Castro y Gómez ¿Caudillos o dictadores?

Quizás, una forma cinematográfica de definir a Juan Vicente Gómez, y a su compadre Cipriano Castro, sería el de “andinos matacaudillos”. Porque es de esta forma que ambos entran al siglo XX venezolano, derrotando a los pintorescos hombres que se habían constituido simultáneamente en peligro y seguridad de los habitantes de ese conjunto de regiones y pueblos desarticulados en la Venezuela sin carreteras del siglo XIX. 

Nuestro pasado republicano, ciertamente, lleno de crudas verdades, también ha desperdigado mitos dantescos que algunos “historiadores”, engolosinados de lecturas epopéyicas y desprovistos de toda metodología, propagan sin escrúpulo alguno, resaltándolo en sus trabajos como parte de la verdad histórica. O, por ejemplo, omitiendo evidencias constatables de un peculiar personaje de nuestra historia política como lo fue Juan Vicente Gómez; esto, para que sea tácitamente relacionado o entendido con lo que pretenden. Uno de ellos, es la afirmación de que Gómez era un hombre de temperamento fuerte pero benévolo, también el padre fundador de la Venezuela moderna o como el propio Laureano Vallenilla Lanz lo definiera, el “Gendarme Necesario”, entre otras aseveraciones absurdas. 

Por supuesto, es un hecho conocido que alrededor de todo político, caudillo o gobernante, suele concurrir una fanaticada presa de efervescencia y adulación, que no podría tomarse como fuente válida para un estudio riguroso de los méritos del personaje. La adulación puede ser el caldo de cultivo para propagar invenciones.

No obstante, más allá de las elucubraciones, existe, sí, un dilema histórico que se nos presenta cuando estudiamos a Juan Vicente Gómez: ¿será este acaso el último caudillo que nos sorprendió inadvertidos en la primera parte del siglo XX o, por el contrario, se trataba de un dictador. Para algunos historiadores, tanto Gómez como Castro, eran descendientes de aquella generación de mortales que tomaban las armas e inventaban una revolución como requisito para llegar al poder central en Caracas. Rita Jáimez Esteves, en su trabajo sobre los caudillos venezolanos, dice: 

…el caudillo nace de la crisis política de inicios del siglo XIX, del vacío de poder que dejó la lucha independentista. Instaurar una estructura de poder interna fue una tarea realmente difícil, compleja. Varios estamentos sentían que tenían derecho al poder, que este les pertenecía porque la república llevaba su sangre, sus leyes o su liderazgo…

 

El historiador Tomás Straka, también define a Gómez, como parte de esa vieja generación de caudillos: republicanos, liberales y autocráticos, que podían mantener su discurso liberal, aunque sus acciones como gobernantes, contradijeran a las primeras; y, aun siendo simultáneamente un “liberal-autocrático”, era parte de ese proceso histórico. Gómez, sigue a su compadre Cipriano Castro, que es la cabeza de la “Revolución Liberal Restauradora”; y de ese modo, se convierte en parte del movimiento que llega a Caracas y toma el control. En este sentido, Castro es más caudillo, porque vocifera a la montonera y resalta su carisma popular de líder que mueve gente. Los 59 hombres expatriados que lo siguen más allá del río Táchira, en Cúcuta, y que regresan con él, determinados a llegar al centro norte, a la ciudad de Caracas (la tierra de los “patiquincitos” que manejan el poder), han dejado su región, porque están dispuestos a cambiar las condiciones de un territorio mucho más grande. Por ese tiempo, seguían al líder de su confianza, y en Castro, parecían confluir los rasgos predominantes del caudillo decimonónico.

El finado historiador Domingo Irwin, especialista en Relaciones Civiles y Militares en la historia de Venezuela, nos clarifica un poco el panorama. En primera, no se puede definir al caudillo sólo por su temperamento o personalidad. Existen dos categorías a tomar en consideración: el Anárquico, que se desarrolló entre 1812-1817 y el Despótico, entre 1859-1872. Ambos períodos, se caracterizaron por “una lucha encarnizada entre caudillos rivales por el ejercicio del poder, aunque ninguno de los grupos en pugna logró consolidar su autoridad en todo el territorio nacional.”  Pero es el Despótico, el que lo logra por mucho más tiempo. Dice Irwin, que lo hace básicamente a través de la imposición de su autoridad violenta, sea por compromisos de ascensos, distribución del poder o tierras. 

Respecto a Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, Domingo Irwin, sostiene que sus regímenes no reunieron las características de un gobierno caudillista, porque su poder estaba asentado bajo una organización militar, centralizada y con una contundente cobertura nacional. Más adecuadamente, deberían ser entendidos como gobiernos dictatoriales. 

