Oscar Figuera, secretario general del PCV, como casi siempre, habló de manera que sus palabras parecían venirme del pasado. No sé a ciencia cierta si le percibí como mi hijo siendo pequeño hablándome o yo mismo cuando tendría unos 18 años. Ustedes deben saber lectores, que en mi tiempo, todavía no se era mayor sino a los 21. Betancourt, no por interés alguno en los jóvenes, sino por favorecer la represión en su segunda presidencia, en la etapa puntofijista, rebajó la mayoría de edad a 18. Para que aquellos jovencitos o mejor muchachitos que protestaban multitudinariamente contra su gobierno fuesen responsables y sujetos a todo tipo de represión. Entre los 17 y 18 años, eran miles los muchachos que salían a la calle a protestar contra sus políticas y también bastante quienes fueron a parar a la cárcel, campos de concentración y pasaron por la tortura. Tanto que casi podríamos decir que entonces el mayor poder y trascendencia de la protesta estaba entre los muchachos de los liceos; y el discurso de ellos era muy parecido al que ahora pronuncia el camarada Figuera, lleno de alegorías patrias y llamados a y en pro de la clase obrera, como si la sociedad nuestra, tal como es, fuese tan simple y como quien ve al mundo de la misma manera, no a lo marxista, sino a lo hegeliano. Como si todo estuviese determinado a transcurrir fatalmente y de una forma determinada y sólo hay que dar uno o unos pocos empujones. Con lo que quiero decir que aquellos discursos míos, a aquella edad temprana, eran tal como el que pronunció Figuera para explicar el apoyo de su partido a la candidatura de Maduro. Y sobre todo lo que espera de éste, quien justamente le ofreció lo mismo que cada día pide Toby Valderrama, que "hay que profundizar el socialismo". Para todos, "sólo falta echarle piernas o bolas al asunto."
Oyendo hablar a Figuera y exponer sus aspiraciones a partir del 22-4, lo anterior es como borrón y cuenta nueva, recordando bien lo leído del Toby Valderrama, quien suele reclamar la profundización o retoño de un socialismo que aquí hubo pero lo dejó secar Maduro y este explicar otra vez del presidente que estamos en estado transición hacia lo que aquellos quieren y ven tan cerca, no entiendo por qué los tres han estado desunidos todo este tiempo. ¿Qué les separa?
Habló Figuera de lo que ellos aspiraban y de lo que esperan del nuevo gobierno. Que no es otra cosa que en el plazo que gobernaría Maduro, a partir del 22-4, cuando según creen saldrá reelegido, comience a "repararse" el socialismo y se cambien, como radicalmente, "las relaciones de producción" y "desarrollen al máximo las fuerzas productivas". Pues todo eso, ha estado congelado, hay que sacarlo de donde hay tanto frío y exponerle al sol. Dos frases que a uno le sonaban como muy bonitas e indispensables para dárnosla que sabíamos más que el pan con guayaba y teníamos el mundo en la cuenca de la mano. Eran los tiempos de la prestigiosa revista marxista norteamericana "Monthly Review, de Paul Sweezy y Leo Huberman de la universidad de Harvad, pero también de aquel "Manual de Materialismo Histórico" de la URSS estalinista, cuyos autores concebían al mundo como una máquina y por eso el manual contenía todas la fórmulas para asumir los problemas de la sociedad, allá, aquí y en la Cochinchina. Lo más complicado era saber cuál y montar el repuesto que fallaba. De manera que ante un problema cualquiera, como el combatir contra el gobierno puntofijista, bastaba tomar el manual, buscar el capítulo adecuado y allí estaba la respuesta. Si no daba resultado lo que se hizo se volvía a él porque seguramente se equivocó de página o el repuesto tenía defectos. Por eso mismo, como los cubanos rebeldes contra Batista, no tuvieron otra opción y si muchas razones a su favor, se fueron a las montañas, creyendo, después de consultar el manual, que para nosotros ese era el camino. La historia está allí, como acusándonos.
