Cuando la lealtad es presionada por la imposición; una serie de dudas empiezan a cuestionar el subconsciente y una tormenta de contradicciones crean a tu alrededor un silencio cómplice maltrata el pensamiento crítico, que se mantiene en constante LUCHA y apoyo a la batalla.
Hoy ante tanta incongruencia la constancia perdio la opinión, se impuso la altanería.
La disciplina revolucionaria está fundamentada en valores que la sustentan; la imposición desplaza el debate necesario en la coyuntura.
El batallador de principios, en la confusión con la ignorancia atacando, empieza a manifestar incertidumbre, evitando que la palabra muestre el disgusto, por imposiciones que el pensamiento no acepta.
Cuando un combatiente quiere ser activador; porque piensa que en ese ejercicio hay un aporte, y la imposición lo avergüenza ante los medios diciendo: que lo que piensa el esfuerzo, no es ni siquiera tema de discusión, porque ya la arrogancia determinó la linea; entonces con una extraña disciplina calla; se siente arto de impotencia y una caligueva se mete en el espíritu sintiendo que el silencio es cómplice.
Se empieza a ver impotente y se pregunta ¿Tendrá sentido seguir intentando? y sobre la impotencia se da cuenta que no hay alternativa; y se pregunta en su gallardía ¿cualquier atajo será traición? ¡o sea, no hay para donde agarrar! ¡el camino de la LUCHA es ese que transita! aun con las debilidades que muestra el liderazgo: se ensancha entendiendo, que las contradicciones forman parte de esta batalla y hay que seguir andando e ir arreglando sobre las dificultades, porque PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA
VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.