Gran importancia debemos esperar del transcurrir del tiempo, que medimos por el girar de las agujas del reloj y de las hojas del calendario que nos guía en los días, el mes y el año, es el tiempo muchas veces tan riguroso que nos coloca en apuros, otras veces nos permite la calma o la paciencia para emprender nuestras cotidianas tareas, unas de mucha exigencia en el tiempo, y otras, que nos da cierta elasticidad en medir nuestras acciones, actividades y transitar por rutas dando tiempo al tiempo, tratando de alcanzar las metas sin aquellos tropiezos que muchas veces nos encontramos en la vera del camino y que cuando logran perturbarnos las cosas suelen complicarse.
La realidad nos asoma muchas variables y de mucha complejidad en aquellos aspectos que más tienen que ver sobre la vida humana, como la economía, la política, la cultura, lo social, lo religioso, y los derivados que se multiplican en una gama diversa que ocupan la vida de la sociedad moderna, como el trabajo, la educación, la salud, el esparcimiento, el comportamiento y conducta de los individuos según en la sociedad y el medio ambiente físico y social donde se desenvuelvan, aquí tenemos incidencias de peso como la gobernabilidad de los distintos Estados y el papel fundamental de los liderazgos.
En ese sentido el mundo se ha venido complicando por la acción directa de los seres humanos en dirigir los destinos de los pueblos, cuando se saltan los preceptos legales de la convivencia en sociedad y quebrantan las leyes naturales, es cuando el ser humano, el hombre, sentenciaban en pasados no muy lejanos, al ser un ser desconocido, cuando suele acometer especie de locuras aprovechando las ventajas del poder político, económico y social, es cuando sufre momentos de obnubilaciones, al margen del privilegio exigente de la naturaleza y las leyes sociales que la misma sociedad se impone, para normar la conducta humana y tratar de conducirla por senderos del bien y la justicia, además de la sana convivencia social y de la paz.
Siempre en el tiempo se han marcado inmensidad de acontecimientos de bienestar y justicia para la humanidad, pero existen variables que los seres humanos no han podido o querido controlar a fin de mantener el equilibrio de la sociedad humana, entonces se anteponen aquellas complejidades incontrolables, que desvían las leyes hacia la búsqueda para que los pueblos puedan vivir en justicia social y paz, los estorbos o perturbaciones siempre asoman, motorizados por aquellos seres tocados por las influencias decisivas del medio ambiente, que les conllevan a someter a sus semejantes a serios sacrificios, basados muchas veces en el mismo poder que otorgan los pueblos o bien por aquellos que logran vencer barreras y se convierten en amos y señores de los Estados que gobiernan, olvidando leyes supremas y leyes sociales, a estos se suman muchos liderazgos muy negativos, bajo la praxis de rémoras culturales que saltan los preceptos filosóficos de las ciencias sociales en materia política como ciencia de la gobernabilidad en perfecta armonía con la democracia.
Este año 2016 ha sido un año muy duro, nos basamos en el clamor general del pueblo, y también las estadísticas y las cuentas de quienes dirigen los destinos de nuestro país, incluyendo incluso a los factores, que se dicen ajenos a la situación crítica por la que hasta ahora hemos venido atravesando, no es necesario redundar o hacer énfasis en lo puntual del problema, debido a que lo hemos señalado en reiteradas oportunidades por este mismo conducto comunicacional de Aporrea, en diversos artículos, en ellos fijamos posiciones acordes con la dialéctica de la realidad, hoy solo pretendemos testimoniar en el tiempo que nos está indicando que el balance del 2016 es negativo, es preocupante, lo es en otras también en otras latitudes, pero nos incumbe lo nuestro, lo que nos envuelve en la vida diaria del constante trajinar y encontrarnos con las dificultades, por parte de quienes hubieran podido solucionar tantos problemas, pero no, se encerraron obnubilados en sus propios intereses, dejando al pueblo en orfandad, razón de la dureza de este año, que tampoco está lejos de herencia de los que yacen en el tiempo de los recuerdos.