Entonces Figuera, a nombre del partido y sus organismos competentes, le solicitó a Maduro, como si fuese el Toby Valderrama, pero sin arrecharse como este, pues no es pana de Rafael Ramírez, continuase como venía en camino al socialismo que allí mismito está, tanto que siente como late, profundizase sus prácticas contra el capitalismo que está aquí agonizante. Yo quedé sorprendido al escuchar algo parecido a eso, pues nunca había pensado que Lorenzo Mendoza y los suyos estuviesen como lo está un maestro de escuela como yo; tanto que doy tumbos y temo caer de un momento a otro.
Cuando Maduro habló dijo unas palabra tan sabias que de sólo escucharlas se me quitó el "tumbaíto", aunque de verdad sentado estaba frente al televisor. Me reconfortó porque me aclaró el panorama, como si hubiese revuelto mis ideas y obligado se organizasen y tomasen disposición para captar lo real. Maduro contó como un amigo, de esos abundantes en aconsejarle y sobre todo a quien él escucha con mucha devoción sin hablar, por supuesto, sin interrumpirle, que "en Venezuela no había fracasado el socialismo sino el capitalismo". Es más, volvió sobre el discurso abandonado, el relativo a un "proceso en transición", que en su lenguaje es, "hacia el socialismo". Su amigo le aseguró que aquí lo que estaba en estado de fracaso era el capitalismo y para ejemplificar lo dicho, hizo un rápido diagnóstico de cómo estamos. Es decir, aquí el capitalismo está echado a perder, lo que le pone como toro embravecido que lanza cornadas a lo loco.
Quedé tan claro como Figuera conforme, pues capté que vivíamos en una sociedad capitalista brutal, mezquina, especuladora al máximo, con una inflación que sube loca como la espuma y donde la acumulación de capital rompe todos los records al mismo ritmo que la miseria. Pero esa horrible cosa que hasta al infierno el al mismo tiempo la transición al socialismo. Para poder entendernos, volviendo a mi discurso de los 17 años, esto es como si uno muerto viajase en la barca de Caronte al revés. Porque vienes del infierno pero viajas en aquella horrenda embarcación, rodeado de cadáveres putrefactos, eres uno entre ellos, en medio de un candelero e imágenes que aterran. Lo peor, cuando miras en dirección de la proa, el horizonte se ve encapotado y tenebroso. Y Caronte sigue al timón. ¿Qué nos espera?
Es decir, confirmó el presidente que, esta sociedad monstruosa, generada por el capitalismo para derrocarle a él, es al mismo tiempo inevitable para la transición al socialismo. De manera que si queremos socialismo ya, no hay otra alternativa que soportar lo que vivimos y reelegirle. Había que pasar por esto, el presidente donde está, no para "asaltar el cielo", sino entrarle simplemente con un poco de vaselina. Se trata de un simple acomodo de lo real. Como empujar aquella mecedora más a la derecha.Todo está escrito.
Si usted piensa en el fatalismo o determinismo que hay en todo eso, como diría Gordon Childe, estaríamos encaminados a un fin dictado por una fuerza superior, según lo previsto por Hegel y no por Marx. Solamente tenemos que reelegir a Maduro, no importa si nada concreto dice y menos lo que haga, tampoco lo que uno exija, todo habrá de suceder como está determinado. Lo malo es que Figuera nos dice que su discurso está fundamentado en Marx, pues en eso si es verdad que Maduro no mete la cuchara porque todo tiene un límite.
Pero Figuera y quienes con el estaban en el salón Cantaclaro, el mismo de las viejas glorias del PCV, escucharon a Maduro prometerles que ahora si es verdad que les tomará en cuenta. Que no volverá a ocurrir aquello persistente de antes, que a ese partido y los demás del Polo Patriótico no les volverá a decir o insinuar, "si les conozco no me acuerdo", menos tratarles como los parientes pobres y que el documento que firmaron para construir el socialismo tan rápido como inmediatamente, será la guía o brújula, sin pele, para el gobierno después del 22-4. ¿Si los soviéticos redactaron aquel manual, por qué no podemos nosotros el nuestro? Tanto que Figuera podrá entrar a palacio, con los demás integrantes del GPP, como perros por su casa.
¿Si partir del 22-4 se profundizará el socialismo, por qué no le hacen formal invitación a Toby Valderrama, aunque deban pedirle, por los momentos, no la extienda a Rafael Ramírez? ¡Ese día llegará! Todo está escrito. ¡Amén!