Normalmente en todos los pueblos y lugares que uno frecuenta, la situacion es similar y solo el esfuerzo por cambiar puede hacer la diferencia (el ser humano es un animal de costumbre)
En este nota voy a contar la historia de mi hermano de juventud y referirme con ella a mi barrio querido MARIN en San Agustín del Sur, el barrio de MADERA.
Resulta que en ese lugar donde empecé a construir suños de vida, vive aún Eudomar (nombre ficticio) el fanfarrón del barrio.
Eudomar se convirtió en el típico charlatán prepotente que poco a poco se fue ganando el desprecio de los parroquianos; a pesar de haber crecido juntos, la descomposición lo absorbió para que el sistema lo utilizara para maltratar a sus hermanos; hablaba con palabras groseras y gestos ofensivos, sus manos imitaban un ventilador, golpeando a sus interlocutores con la gestualidad; con el tiempo fue desarrollando en su actitud de vida una prepotencia insoportable; no tenia respeto por nada: cuando se emborracha su conducta empeoraba vomitando ofensas a sus coterraneos habitantes del sector a tal punto que fue ganando desprecio de los que no tenian paciencia para aguantar su impertinencia y eso fue creando a nivel físico un adefesio humano lleno de cicatrices con marcas en el cuerpo de las tantas agresiones que recibia por cada acto de soberbia que protagonizaba.
La personalidad prepotente de Eudomar le bloqueaba la interrelación para la convivencia; no le dejaba comprender el odio que sé estaba ganando alrededor de los parroquianos y seguia tozudamente practicando la conducta grosera que lo hundia en la insistencia de auto destruirse, tanto que ese cuerpo amorfo que se movía ahora solo sin nadie que lo acompañe, andaba perdido en la desesperación y la arrogancia, en conchupancia con seguidores de su mismo estilo que abandonaron la convivencia.
A pesar de su negativa a masificar la relación con su semejantes; Eudomar era buscado por sus hermanos de siempre para hacerlo volver a la sindéresis; por respeto a sus antepasados lo incitaban a cambiar su conducta, pero tercamente insistia, seguia andando con su banalidad, ya casi no caminaba, tenia herida de tiros en las piernas, la cara cortada con puñaladas mal curadas y el aspecto de su figura era de un hombre llegado de un combate donde lo unico que le quedaba era la respiración para internarse en un hospital y recibir una cura que le permita volver a la vida: porque de la forma que andaba no iba llegar muy lejos si seguia con la actitud que le había destruido la existencia que en otro tiempo fue hermosa, llena de LUCHA como en todos los barrios y hoy Eudomar carga el fracaso marcado en la frente y solo puede curarse volviendo a la sindéresis, porque
PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.