En modo Constituyente

Es la segunda vez que veo, palpo, escucho y vivo una Constituyente. La primera fue en 1999, cuando el presidente Hugo Chávez cumplió acaso la única promesa electoral: una nueva Constitución. Chávez no ofreció acueductos, ni puentes ni carreteras. Más bien se reía de esas promesas. Lo suyo era otra cosa. Programática, ideológica, de contenido. Siempre con Bolívar en su verbo nos llevó hasta aquella Asamblea Nacional Constituyente que fue instalada en el Aula Magna de la UCV, después del primer referendo consultivo que también él empujó.

Todos y todas, constituyentes y pueblo, nos estrenábamos en aquella situación. Marisabel de Chávez, la más votada junto a Luis Miquilena, era una atracción para los mirones que se arremolinaban en las inmediaciones del Palacio Federal Legislativo no sólo por ser la Primera Dama sino por su belleza rubia que no parecía chavista.

Pero entonces eran 131 almas, representantes en su mayoría del sector político salvo los indígenas que por primera vez pisaron aquellos salones construidos por el "arijuna" Antonio Guzmán Blanco. Recuerdo que Noelí Pocaterra, vestida con su manta wayúu, su cinta en la cabeza y sus collares cantarines, lloraba viendo las pinturas de Tito Salas que adornan los espacios adyacentes al Salón Elíptico y donde según ella no se plasmaba a los indígenas como realmente eran y calladita me decía: "eso no fue así como lo pintan ¿se podrá mandar a quitar?"

Ahora hay, como dicen en el llano, una "gentará" y realmente es conmovedor estar allí y ver llegar a hombres y mujeres, de todas las edades, campesinos, pescadores, empresarios, periodistas, que disciplinadamente pero con mucha alegría, van llenando, como río crecido, el hemiciclo protocolar desde el patio hasta el segundo palco en lo más alto, el "gallinero" pues, donde solía sentarse nuestra querida "Caperucita" con su alegría roja rojita. Hasta allá se sube (o se baja) por unas escaleras de caracol. Llegan los cantautores como Gino, Sandino Primera, Sol Musset. O de pronto te topas con celebridades como Roque Valero, o el Capitán Escalona, o Mario Silva; pero también está María Martínez, de Guárico, electa por el sector pensionados y pensionadas, a quien sólo conocen en su pueblo pero que está allí, dando una pelea histórica; o el empresario que fue juramentado hace poco por Amazonas, Humberto García; o a quien fue mi estudiante en la UBV en Comunicación Social, en Discurso Periodístico I (La Noticia), Luis Enrique Araujo y me da orgullo verlo allí por ser todo un profesional de la comunicación, "nacido en revolución" y ahora constituyente; llega Iris Varela, con sus rizos y su termo de café defendiendo ante el equipo de seguridad de Casa Militar, que dejen entrar a su inseparable asistente. Los asistentes son figuras necesarias para cada miembro, de modo que no son sólo los 545 constituyentes y, quizás, en cada sesión participan unas 700 personas. También se da entrada a representantes de los medios de comunicación. Los y las periodistas nos ubicamos en el "gallinero" donde ANTV tiene un set para entrevistas. La gente de prensa de la ANC hace esfuerzos loables por facilitar el trabajo de los medios.

Del lado derecho está el hemiciclo de Diputados donde a veces sesiona la Asamblea Nacional. Sólo mirar hacia allá da flojera y debe ser muy aburrido ir a esas sesiones ¿será por eso que casi no las convocan?. Un enorme "paraván" de caoba intenta separarlos de la ANC como si le tuviesen miedo al pueblo ruidoso y dicharachero del lado izquierdo.

En la Casa Amarilla, sede de la Cancillería, los y las constituyentes se han ido acomodando como han podido. Allí se reúnen, funcionan las comisiones de trabajo, tienen sus oficinas administrativas donde cumplen su agenda diaria, ofrecen ruedas de prensa o simplemente le declaran a cualquier periodista, todo eso justo frente a la Plaza Bolívar, con aquel bullicio de pueblo, de niños alimentando a las ardillitas y aroma de cotufas frescas. Simón Bolívar, inmortalizado en la imponente estatua del escultor italiano Pietro Tenerani (curiosamente la misma que está en Bogotá), acompaña las actividades desde el patio central.

Sinceramente no me imagino en un proceso como éste a Lilian Tintori con su trenza muy a lo Yulia Timoshenko; mucho menos a Julio Borges, Delsa Solórzano, María Corina Machado y no sigo escribiendo esos nombres para no empavarme. La oposición no ha comprendido nada. No ve más allá de las pestañas de Donald Trump y por eso este tiempo histórico también los aplastará.

Cuando suena la campanita y el secretario, Fidel Ernesto Vásquez, anuncia "hay quórum", se les ve ordenadamente sentados con sus papeles, sus carpetas, sus celulares, concentrados, serios, pendientes de cuanto se dice. Es cierto que no han hablado todos, es cierto que hasta ahora no ha habido un "debate" y que sólo el segundo vicepresidente Isaías Rodríguez, imprimió con su intervención el pasado martes 22 de agosto, una chispa que todos llevan dentro. Conformadas ya las 21 comisiones de trabajo, donde aún no se "ve" la comuna explícitamente en el nombre de la Comisión correspondiente, la de Participación Popular, esa chispa encenderá la pradera pero con puras ideas…Esa chispa la vi en la Comisión de Economía Diversificada y Productiva, donde el nivel discursivo es no sólo de altura sino de mucho compromiso.

Como no hay una tipología establecida por la enorme diversidad no sólo de sexo, raza o religión, sino cultural, de criterio, de pensamiento y de ideologías, la gente te puede confundir con un o una constituyente lo cual de verdad da "caché". Porque después de saber el gran esfuerzo que hizo esta "gentará" para estar allí, escribiendo la historia, como dice la canción, es un privilegio haber participado incluso para quienes no salieron electos.

Entonces ser constituyente está de moda y ya se generaliza la frase: "Oye, estoy en modo constituyente". Le podemos decir a Trump: "Hey, man, constituent is cool"

Por eso esta Constituyente, esta Comuna Constituyente como le llamo, huele a pueblo, a pueblo apretado y amoroso como el abrazo de una madre, y es el enorme aporte de las bases comiciales propuestas por el presidente Nicolás Maduro al hablar de elecciones sectoriales y territoriales (algo que criticó la oposición) pues allí encontrará usted a las personalidades públicas, mediáticas, las más conocidas, hasta quienes vienen de sus lejanas localidades no sin sortear dificultades, a participar de ese gran debate.

Hugo Chávez también está presente porque no son solo sus fotos que volvieron. No. Es definitivamente su legado, su genio, su espíritu, ese que Henry Ramos Allup creyó enterrar al dar la orden de sacar unas imágenes del Palacio.

Porque esto que está pasando y que ha arropado a Venezuela toda y que, de paso, es faro para el mundo, sigue siendo culpa de Chávez…



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Luisana Colomine

Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.

 @LuisanaC16

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