televisión y los burócratas sindicales de la CTV, paralizaron el país, sabotearon nuestra principal industria, envenenaron la mente de importantes sectores de la clase media, cercenaron el derecho al estudio de nuestros niños y jóvenes y trataron de derrocar al gobierno que democráticamente eligieron los venezolanos. En realidad, “sólo el pueblo salva al pueblo”, como dijera Carlos Marx. Será con la movilización de los trabajadores y el pueblo. Profundizando el proceso revolucionario y avanzando en la articulación de las distintas organizaciones obreras y populares existentes, que se podrá enfrentar y derrotar a la pobreza. Para ello, sin embargo, será necesario expropiar a esos que Elías supone nuestros benefactores, y comenzar a ejercer el control obrero de las industrias que cierren o que no quieran producir y distribuir determinados alimentos. Algo que habrá que desarrollar en el seno de nuestra empresa petrolera mediante el control obrero y la contraloría ejercida por las organizaciones populares, cuestiones que ya los trabajadores del Criogénico de Jose y de la refinería de El Palito vienen ejerciendo democráticamente. En definitiva, sólo será con la conformación de un gobierno de los trabajadores y de las organizaciones populares como se podrá derrotar a la pobreza.