Aún no tengo claro si en diciembre daré mi voto al que considero el “alcalde ideal” para Libertador. Leyendo a Duque y sus opiniones acerca de la política real y sus argumentos de porque la candidatura del “aparato” triunfará me entran serias dudas en relación a mi voto.
Es verdad que al sopesar el asunto, el chavismo debería preferir el menos malo de los candidatos a alcalde, a que la derecha se cuele en una alcaldía tan importante como la de Libertador, en eso coincido con Duque aunque él no lo plantea precisamente en esos términos.
La cuestión que se me plantea es hasta dónde beneficia al chavismo de base lo que más le conviene al “aparato” o a la “burocracia chavista”.
Quizás en estas elecciones de diciembre el chavismo de base le de otra bofetada a la dirigencia psuvista y, al menos en algunos municipios, se pierda por que se impusieron candidatos que más que a la gente responden a los intereses del partido y del aparato. Léase, casos de Libertador y del Municipio Sucre de Miranda, sólo por hablar de dos casos relevantes.
Ya en diciembre de 2015 en las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente mucho chavista votó por la derecha, más que dándole el beneficio de la duda a sus candidatos, hastiado de que el partido de la revolución impusiera a troche y moche sus candidatos. Pasado el tiempo el pueblo chavista ha pagado caro su error. El partido de la revolución parece persistir en errores del pasado, ¿incurrirá la militancia en sus errores y le abrirá paso a la derecha históricamente enemiga del chavismo?.
Recordando a Chávez, parece que el “látigo de la contrarrevolución” amenaza al chavismo en las elecciones municipales.
El pueblo ha soportado estoicamente la guerra sostenida del imperio y sus enemigos y se ha sobrepuesto a ella, pero también es verdad que la dirigencia parece persistir en errores que pueden costarle caro a la revolución.
Quien niega que la tremenda derrota electoral del 2015 tuvo mucho que ver con la soberbia de un aparato político que está convencido que no hay que consultar bases, que no hay nada que negociar ni acordar con nadir, sino que basta con tener la “maquinaria” para garantizar el triunfo del nombre que ellos propongan a cualquier candidatura.
Esto último se parece mucho, además, a las prácticas cuartorepublicanas de esa política que el chavismo en sus inicios arrasó con Chávez insurgiendo con nuevas formas de incluir a la gente y de hacer política más allá de aparatos y de maquinarias.
Para el aparato chavista parece que la única opción de que la división no nos derrote en las elecciones en diciembre es que otros candidatos de la gente declinen en favor del aparato y la maquinaria. Amanecerá y veremos.