"Yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia." Juan 10:10.
Biopolitica, es un concepto que alude a la relación entre la política y la Vida. El concepto cobró notoriedad a partir de su desarrollo en la obra de Michel Foucault, por esta razón se le suele considerar como el responsable de la introducción del neologismo en el mundo académico. Sin embargo, según Roberto Esposito, probablemente el primero en emplear el vocablo fue el filósofo sueco Rudolf Kjellén.
Para este autor, a diferencia de otros filósofos y politólogos, el Estado no era una entidad jurídica nacida del contrato social: el Estado debía entenderse como un conjunto de personas que actúan como un organismo único, a la vez espiritual y corpóreo. A partir de ahí, la biopolítica fue definida como la política de la Vida biológica y cultural de las sociedades, misma que se materializa en la existencia del Estado.
Michel Foucault, plantea que el control de la sociedad sobre los individuos no sólo se efectúa mediante la conciencia o por la ideología, sino también en el cuerpo y con el cuerpo. Para la sociedad capitalista es lo bio-político lo que importa ante todo, lo biológico, lo somático, lo corporal. El cuerpo es una entidad biopolítica, la medicina es una estrategia biopolítica.
En resumen, el concepto de Biopolitica se explica como el conjunto de estrategias de poder que se desarrollan, para ejercer un control exhaustivo sobre la Vida. Se considera que la conducta anormal y/o patológica es en buena medida un producto social y un instrumento de poder, y que el poder utiliza la biopolítica para controlar la felicidad de la gente.
Deseamos desde esta perspectiva de la Vida, plantear que las prácticas fascistas de los grupos de oposición venezolanos, que son pequeños sectores, van contra la Vida misma. La biopolítica, entonces es un arma de violencia contra la Vida.
Los sectores de oposición que llevan a cabo prácticas violentas, iniciaron planteando el golpe suave o blando del político filosofo estadounidense Gene Sharp, que plantea en general, combatir con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas, pero luego dieron un viraje inesperado a prácticas fascistas violentas.
Echemos un vistazo a éstas prácticas, a saber: Acciones vandálicas que implican el cierre arbitrario de calles, quema de basura, atentados contra edificios públicos, agresiones con objetos contundentes y ataques con armas de fuego, que suponen el encierro de los ciudadanos en sus casas por temor a perder la Vida.
A su vez, ataques vandálicos, asedios y disparos contra centros de salud públicos, abastos de la red pública de distribución de alimentos, medios de comunicación del Estado y comunitarios, así como el hostigamiento selectivo a hogares de dirigentes políticos y populares.
La máxima práctica fascista fue el ataque a un materno-infantil, poniendo en peligro, por los menos 50 neonatos junto con sus madres. Así como, alambres dispuestos a la altura del cuello, para que los motorizados perdieran sus vidas. Hay últimamente unas prácticas, que no son dignas de mencionar, pero que ilustran un atentado contra la Vida misma y que en algunos casos ya han cobrado, al menos 40, vidas humanas.
En este sentido, reiteramos entonces, que el actuar fascista de estos grupos atenta contra la Vida misma, utilizando la Biopolitica como arma, para hacer infelices a los seres humanos.