Jorge Arreaza ha estado en varios cargos, como se dice en Cumaná, "matando la perra", lo que no significa nada denigrante, sino dándole "tiempo al tiempo". Allí acurrucadito con su cara de muchachito bueno, de yo no fui y bien protegido del sol mientras la tarde avanza.
Eso sí, en cargos de mucha representatividad, de acuerdo a su rango y sin tener necesidad de salir a la calle a buscar que comer y se pueda comprar con los bajos salarios que el común percibimos. Quienes escriben, es cierto, pueden hallar en la calle una infinita cantidad de cosas reales, que si uno puede ponerle algo de creatividad para quitarle lo rutinario de la vida y el sabor empalagoso que ella tiene, pudieran hacer muy buenas obras. Como las de aquellos del "boom" literario. Solamente falta una cosa, el talento que "natura" da y Salamanca "non lo presta", pero con mucha discreción y no hay forma de pedirlo prestado a otro quien lo tiene, pero ni siquiera lo alquila como si fuese un "punto de venta", no porque no quiera sino por serle imposible. Eso sí, tendrían que lograr lo de Arreaza, disponer de tiempo y no pasársela de aquí allá, buscando cosa por cosa en sitios diferentes y hasta bastante o por demás distanciados.
Pérez Abad es diferente. Procede de una familia metida en los negocios y desde joven, muy joven que yo sepa, pues sé de ellos desde hace muchos años. Tanto como que llevo cincuenta y cuatro años viviendo en Barcelona y desde esa época sé de los Pérez Alemán. También sé de una actividad suya temprana promoviendo la pequeña industria. Es decir que, ha sido un tenaz trabajador y además metido en los negocios, el área industrial y pensando en los detalles que eso comporta.
El Aissami, sé tanto de él como cualquier venezolano medianamente informado. Se trata de un joven abogado, desconozco si tiene alguna especialidad, que al poco tiempo de graduarse, lo sé por los años, ya estaba en puestos de gran responsabilidad en el gobierno. De él y el primero de los nombrados, se pudiera decir que nacieron gobernando. Si tomamos en cuenta a la edad que normalmente se comienza a trabajar, por donde suele comenzar casi todo el mundo, por debajo, ellos no. El primer trabajo que consiguieron fue de jefes, donde se llega casi siempre después de un largo aprendizaje y un joderse. Es decir, entre Pérez Abad, por un lado, Arreaza y El Aissami, por el otro, hay una enorme diferencia y distintos los motivos. Pues el primero, eso lo sé bastante bien, nunca dio manifestaciones ni hizo alarde de ser "revolucionario", marxista ni socialista, pero si comprometido con la pequeña industria, lo que lo insertaba de hecho, por razones de clase a un proyecto liberador y desde joven dedicado al trabajo productivo y creador. Observe el lector, que he dejado por fuera a Elías Jaua, porque el asunto específico que me interesa no lo incluye, pero por otras razones bien pudo haber aparecido en la comparación.
Cuando los huevos comenzaron a desarrollar alas y alguien se percató del valor de los mismos en la dieta del venezolano, empezaron por subir de precios tan a la carrera como si de repente compitiesen en la Fórmula 1. Ya Pastor Maldonado había perdido el privilegio que le otorgó Rafael Ramírez de financiarlo para que viviese unos ratos de grandeza y fama aunque llegase siempre entre los últimos y los venezolanos tuviésemos como distraernos todos los domingos por el fervor nacional. Estando las cosas así, el presidente vistió a Arreaza de cruzado y le puso al frente de la "Misión Huevo". El empuje de aquellos desalmados e infieles, fue tan agresivo y falaz que con sus huevos y Arreaza hicieron una tortilla, se lo llevaron por delante, le apartaron y a sus huevos, más alto, pusieron a volar. El presidente ante aquello optó como siempre en este tipo de lides, por hacerse el loco y a Arreaza, como para también disimulase y consolase por la terrible derrota, le convirtió en rey Midas. Le mandó a las minas para que todo lo convirtiese en oro. Pero allá hay que ser más pila, porque no se lidia con pollos ni gallinas sino con verdaderas fieras. Quizás por esto mismo, antes que se lo comiesen vivo, lo trasladó a la cancillería. Mientras tanto los huevos han venido volando más alto que las palomas.
Como Pérez Abad, según ya dijimos, desde joven está en el mundo de los negocios y empresarial, encargaron de resolver el problema del pollo. Éste, viendo volar los huevos y pensando con sentido racional que debía ser él quien volara y alto, no los huevos, se dejó de pendejadas y empezó a dar brincos hasta que tomó vuelo. Para evitar esto pusieron de responsable a Pérez Abad y tampoco pudo con la múcura, esa "enorme capacidad de control que ejerce el Estado venezolano sobre los precios", según el decir de los empresarios y economistas de la escuela capitalista, como una hasta "infantil" excusa, en nada ayudó y el pollo sigue como cohete espacial. Vuela y no se conforma con hacerlo de manera horizontal sino con el pico hacia arriba.
El gobierno, como el avestruz, escondió la cabeza y dejó que pollo y huevo o mejor los empresarios del ramo, levantasen los precios hasta donde les diese la gana.
Pero en enero, el vicepresidente, Tarek El Aissami, nos habló del P-50. De la regularización de precios o "Precios Acordados" con unos empresarios que no se les ve la cara ni tampoco la firma en papel alguno. Hasta dio fecha para anunciar esos precios y el papel, si llegó a firmarse, se quedó engavetado y todo el mundo esperando los precios. ¡Sobre todo por eso que dicen empresarios y opinadores, que este gobierno es tan cuidador que se merece, como dicen en el futbol, llamarle un verdadero cerrojo y buen marcador! Por eso, todo siguió como venía, los precios en alza imparable y otra vez el gobierno se hizo el desentendido.
Ahora en otro cargo, bajado de la Vice presidencia, es decir, con menos rango, El Aissami viene por lo mismo. Por su descenso no debe ser que le asignaron la misma tarea, pues eso como pensamiento es contradictorio. A lo mejor viene por "turco". Los venezolanos, por una vieja cosa, tanto como un paisaje, llamamos turco también a los árabes. Turco ha sido todo aquel que no hablase como nosotros, fuese propietario de una tienda, vendiese al fiado y tuviese ciertos rasgos y forma de hablar que lucían parecidos. El Aissami, supongo es de origen árabe, pero para nuestros tiempos de muchachos le hubiésemos dicho turco sin ponerlo en duda. Aunque eso no ha cambiado mucho. Y los turcos, como ya quedo dicho, entre nosotros son buenos comerciantes, especialistas en hacer negocios donde siempre ganan. Quizás por eso, el presidente piense que está mandado a hacer para llegar acuerdos, aunque sea con fantasmas para ponerle freno a los precios.
Pero según la cuenta, los nuevos precios, o mejor la lista respectiva del P-50, debió salir días atrás, porque hace dos semanas, entre miércoles, jueves y viernes de entonces, el trabajo de estudio de costos estaría listo. Y hoy es 11 de julio y nada. Pareciera que, ojalá me equivoque, y no suceda eso teme el PPT, los acuerdos son secretos, a espaldas del pueblo, sino que el gobierno, como antes, decida volver a olvidar eso. Mientras tanto, como cosa curiosa y hasta coincidente con algo que antes dije, a El Aissami, quien en lugar de estar aquí vigilando que salga el P-50, anda por Turquía, le acaban de nombrar de responsable especial de las relaciones comerciales de Venezuela con ese país. ¡Tronco de P o T-50! Hasta se parece al nuevo cono monetario.
*P: Precios
*T: Trampa