Este pasado viernes, el Presidente Nicolás Maduro anunció, en la celebración de un aniversario más del Frente Francisco de Miranda, un nuevo plan para reactivar las empresas del Estado. En este acto el Presidente ordenó:
"El Frente Francisco de Miranda al frente de todas las empresas, junto a la juventud, junto a la Fuerza Armada. Una gran alianza cívico militar de recuperación empresarial. Así lo ordeno de manera inmediata."
Está claro que las y los trabajadores de esas empresas no fueron incluidos en este plan de "recuperación". Por lo menos, queda claro que no jugarán un papel protagónico. Pero esto no es todo. A lo anterior, el Presidente agregó que:
"Quiero esta misma semana que viene empiece la reestructuración operativa, funcional y la reactivación productiva de todas las empresas públicas estadales, estratégicas y socialistas del país (…) Es unir la fuerza de la clase obrera con la fuerza de la revolución y la capacidad para resolver los problemas de logística, de insumos, para parir resultados (...). Ir resolviendo cada asunto, ir encadenando un ecosistema virtuoso, nuevo, de la economía productiva".
Leamos con detenimiento esta declaración. En su llamado a la "reactivación productiva", reconoce que las "empresas públicas, estadales y socialistas" actualmente o no están produciendo o están produciendo muy poco. No nos explica el Presidente las razones por las cuales están empresas no producen. Lo que si supone el Presidente, es que independientemente de las causas, para cambiar esta situación basta con una orden presidencial. En otras palabras, la voluntad del Presidente sería suficiente, pensamiento que se afirma al decir que: "lo ordeno de manera inmediata" y "Quiero esta misma semana que viene empiece …", y voalá, con este acto de voluntarismo se resolvería el problema.
Lo que si señala el Presidente es su visión de quiénes serían los actores que llevarían adelante su plan para resolver el problema de la inoperatividad, de la falta de funcionalidad y de productividad de las empresas estatales. Y cuales actores no tienen la capacidad para llevar adelante esa tarea. Veamos. Primero, señala el Presidente Maduro que se trata de "unir la fuerza de la clase obrera con la fuerza de la revolución". Está claro que para el Presidente que la clase obrera no es portadora de la "fuerza revolucionaria". Con esta expresión hace un llamado a la unión de dos fuerzas separadas, la de la clase obrera por un lado y la de la revolución por el otro. Segundo, manifiesta que a estas dos fuerzas debe unirse "la capacidad para resolver los problemas de logística, de insumos, …". Por tanto, tampoco le reconoce a la clase trabajadora la capacidad para resolver problemas logísticos y de insumos. Tenemos así que la clase trabajadora ni es portadora de "la fuerza de la revolución" ni tiene la capacidad para resolver problemas de logística.
En esta premisa sobre la incapacidad de la clase obrera, tanto en lo político como en el manejo de la producción, se apoyó el Presidente para justificar la designación del Ministro Tarek El-Aisami como "director" de esta operación, de miembros del Frente Francisco de Miranda como operadores políticos, la incorporación de jóvenes por medio del Plan Chamba Juvenil, ahora Misión, como nuevos trabajadores y la designación de militares para la conducción de todas las empresas públicas. En este escenario, las y los trabajadores quedan en el fondo, pasan a jugar un papel secundario.
Creo que se comete un grave error. Sin el protagonismo de la clase trabajadora, guiada por una teoría revolucionaria, sin el control obrero de las empresas del Estado todo plan productivo está condenado al fracaso.