Hoy, es Navidad, el mundo cristiano celebra la natividad de Jesús de Nazareth, el llamado Mesías de la Belén milenaria, el inmortal, que ha logrado hacer historia viva por más de 2 mil años, tanto que hoy ese mundo que rinde tributos y culto a su memoria, hace el alto acostumbrado para que a la media noche se rememore el nacimiento del niño Jesús, y son los niños y niñas los que anhelan con impaciencia esa hora de la media noche, porque se aparece el niño legendario con los regalos, para los niños del momento, en otras latitudes lo emulan como San Nicolás, lo cierto es que cada cultura lo celebra a su manera, en nuestras ciudades y pueblos el Pesebre con las imágenes de ovejas, el buey, el burro, la cabra u otros animales, son la representación del acompañamiento de ese humilde pesebre que rodeó a Jesús, María y José, un 25 de diciembre del año uno de la era Cristiana.
Desde comienzos de diciembre las familias van alistando, organizando la navidad y el fin de año, dos fechas cercanas de mucha significación para nuestra cultura, los aprontes no se hacen esperar, aún en las dificultades económicas, cada quien se las ingenia para la celebración de la NAVIDAD Y EL FIN DE AÑO, fechas de augurios y deseos de buena suerte, se exaltan valores, mu has veces olvidados, como el amor, la paz, el carácter gregario de la gente, el compartir en familia o vecindad, las variedades de platos que son los que incentivan el arte culinario, las hallacas o hayacas, el pan de jamón, este por cierto muy desmejorado en panaderías, pero mejorado en el arte casero o artesanal, probé uno que una sobrina, que es Ingeniero, y al no ejercer su profesión, por circunstancias que no vienen al caso, se montó su pequeña industria casera, llamada ‘’El Pan de Mi Lola’’, un sabroso pan que no le niegan nada, bien amasado, aliñado y con los aderezos de calidad, me enteré por Facebook, este lo elabora en su casa Francia Daniela Zambrano Guerrero, solo así probé en esta ocasión el tradicional pan de jamón, que acompaña la cena navideña de la familia.
Propicia la ocasión por abogar por un año mejor, un año en donde los liderazgos políticos comprendan que no pueden seguir haciendo espejismos con la ciencia política, un año en que entiendan que los pueblos exigen humildad, probidad, verdades, obras, leyes que se cumplan, que hayan buenos ejemplos, porque el tiempo está exigiendo otras maneras de hacer liderazgos, con más independencia, más convivencia social, más sinceridad y cero demagogia y politiqueo, que junto con ese poder mediático que los ayuda a obnubilar, cambien y se ubiquen en la real dimensión de la inteligencia humana para servir a la sociedad venezolana sin burocracia, corrupción, inseguridad, violencia política, pugnacidad e insultos que no encajan dentro de los ejemplos de la lengua castellana.
¡FELIZ NAVIDAD Y VENTUROSO AÑO NUEVO¡ A toda la familia venezolana y a quienes comparten con nosotros este suelo o geografía privilegiada y, muchas veces golpeada por estar desprendidos del verdadero amor patrio, el que se requiere para dirigir los destinos de la Nación con pulcritud y decoro a futuro, única manera de salir de las rémoras que nos mantienen las amarras, sin poderlas desatar, necesario es dar una real dimensión a una nueva visión para gobernar y ser digno ejemplo de la herencia de nuestros héroes libertadores, encabezados por el hombre más destacado del siglo XIX, Simón Bolívar. A todos los lectores que me acompañaron, algunos críticos apasionados a los que respondí con decoro y respeto, defendiendo mis puntos de vista, otros exaltando mis escritos, a todos y todas los mejores deseos por una navidad feliz y un año nuevo cargado de salud, amor, paz, progreso individual y colectivo. Al Equipo de Aporrea, que continué con su línea editorial amplia, crítica o también de alabanza para quienes así piensan, lo cierto es que la diversidad del pensar es altamente libre, y así debe ser nuestro periodismo de Opinión.