La CELAC y hasta el ALBA, si haber vamos, son como una tambores sin cueros. Ni bullan hacen. Definitivamente no sirven para la integración de los pueblos de América Latina. Sirve para una parrilla (barbacoa) política de promoción de figuras.
Sucede algo parecido con la izquierda. Se observa cada vez más refinada y distante una de otra. Viven en sus respectivas parcelas y alimentando su egocentrismo.
No abrigo muchas esperanzas sobre el papel de estos mecanismos de integración (UNASUR, CELAC y ALBA), pero uno se queda como esperando más por lo menos de ALBA en ese proceso necesario de integración de los pueblos. No hay manera de integrar a la izquierda en América y el Caribe. La derecha si lo está y calcula cada paso en la región y en sus respectivos países.
La derecha es una orquesta bien afinada nacional e internacionalmente. Tiene sus objetivos muy claros y sus respectivas bombas convencionales y no convencionales para destruir los pueblos. Ese su objetivo y las bombas con sus respectivos aparatos son sus medios.
A veces suena remoto, muy remoto las bambalinas que desde estas instituciones de integración sueltan sobre los pueblos originarios. La integración es (si sucede) de gobiernos más no de pueblos.
Las únicas dolencias que tienen algunos liderazgos progresistas en América Latina y el Caribe son Dilma, Lula y Maduro. La Izquierda y más específicamente el progresismo tiene todo más o menos concentrado sus quejas en estas tres figuras, que efectivamente la derecha le puesto el ojo.
La Marichuy de México, que es una fiel expresión de la lucha de los pueblos indígenas está casi excluida del proceso electoral en México. A ninguna izquierda ni a ninguna fuerza progresista de América Latina le ha llamado la atención este proceso de exclusión, que lleva una alta dosis de racismo, que como fenómeno, viene ocupando un importante espacio en la forma de hacer política de la derecha.
Marichuy seguramente no tiene recursos para movilizar a grupos de intelectuales que tiene por ahí cierta izquierda para ocuparla en otras cosas más refinadas, como congresos y encuentros, que sirven para distraer la atención.
Lo que sí creo, es que la izquierda y el progresismo en América Latina y el Caribe, tiene mucho que aprender de Marichuy de México. Tiene que aprender de Marichuy y de toda esa lucha que viene de tras de ella organizando y luchando contra la derecha.