La revolución o es cultural o no es revolución

Así nos lo indicó claro y raspao el comandante Chávez, y al respecto me voy a permitir citar al gran pensador y poeta venezolano Ludovico Silva, quien en su obra "belleza y revolución" escribió muy acertadamente "…una ojeada a los movimientos socialistas de nuestro siglo nos conduce a la conclusión de que sus vacilaciones, sus fracasos, sus recaídas y retrocesos se deben, en primer lugar, a que esos movimientos nunca se han propuesto, como objetivo inicial y urgente, la transformación de las conciencias, es decir, la formación de los recursos humanos espirituales necesarios e imprescindibles para poder emprender el largo camino de la revolución socialista".

Las últimas alocuciones del presidente Maduro y del flamante vice presidente El Aisssami nos demuestran que aunque un poco tarde, como siempre, los verdaderos revolucionarios toman las decisiones correctas.

Antes que nada, debemos entender que la hazaña del comandante Chávez de sacar a millones de venezolanos de la pobreza y la miseria a la que los había condenado medio siglo de gobierno de las elites puntofijistas, y más de un siglo de la enfermiza plutocracia de los oligarcas, tuvo como efecto colateral no deseado la creación de millones de consumidores compulsivos, entre los cuales, hay que contar a muchos de los que se consideran a sí mismos "chavistas".

El llamado a "sanear" la revolución, caiga quien caiga, la decisión firme de aplicar mano dura contra todas las actitudes antirrevolucionarias a todo nivel y el llamado al pueblo para que acompañe al presidente en esta nueva batalla, con un genuino espíritu humanista y con un sentido verdadero de solidaridad, es ante la situación de deterioro social que enfrenta la patria, más que pertinente.

De igual forma, hace un tiempo vimos con satisfacción la creación de la Universidad Experimental de las Artes, un hecho verdaderamente trascendente. Estos sitios de formación de creadores de belleza, como la U.N.E.A, que no han sido tomados quizás con la seriedad que merecen, son los verdaderos centros de formación de los nuevos recursos humanos, que la patria y la revolución siempre necesitaron para entregarle al pueblo la verdadera conciencia artística y los instrumentos para llevar adelante los cambios necesarios, ante el constante ataque de la mala cultura que nos imponen las elites con sus industrias ideológicas de la educación y del espectáculo.

En esta honda, el nombramiento del compañero Adán Chávez, autentico y persistente revolucionario, como ministro de cultura, puede imprimirle a este ministerio un nuevo carácter más humano, más socialista y ojala, mucho menos elitesco (con esto quiero decir mucho menos "institucional").

Por otro lado, muchos esperan que los revolucionarios dejemos de tomar las decisiones correctas en los momentos equivocados, o las decisiones equivocadas en los momentos correctos... y que todas las decisiones, correctas o no, se apliquen a cabalidad y no se queden en pura retórica, cosa que entendemos no es tarea fácil. Y para llevarla a cabo, habrá que efectivamente cortar cabezas, aplicar mano dura nos guste o no, y darle al pueblo, cuanto antes, la formación necesaria para que pueda actuar con ética y conciencia revolucionaria, y esto pasa por, como nos dice Ludovico en la obra ya nombrada, "confiar en la capacidad espontáneamente revolucionaria del arte". Cosa sumamente difícil para aquellos cuadros tan apegados a los dogmas tradicionales de la "ideología" de izquierda, pero esa es otra discusión un poco más compleja!



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Gustavo Corma


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