La consolidación electoral de una clase política gansteril

¿Cómo un Gobierno con los bajísimos niveles de popularidad que tiene y la ingente crisis económica que ha propiciado logra obtener 17 de 23 gobernaciones? Sin duda, esta es la pregunta que ronda la mente de muchos de nosotros.

Resulta complejo buscar explicaciones a ella en la lógica maniquea amigo-enemigo en la que nos tienen encasillados, por lo que toca hacer ejercicios desapasionados para sistematizar los elementos más resaltantes que pudieran contribuir a comprender lo sucedido.

A continuación este breve ejercicio para el debate, luego de días de múltiples lecturas e intercambios de visiones:

1) Como se ha vuelto costumbre, el ventajismo oficial previo y durante el acto de votación garantizó una efectiva movilización del voto duro chavista. Dentro de este voto duro están:

· Los religiosos creyentes del ‘proceso’;

· Los que se mueven por el interés de obtener ‘algo’ del aparato clientelar del Estado que funciona más óptimamente en comicios locales por la cercanía con la dirigencia: la bolsita de comida, el carrito, el crédito sin pagarlo, el apartamento, el terrenito, la concesión para proveer un servicio, entre otros;

· Los que van a votar bajo la premisa de que el voto no es secreto y debes mantener tu empleo en el Estado, sumado a los cada vez más estrictos controles y el sistema de terror impuesto para asegurar que todos los empleados públicos voten (sector nada despreciable numéricamente hablando).

2) Parte de ese ventajismo previo al acto de votación fue, tanto la estrategia de reubicación de votantes a sólo tres días del acto electoral en ciertos centros de votación de estados claves como Miranda (quirúrgicamente realizado por quienes tienen 17 años controlando el sistema electoral por circunscripciones al mejor estilo de los Estados Unidos), así como los obstáculos para la sustitución de candidaturas y la falta de información al elector (caso Bolívar donde si votabas por otro que no fuera Velásquez pero que era de oposición, simplemente ese voto se anulaba).

3) Desde el punto de vista simbólico, la siempre equívoca direccionalidad de la oposición oficial contribuyó al aumento de la abstención. Un discurso y unas acciones contradictorias y desquiciantes:

· Primer semestre apostando por el derrocamiento del gobierno a la fuerza y la intervención extranjera y de inmediato cambian el disco llamando a las urnas para conseguir cambio institucional (¿?);

· Las candidaturas poco atractivas como Ocariz en Miranda que tiene una gestión valorada negativamente en el municipio Sucre;

· Los acuerdos y prebendas que bajo la mesa obtuvo AD de parte del Gobierno para garantizar la movilización efectiva de sus electores (al igual que la maquinaria del PSUV), dándole convenientemente a este partido los estados que ganaron, con lo que derrotan así simbólicamente a las nuevas caras de la oposición -PJ y VP-.

4) Otro elemento simbólico importante fue el efectivo discurso polarizante de Maduro para continuar sembrando desesperanza: "el que vote en las regionales reconoce la Constituyente". Este elemento, aunque parece una tontería, es una patada en el orgullo de tod@s que funciona convenientemente al gobierno porque consolida la desmovilización y siembra una especie de resignación ‘cristiana’ que muestra al Gobierno como omnipotente.

5) Jugó también en contra de la propia oposición haber realizado primarias, pues le dieron pie a sus ‘majestades’ electorales (CNE) para diseñar la trampita de no permitir los cambios de candidatos en los tarjetones electrónicos, lo que se sumó a una serie de medidas arbitrarias de procesos electorales previos como la eliminación de la tarjeta de la MUD, lo que, sin duda, contribuyó a mayores confusiones del electorado.

6) La prohibición de inscripción de candidaturas del chavismo "disidente" (casos de Antonia Muñoz en Portuguesa y Elerin Arias en Aragua), favoreció de forma determinante la votación a los candidatos del Gobierno-PSUV, quienes siguen siendo la cara visible del chavismo, movimiento político que evidentemente no está muerto sino en crisis y la gente le sigue apostando a lo que es ‘oficial’ aplicando aquella lógica de "mejor bueno conocido que malo por conocer".

En definitiva, pese a la crisis económica sin precedentes que estamos viviendo por responsabilidad de quienes gobiernan (incluido Chávez), el aparataje estatal ha sido eficiente en seguirse presentando como los únicos capaces de resolverla, porque, mal que bien y a punta de migajas, siguen administrando la renta.

A todo esto hay que sumarle la desesperanza generalizada, el temor fundado producto de la represión y el control hamponil-narco de la sociedad y la precarización de la vida cotidiana que no nos permite trascender el día a día para transformar el sistema político.

Asimismo, la ausencia de liderazgos que logren constituirse en alternativas serias y decididas a trascender la polarización y hacer Política de verdad y no meros shows televisados o de redes sociales sin sustento en la base social, explican la gravísima crisis por la que estamos atravesando que ha terminado por consolidar, con visos de ‘legalidad’, a una clase política gansteril.

En conclusión, con los resultados del domingo se consolidó un control quirúrgico de las circunscripciones electorales, el uso descarado de los recursos del Estado para favorecer a una opción partidista, la lógica clientelar y extorsiva para que la gente o no pierda los beneficios precarios que posee o puedan acceder a ellos una vez que voten.

Se consolidó la lógica del "Estado Mágico" descrito por Fernando Coronil en su libro homónimo. Trascender y desbaratar esta lógica, amerita de liderazgos que se comprometan con otras formas políticas que hoy no se visualizan ni en el gobierno ni en la oposición oficial, quedando todo por construir y hacer.



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Patricia Parra


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