No dudo, que el aparato militar la FARC-EP haya sido una organización efectiva para mantenerse activa desde la forma de lucha que había asumido. Esa es una cosa que simplemente no discuto. Estoy con la paz en Colombia, que no depende únicamente de la FARC-EP.
Otra cosa que si discuto, es esa enfermedad de la cual ha sufrido la izquierda o la izquierda que estuvo en la lucha armada, que una vez abandonada esta forma de lucha, opta inmediatamente por la opción electoral sin que entre una y otra forma de lucha, haya un pequeño espacio para acomodarse y ajustarse. Son dos formas de luchas distintas que tienen sus particulares especificidades.
Se da el cambio brusco hacia lo electoral y el enemigo (casualmente) no ha cambiado. Es el mismo y está ahí observando las caras que antes no eran tan visibles. No están siendo observados por el papa Francisco, sino por el Estado colombiano
Un cambio tan brusco como este, no sé si tiene una justificación en alguna parte del mundo, pero en Colombia no parece tenerlo. No porque yo lo piense. El tránsito hay que darlo, como el que camina en un terreno minado. En cualquier momento, el Estado a través de sus diferentes organizaciones que tiene para la para-política, ejecuta o desempolva el plan que aplicó al M-19. El único sujeto de la violencia en Colombia no es la FARC-EP.
Que Timochenko se lance a ver si las instancias públicas le otorgan el visto bueno como candidato, es una cosa. Ya Timochenko, Ivan Marques y otros muchos más están plenamente identificados y ya los aparatos legales e ilegales del Estado colombiano saben bajo que piedras se esconden, pero cuesta creer, que todo el aparato político de FARC-EP se haya dejado cautivar por la democracia colombiana y el acuerdo de paz.
Uno ve las noticias sobre el lanzamiento de Timochenko y otros candidatos al congreso de allá y calcula, que hay situaciones no cerradas todavía. Hay actuaciones del Estado colombiano hacia los luchadores sociales que confirman, que el Estado colombiano está muy lejos de la paz.
Pero independientemente de todo esto, no creo que para el partido FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) su prioridad sean las elecciones ahora. No digo que más adelante; el trabajo de organización política de hoy lleve a una participación electoral en otros momentos, pero hacerlo ahora, es como suponer que Timochenko y su equipo no ha entendido mucho al Estado y a la oligarquía colombiana.
Yo no sé explicarme esas dos cosas cabalmente, pero creo que Timochenko está creyendo hoy, muy fácilmente en pajaritos preñados.
En este “reciclaje” de la FARC-EP, que es como lo califica un diario colombiano de izquierda; el objetivo de la paz entre Santos y FARC-EP, según mensaje de Ivan Marques en un tuits, es la posibilidad por parte de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común de “ser gobierno”. Suena ingenuo esta aspiración por parte de esta Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
El hecho que los perros aún no ladren, no supone que la oligarquía y el Estado colombiano tengan a la FARC, como lo supone o cree Timochenko y su equipo. Lo único real hasta ahora, es que esta “paz”, le facilitó a José Manuel Santos un premio Nobel, que no es garantía de nada porque Obama también lo tuvo y eso no lo detuvo para matar. Es más, un premio Nobel hoy, es un buen recurso para matar. Ese premio le da como permiso.
Hay un hecho curioso en todo esto, la FARC-EP llegó a un acuerdo de paz con Santos, pero es por ahora, como imposible, un acuerdo de hermandad (por lo menos) entra las fuerzas que pudiéramos llamar progresistas y de izquierdas. Esa paz alcanzó aparentemente a los miembros de la FARC-EP, pero no a los luchadores sociales colombianos que día a día caen asesinados por fuerzas del Estado.
La paz es Colombia, es posible que sea un asunto mucho más complejo que entregar las armas y fundar una nueva organización política para el ejercicio electoral. Una paz, con siete bases militares gringas allá, luce bien en papel, pero muy complejo en la realidad.
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