Con militares carentes de características típicas del caudillo del siglo XIX, es con los cuales Castro primero y luego Gómez, estructuran una organización militar con efectiva cobertura nacional.

 

Manuel Caballero, del mismo modo, expone que, Gómez, era un dictador, y entiende el proceso histórico de esos 27 años como una dictadura, esto, en vista de que logró forjar un sólido y moderno Ejército Nacional. También, resalta, que la forma regulada y disciplinada en que las tropas empezaron comportarse bajo el mandoblazo del Benemérito, incluso, mucho antes de ser él, la cabeza del gobierno, cuando enfrentó en 1903 al banquero Manuel Antonio Matos, ya comenzaba a trazar una distante diferencia con los regimientos anárquicos y respondones del pasado. 

Justamente cuando llega al poder en 1908, Gómez, se preocupa en modernizar, colegiar y dar marco legal a la fuerza militar que aseguraba su permanencia y para dar muerte definitiva al Caudillismo. Del mismo modo, porque en la medida que las fuerzas Armadas venezolanas van pareciéndose a la de otros países, su gobierno también. 

Lo anterior, tiene sustento en fuentes de la época. Como en el periódico “El Nuevo Diario”, del año 1910, donde se observa cómo se profundiza la modernización del ejército en tiempos de Gómez. Porque el poder de los caudillos era endeble, inconsistente, y sus montoneras seguían al que mejor pagaba. Pero el rasgo fundamental de esa forma de gobierno que comienza a configurarse con Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, era el de un ejército organizado, centralizado y moderno, capaz de afianzarlos en el poder y convertirlos en la figura fuerte, aunque anómala, de la primera parte del siglo XX venezolano. 

 

I.- Fuentes

 

Bibliográficas

 

ARRÁIZ L. Rafael. “Historia Política de Venezuela 1498 a Nuestros Días”. Bogotá D.C., Editorial Universidad del Rosario. Primera edición, 2013, pp.414.

CABALLERO Manuel. “Crisis de la Venezuela Contemporánea 1903-1992.” Alfadil Ediciones, 2003, pp. 223

DOMINGO Irwin G. “Relaciones Civiles-Militares en Venezuela 1830-1910.” Primera Edición,1996, pp. 166.

FORTOUL, José Gil. Historia constitucional de Venezuela. Caracas, 1930.

HERNÁNDEZ, Tulio. Rostros y Personajes de Venezuela. C.A. EDITORA EL NACIONAL. Caracas, 2002, p.350

MORÓN, Guillermo. Historia de Venezuela. EL NACIONAL. Caracas. 2011. p.346

MIJARES, Augusto. La Evolución de la Política de Venezuela 1810-1960. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2004, pp.231.

PLAZA, Elena. Venezuela: La Construcción de la República. Caracas, Fundación Rómulo Betancourt, 2011, pp.237.


Electrónicas

Elías Pino Iturrieta, “Laureano Vallenilla Lanz”, Diccionario de la Fundación Polar en https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/v/vallenilla-lanz-laureano/

Elías Pino Iturrieta, “Cipriano Castro”, Diccionario de la Fundación Polar en https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/c/castro-cipriano/

Napoleón Franceschi, “Caudillos y Caudillismo en la Historia de Venezuela”, (Caracas, 2019) en https://www.unimet.edu.ve/wp-content/uploads/2020/01/Libro-Prof.-Franceschi-El-Caudillismo-1.pdf

Ramón J. Velasquez, “Juan Vicente Gómez”, Diccionario de la Fundación Polar en https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/g/gomez-juan-vicente/

Straka, Tomás. (2013). Venezuela. La era de los gendarmes. Caudillo y liberalismo autocrático. 1861-1936. Caracas: Fundación Rómulo Betancourt en https://saber.ucab.edu.ve/xmlui/handle/123456789/20103

 



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Axel Blanco Castillo

Escritor y docente venezolano (Caracas, 1973). Profesor egresado del Instituto Pedagógico de Caracas en la especialidad de Historia y Geografía. Actualmente cursa maestría en Historia de América Contemporánea en la UCV. Algunos de sus cuentos han sido publicados en portales literarios como: Letralia, Revista Prótesis, Realidades y Ficciones, Almiar, entre otras. Es autor de Más de 48 horas secuestrada y otros relatos (CreateSpace Independent Publishing Platform, 2014) y Al borde del caos (El Perro y la Rana, en proceso de impresión).

 blancoaxel73@gmail.com

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