Ya es irreversible el camino a transitar por lo menos en el mediano tiempo venidero. La instalación de la Asamblea Nacional Constituyente anuncia que una nueva etapa política se comienza a gestar. Y como es natural, en un proceso como el que estamos viviendo, han comenzado las distensiones de posiciones de los principales actores políticos que instaron a mantener en jaque al gobierno para destronarlo; distensiones que se evidencian también en el pueblo de a pie, de los dos bandos que cohabitan en esta encrucijada histórica.
Los exhortos oficiales de la MUD a trancar las calles, se silenciaron o fueron sustituidos por declaraciones sobre la participación en las próximas elecciones regionales, por la introspección partidista para mirar más hacia dentro y poder minimizar los conflictos de liderazgo que les impediría mostrarse como alternativa armoniosa, creíble para detentar el poder. Y es que la presión a lo interno motivada por la instalación la ANC y el nuevo calendario electoral, no dio opciones para vacilar: “¿Para dónde vamos a coger?” Pregunta segura que se han hecho en estos días. Pero debe advertirse, que esta constricción, no niegan la posibilidad de seguir lanzando saltapericos, como diría el camarada Cheo Parra.
En este nuevo ambiente que se vive, a muchos militantes no chavistas, se les nota más observadores que habladores, por ejemplo en las colas. Se les nota reflexivos como para asumir nuevas posiciones políticas, pues parecieran sentirse defraudados y en contrapartida, haber aceptado que el gobierno de Maduro no se irá y que la ANC llegó para impulsar cambios que los beneficiarán a ellos mismos. El militante chavista, pareciera haber recuperado el espacio perdido en un proceso de desmoralización que hizo mella en muchos, al punto de dejar de creer en la propuesta bolivariana. El militante rojo, se muestra alegre, entusiasta al ver la oportunidad de poder recuperar por lo menos, la esperanza ya casi perdida.
Esta nueva realidad política, pone en manos y cabezas de los integrantes de la ANC, la responsabilidad de conducir en adelante, los destinos de la nación; porque parece tácito que todo el pueblo ve a dicha institución, como la catalizadora de los conflictos sociales, políticos y económicos en el devenir. Entre las tantas cosas que se cree puede hacer, están: a) darle el último adiós del bachaqueo al hacer desaparecer los altos precios especulativos en los artículos de primera necesidad; b) Poner preso a los grandes acaparadores; c) Ponerle coto al dólar paralelo; d) Pedir la publicación de la lista de aquellos que se apoderaron de las divisas gringas otorgadas por la república para importar bienes y las utilizaron beneficio para hacer negocios particulares; e) Mejorar los servicios públicos. En suma, que impulsará hacia un mejor modo de vida a todos los venezolanos.
En esa perspectiva, la puesta en práctica de las competencias de la ANC, suponen la gran oportunidad para salir de la crisis, pero yendo más allá, desde la óptica chavista, es verla como la última gran oportunidad que el pueblo le da a la dirigencia de la revolución bolivariana para avanzar, esto es, para reconstruir el legado de Chávez revitalizandolo, convirtiéndolo en letra y praxis viva.