Se cumplen 61 años de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. A partir de 1952, la dictadura adquiere sus características más definidas: de un lado, la persecución y la represión sin cuartel contra los opositores; y del otro, la política de construcción de "grandes obras", con su fondo de corrupción administrativa, peculado y robo al tesoro público por parte de la camarilla gobernante; y todo esto disfrazado con un aparato de fastuosidad y pompa, con sus desfiles de "la semana de la Patria" y su filosofía del "nuevo ideal nacional".
Mediante su política de "cemento armado" y construcción de obras públicas, la dictadura buscaba el apoyo de la burguesía industrial e importadora, que se favorecían con la demanda de materiales de construcción, nacionales e importados, y con los jugosos contratos de construcción del régimen. Pero, al mismo tiempo, Pérez Jiménez llevo a cabo una política plenamente favorable también a los monopolios extranjeros.
Entregó a las compañías 820.000 hectáreas de las mejores tierras petrolíferas del país, a cambio de más de 2.500 millones de bolívares, que fueron, en gran parte, al tonel sin fondo del desbarajuste y la corrupción administrativa. Las empresas petroleras, del hierro y, en general, los intereses imperialistas, tuvieron en el dictador Pérez Jiménez un seguro protector de sus inversiones.
La complacencia y el entreguismo a los intereses imperialistas y la persecución despiadada contra el movimiento popular, hicieron de Pérez Jiménez un modelo de gobernante para el imperialismo. El presidente de los Estados Unidos, Eisenhower, le confirió la Legión al Mérito, alta condecoración del gobierno americano, y Caracas fue escogida, en 1954, como teatro de la X Conferencia Interamericana, que sirvió para que el imperialismo ordenara nuevas acciones contra los movimientos de liberación nacional de los países latinoamericanos, y planificará su intervención para derrocar el gobierno nacionalista del presidente Jacobo Arbenz, de Guatemala.
La política de grandes obras suntuarias, costosas importaciones, despilfarro y peculado, terminó por llevar al gobierno a la quiebra fiscal. Esto también afectó a los sectores de la economía privada, a los bancos, el comercio, la industria. Estos sectores, ligados íntimamente a los ingresos del gobierno, eran acreedores de la dictadura y necesitaban cobrar la deuda. El desbarajuste y la falta de pago fue causa principal para que la burguesía, al principio adicta al dictador, terminara por ser partidaria de su derrocamiento.
El malestar y el descontento contra la dictadura se fueron extendiendo a todos los sectores. En el ejército se comenzó también a conspirar contra el régimen. El Partido Comunista y URD iniciaron en la clandestinidad, la constitución de una "Junta Patriótica", encabezada por el periodista Fabricio Ojeda, dirigente de URD, con el propósito de coordinar la acción de todos los partidos y grupos que luchaban contra la dictadura. A esta junta se incorporaron más tarde los partidos Acción Democrática y Copei, en lo cual el frente político se fundió en un gran movimiento unitario de todos los sectores, que aseguró el triunfo contra Pérez Jiménez.
Pocas veces ha habido un consenso político tan generalizado, como el que se oponía a fines de 1957 al gobierno de Pérez Jiménez. La estricta censura hacía difícil tomar conciencia de esta realidad en forma concreta; pero ella existía. Podemos decir que todos los partidos políticos, los sectores sociales más diversos, todo el mundo estaba contra la dictadura. El partido social –cristiano Copei, que apoyó el derrocamiento de AD pensando que "Copei es la solución", veía esfumar sus esperanzas y buscaba otro camino hacia el poder. La Pastoral de monseñor Arias indicaba una posición del clero, contra el gobierno. La situación económica ponía , a una parte de la burguesía, a dudar y, a otra, a hacer oposición. Los partidos populares y democráticos, los obreros, campesinos, estudiantes y capas medias, estaban en la oposición desde el mismo 24 de noviembre. Dentro de las Fuerzas Armadas, y puedo dar fe de ello porque pertenecía en ese instante a dicha institución, habían sectores Nacionalistas que veían con preocupación la represión y la entrega de nuestra soberanía a potencias extranjeras. El primero de enero de 1958 se produjo el primer intento de rebelión militar contra Pérez Jiménez, encabezado