Adios Fiscal, que le vaya bien…

No suelo hacer leña del árbol caído. En ese sentido lamento lo que está pasando a la doctora Luisa Ortega Díaz. Nadie debe contentarse por la mavita que le ha caído. Son cosas que suelen suceder cuando las personas cometen errores, en cualquier rol que la vida les haya asignado. En este caso ella es víctima de sus propias torpezas. Calló en una cadena de errores, unos tras de otros, y, al final, el golpe certero de la justicia. La misma justicia que ella representó hasta que la vorágine se la tragó. ¿Qué le paso a la Fiscal? ¿Quién está por detrás de tanta mediocridad jurídica? ¿De quién es la mano peluda que, de un día para otra, empujó a la doctora Fiscal por un despeñadero? Todo decisión tiene una consecuencia.

Ella tomó una decisión de aliarse con gente rara, gente que ella combatía desde su trinchera de guardián de la ley y la justicia, y ahora está al borde del precipicio, abandonada por unos y otros. Repudiada, lamentable te, por la derecha y por el chavismo.

En la cabeza de abogados constitucionalistas no entra ni con una mandarria, mejor dicho, con mandarriazos las torpezas cometidas, unas tras de otras, por la doctora Ortega Díaz. Yo los he visto y oído en programas de opinión, y se han quedado estupefacto ante tales metidas de “patas”. Esos errores la han llevado a la situación de que si la pela el chingo la agarra el sin nariz. No tiene salvación. Ha cometido errores graves, como Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, y eso trae consigo sanciones, comenzando por su destitución.

En efecto, a la par que el diputado Pedro Carreño introducía un escrito en el TSJ donde pide que la Fiscal sea enjuiciada y que se practique una medida cautelar de aseguramiento de bienes hasta tanto no se decida a fondo la materia solicitada, y solicitó medida de prohibición de salida del país; el propio TSJ declaró sin lugar el ante juicio de mérito contra magistrados, y ordenó remitir copia certificada del fallo al presidente del Consejo Moral Republicano para que ejerza las acciones que correspondan en el ejercicio de sus atribuciones jurídicas.

En otras palabras, la Fiscal no tiene vida. Dejará en desamparo a sus amigos de la oposición. Nadie tiene la culpa de eso. Solo ella.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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