Pío Tamayo fue un escritor, poeta, periodista y político venezolano, que funda junto a otros militantes el partido marxista de Cuba, identificado también como el Pollito Pío. Tamayo desde muy joven desarrolló una intensa actividad como poeta, fundador de partidos juveniles, sindicatos, grupos de discusión, imprentas, periódicos. En la cruenta realidad de su exilio, visita a muchos países: la Habana Cuba, Colombia, Panamá, San Juan de Puerto Rico, Guatemala, Costa Rica, Estados Unidos; porque tenía el objetivo de luchar contra las dictaduras imperialistas, apoyadas por los Estados Unidos de América: la de Juan Vicente Gómez en Venezuela y Francisco Baptista Galindo en Cuba.
La figura de Pío Tamayo ha venido siendo reivindicada en las últimas dos décadas, por su innegable labor política, periodística, poética, generalmente desarrollada en la clandestinidad, ya que fue fichado como comunista por el régimen de Gómez. Sin embargo, en el pueblo del Tocuyo, era conocido como el hijo de los hacendados: José Antonio Tamayo Pérez y Sofía Rodríguez. A la muerte del primero, en 1914, Tamayo aun muy joven, debe dejar sus estudios en la escuela La Salle de Barquisimeto, y venir a encargarse del negocio de sus padres. Por eso también fue conocido como comerciante, pero no del tipo de los que sólo les interesa la prosperidad de sus haberes, sino alguien preocupado por el bienestar de sus trabajadores. Una marcada diferencia con los antiguos dueños (sus padres), porque eran de la mentalidad del mercader colonial. Donde el único deber del empresario con sus empleados era la paga, y no el contexto donde éste desarrollaba dicha actividad. Tamayo hace adquisiciones de maquinaria moderna, implementa la red eléctrica para las casas de los campesinos de su hacienda, instala servicios sanitarios, crea una granja porcina y un sistema de transporte entre el Tocuyo y Barquisimeto a precios solidarios. Intenta la conformación de cooperativas agrarias, pero que no dan resultado por el alto grado de integración, inversión y organización que implicaba. Sobre todo en un momento en que las grandes batallas políticas lo llevan a los derroteros que todos conocemos.
Tamayo lucha en contra de la opresión política y sigue sembrando los valores del marxismo, que lo enfrentan a una dictadura obviamente omnímoda. Es uno de los jóvenes estudiantes que va a celebrar los carnavales de ese año 1928, de una forma no prevista para las autoridades. En plena ceremonia de coronación de la reina del carnaval Beatriz I, alza su voz y narra el poema que lo inmortaliza: "Homenaje y demanda del Indio".
La pieza fue interpretada por Gómez como sediciosa y comunista, y por eso Tamayo fue puesto en la Rotunda y en el castillo Libertador de Puerto Cabello, junto a otros conocidos estudiantes.
Por las condiciones de salubridad de los calabozos, adquiere tuberculosis, y es puesto por fin en libertad en 1934, aunque los estragos de la enfermedad provocan su muerte el 5 de octubre de 1935. Hoy quiero recordar este insigne venezolano con uno de los fragmentos más conmovedores de su poema:
"…Pero no, Majestad que he llegado hasta hoy,
y el nombre de esa novia se me parece a vos!
Se llama LIBERTAD!
Decidle a vuestros súbditos
-tan jóvenes que aún no pueden conocerla-
que salgan a buscarla, que la miren en vos,
¡Vos, sonriente promesa de escondidos anhelos!
Vuestra justicia ordene,
Y yo enhiesto otra vez,
-alegre el junco en silbo de indígena romero-
armado de esperanzas como la antigua raza,
proseguiré en marcha,
pues con vos, Reina nuestra,
juvenil, en su trono, ¡se instala el porvenir!."
Homenaje y demanda del indio
José Pío Tamayo