por el coronel Hugo Trejo. Pero hubo otros conatos que nadie menciona, Soto Rojas en la entrevista con José Vicente recordó uno de ellos. Yo mencionaré otro y fue una vivencia personal; cuando era cadete de primer año y cursaba estudios en la Escuela Básica; antes del 23 de enero, y se inauguraba la Escuela Básica estuvimos a punto de detener a Pérez Jiménez, pero este plan fue abortado por la presencia en dicho acto del Embajador de los Estados Unidos. La casa de los sueños azules (La escuela Militar), fue el nido de todas las conspiraciones. Allí se reunían los jefes máximos. Pérez Jiménez lo sabía y cuando tomamos la escuela militar, le aconsejaron bombardearla o atacarla con blindados pertenecientes al Batallón Bolívar que quedaba por detrás a poca distancia, pero no lo hizo, por el respeto y el amor que le tiene cualquier militar, así sea un Dictador a su juventud militar. El Batallón Bolívar se plegó posteriormente a la insurrección y se unió a la Escuela Militar. Voy a contar una anécdota, que tiene que ver hoy en día con lo que está pasando con los ranchos en los cerros de Caracas. Hasta la caída de Pérez Jiménez no pasaban de cuatro mil los ranchos, y Pérez Jiménez había construido los edificios del 23 de enero que se iban a llamar 2 de diciembre en conmemoración de su mandato donde iba a reubicar esas familias, pero posteriormente fueron invadidos por campesinos y gente de la provincia con el consentimiento de Rómulo Betancourt, para respaldar a su gobierno de cualquier intento desestabilizador. Las primeras guardia después de la caída de Pérez Jiménez las hicimos en las barriadas populares. Esta pobre gente trasladada a Caracas en camiones como animales, eran abandonadas a su suerte y la utilizaban como brigadas de choque en liceos y Universidades, para ello las intoxicaban con bebidas alcohólicas.
Después de este breve análisis del 23 de enero y de la caída de la dictadura de Pérez Jímenez, donde el protagonista principal fue el pueblo de Venezuela, vino la mayor traición de parte de los partidos tradicionales AD, COPEI y URD, que conformaron el Pacto de Punto Fijo que se gestó en Washington, bajo la tutela de EEUU. Estos partidos superaron en todos los aspectos a la Dictadura: En corrupción, crímenes, torturas, asesinatos, desaparecidos etc. Algunos consideran que Pérez Jimenez, fue un niño de pecho en comparación con ellos, y la dependencia de EEUU fue mayor.
Luego el 4 de febrero de 1992, aparece la figura de Hugo Chávez y produce un liderazgo esperanzador y una propuesta revolucionaria de cambio, que las fuerzas populares internacionalizaron en poco tiempo. Quien iba a pensar que de las filas del ejército surgiera un nuevo Libertador, no ya del Imperio Español , sino del Imperialismo más criminal y poderoso, que ha tenido la Humanidad (El Imperialismo Yaqui). Un gran líder de la Revolución Bolivariana. El propio Presidente Chávez dijo que Bolívar vive en las almas de los pueblos que luchan por la libertad. Es suya la expresión que la revolución es Bolivariana, no Chavista: "Soy un soldado Bolivariano al servicio de esta causa". Entre sus más reiteradas invocaciones está la expresión de Pablo Neruda según el cual "Bolívar despierta cada cien años cuando despierta el pueblo". No es casualidad que haya un número importante de intelectuales y políticos que le atribuyan a este episodio de nuestra historia más reciente un valor ancestral. Pensadores como Chomsky, Meszáros, Ramonet, Luis Bilbao, Fidel Castro, Rojas Muller, entre los más entendidos, han afirmado muchas veces y en distintos escenarios, que el 4F representa la expresión de las más profundas raíces del bolivarianismo y las luchas más añejas de América Latina Y el Caribe por su liberación.
Después de su desaparición física a otras dimensiones, el legado de Chávez sigue intacto en el corazón del pueblo y de sus seguidores. Nicolás Maduro como heredero político del Presidente Chávez y todos nosotros que somos sus hijos, hemos roto con el maleficio de la traición. Chávez, como Bolívar y como Cristo entrego su vida a un pueblo que amó y que le corresponde también con su amor eterno. Chávez murió como Nuestro libertador Simón Bolívar, llamando a la unidad, a la unidad de los pueblos, a la unidad de los patriotas. Unidad, Batalla y Victoria repetía incansablemente, Unidad para tener patria y para ser libres y soberanos. Chávez vive, la lucha sigue.